domingo, 31 de julio de 2011

‘Chalets de altura’ están de moda

Son viviendas, en su mayoría, de comerciantes pujantes, que buscan “estatus” al vivir en una construcción con características de un chalet, pero que no abandonan su naturaleza comercial, pues en las plantas inferiores del inmueble instalan tiendas de todo tipo de actividad, salones de baile, oficinas y otro tipo de actividades económicas, según el presidente del Colegio de Arquitectos de la ciudad de El Alto, Freddy Herrera.

“La planta baja es comercial para ferretería o tiendas en general; el segundo piso suele ser un restaurante; el tercero está pensado para salón de fiestas; el cuarto a veces es para un alojamiento u otro salón; y ya en el quinto o sexto viene esta construcción (el chalet), que rompe con todo el esquema inicial”.

Pero estas estructuras llamativas, con techos de teja, ventanas en forma de arco, solario y terraza con parrillero, son estrechas, incómodas y poco elegantes, según Víctor Rodríguez, jefe de la Unidad de Administración Urbana de la Alcaldía alteña.

“Si nos ponemos a observar el diseño, por fuera es muy llamativo, hasta espectacular, pero es una cáscara de huevo porque en el interior aún vamos a encontrar cortinas de nylon, cajas en desorden, el piso quizás sólo con vaciado de cemento”.

La Razón recorrió la avenida 6 de Marzo desde el puente Vela hasta la Alcaldía central, donde contabilizó al menos 37 construcciones de este tipo, incluido el edificio de la Alcaldía Municipal, que tiene en la terraza una construcción tipo chalet.

Ingresar en una de ellas fue imposible debido al recelo de los propietarios, que no lo permitieron. Sólo se pudo visitar una de estas moradas que está en construcción, donde se apreció que los ambientes eran estrechos, aunque con un solario extenso.

El costo de estos edificios sobrepasa los 150.000 dólares y puede alcanzar los 250.000, en función al material que se emplee en el acabado, según estimaciones de los arquitectos, que calcularon que cada piso cuesta entre 40 y 50.000 dólares.

“Se trata de demostrar lo pudientes que pueden ser. Es una forma de ostentación, por eso las edificaciones son llamativas y enormes”, señaló el arquitecto Herrera, pues según sus apuntes “a mayor visibilidad y voluptuosidad, es mayor la importancia que uno puede adquirir en su círculo social conformado por comerciantes”.

Los profesionales consideran que la proliferación de estos edificios se debe a que en El Alto hay un gran movimiento económico.

“Si existen más de estas casas en toda la ciudad de El Alto es porque se está demostrando la capacidad comercial y el flujo económico que existe no sólo en las zonas que se consideraban comerciales, como la Ceja, la 16 de Julio, Senkata u otras, sino también en la periferia y anexas”, indicó Víctor Espejo, dependiente de la Unidad Administrativa Territorial.

Hay arquitectos que llaman a este tipo de construcciones “arquitectura chola”, por lo llamativo de sus colores en la obra fina; otros en cambio la llaman “arquitectura emergente” porque aún no tiene un trazo definido, pero hay quienes prefieren catalogarla como parte de la “identidad” de El Alto.

Visiones y tendencias en debate

Los “chalets en la altura” provocan el debate de los arquitectos. Para unos son expresión de la “arquitectura chola”, por los colores chillones y la mezcla de estilos; para otros se trata de una “arquitectura emergente” porque aún no tiene un trazo definido ni estandarizado; aunque algunos ya la denominan “arquitectura que identifica a la urbe alteña” por sus características singulares. El jefe de la Unidad de Administración Urbana, Víctor Rodríguez, considera que estas edificaciones muestran “un mejoramiento urbano”, pero que aún tienen falencias y por lo tanto son una invitación a las autoridades a debatir para mejorarlas.

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