lunes, 30 de enero de 2012

La arquitectura de las ciudades es una mezcla de todo

La heterogeneidad de estilos y formas distingue a la arquitectura caribeña, así como diversos son los orígenes de los pobladores de esos territorios bañados por un mar común.

El colorido, la combinación y variedad de elementos, así como la disparidad de altitudes, revelan en sus construcciones algunos misterios de naciones marcadas por la confluencia de múltiples herencias.

El Caribe es uno y es muchos. Su riqueza reside en la unidad dentro de la diversidad que puebla los territorios esparcidos por este espacio geográfico. Las ciudades caribeñas reflejan de manera creativa la mezcla de patrones arquitectónicos de origen español, británico, holandés, francés y portugués, con poco o nada de los legados aborígenes, africanos y asiáticos de sus pueblos.

La casa de madera de puntal alto, techos de tejas de barro cocido y espacios considerables, representativa de la construcción del siglo XIX y de las primeras décadas del siglo XX, reina en otras partes del Caribe. Esas añejas edificaciones pueden hablar de las luchas libradas en sus contornos, en medio de las cuales cuajó la identidad caribeña, con su alegría contagiosa, su apego a la familia, generosidad y otros innumerables atributos.

domingo, 8 de enero de 2012

Arquitectura Moscoso

Incrédulos, decidimos visitar la Casa Moscoso. Nos recibe Javier Moscoso, parte del consorcio familiar. Efectivamente, la vivienda parece salida de un cuento de hadas. “Buscamos crear hogares confortables, modernos, vanguardistas, inspiradores, consecuentes, conscientes y, sobre todo, eficientes, que cuiden nuestro futuro y el de nuevas generaciones. Crear una nueva manera de vivir”, nos comenta.

“Hay que cambiar la forma en que hacemos arquitectura y ser como la naturaleza: eficiente. No seamos de esos ecologistas que creen que hay que hacer todo de barro o madera para ser conscientes con el medio ambiente”. Hecha de ferrocemento, la casa parece un cascarón de huevo amorfo; sus muros, techos, muebles y puertas son parte de la misma estructura. Para solucionar el tema de las cortinas, se piensa utilizar agua de colores, pues las ventanas no tienen forma. Cristales de colores iluminan los cuartos. El agua que se usa pretende ser reciclada para regar los jardines.

Hacia los Condominios Naturales

La empresa Moscoso, donde Javier es subgerente, es liderada por Mario. Lleva años de vigencia y desde hace seis realiza proyectos, conferencias y cursos en el extranjero. Apunta a la innovación arquitectónica en base a ferrocemento y vidrio, “pues lo importante es usar la menor cantidad de materiales para una mayor superficie de construcción, sin que esto signifique bajar la calidad de los mismos, como las cáscaras de los huevos o las estructuras calcáreas”.

“Por eso nos hemos especializado en el uso del ferrocemento, por su maleabilidad y versatilidad y por su excelente comportamiento estructural; es adecuado contra vientos, sismos e inundaciones y, sobre todo, porque este sistema mitiga el calentamiento global; con éste, el desperdicio de materiales, en comparación con sistemas tradicionales, es menor al 40%, lo que significa una menor carga ambiental”, añade.

Muchas veces, los Moscoso tuvieron que fabricar o diseñar sus elementos constructivos, adaptando los de autos, barcos, aviones o helicópteros.

“Uno se convierte en la mano, y los obreros, en el lápiz, en un lienzo de aire dibujado por los materiales que van a ser pintados por el color de la naturaleza”. Ahora plantean una idea que va más allá de las edificaciones únicas y aisladas: los Condominios Naturales, una nueva forma de vivir que combina la agroecología, una tecnología de punta con mayor confort en la viviendas y el uso de energías renovables.

“No se puede separar la ecología de la vida y la arquitectura. Y nuestro mayor reto va a ser que la gente imagine y vea la arquitectura, no como la reproducción de revistas y estilos que se ven como moda, sino como identidad, arte y técnica, una manera de vivir. O sea, debe ser vida”, sentencia Javier.