sábado, 25 de febrero de 2012

CUESTIONES TIPOLÓGICAS. (II)

Pienso, pues, en un concepto de tipo como en algo permanente y complejo, un enunciado lógico que se antepone a la forma y que la constituye.
Uno de los mayores teóricos de la arquitectura, Quatremére de Quincy, comprendio la gran importancia de este problema y dio una definición magistral de tipo y de modelo.
[....] La palabra tipo o representa tanto la imagen de una cosa que copiar o que imitar perfectamente cuanto la idea de un elemento que debe servir de regla al modelo [...]. El modelo entendido según la ejecución práctica del arte es un objeto que tiene que repetirse tal cual es; el tipo es, por el contrario, un objeto segun el cual nadie puede concebir obras que no se asemejen en absoluto entre ellas. Todo es preciso y dado en el modelo; todo es más o menos vago ex el tipo. Así, vemos que la imitación de los tipos nada tiene que el sentimiento o el espíritu no puedan reconocer.
[...] En todas partes el arte de fabricar regularmente ha nacido de un germen preexistente. En todo es necesario un antecedente; nada en ningún género viene de la nada y esto no puede dejar de aplicarse a todas las invenciones de los hombres. Así, vemos que todas, a despecho de los cambios posteriores, han conservado siempre claro, siempre manifiesto al sentimiento y a la razón su principio elemental. Es como un especie de núcleo en torno al cual se han aglomerado y coordinado a continuación los desarrollos y las variaciones de forma, de los que era susceptible el objeto. Por ello nos han llegado mil cosas de todos los géneros, y una de las principales ocupaciones de la ciencia y la filosofía para captar su razón de ser es investigar su origen y su causa
primitiva. Eso es a lo que hay que llamar tipo en arquitectura, como en cualquier otra rama de las invenciones y de las instituciones humanas.
Nos hemos dejado llevar a esta discusión para dar a comprender el valor de la palabra tipo tomado metafóricamente en una cantidad de obras y el error de aquellos que, o lo desconocen porque no es modelo, o lo desnaturalizan imponiéndole el rigor de un modelo que implicaría las condiciones de copia idéntica.
En la primera parte de la proposición, el autor descarta la posibilidad de algo que imitar o copiar porque en este caso no habría, como afirma a segunda parte de la proposición, «la creación de un modelo», es decir, no se haría arquitectura.
La segunda proposición afirma que en la arquitectura (modelo o forma) hay un elemento que tiene su propio papel; por lo tanto, no algo a lo que el objeto arquitectónico se ha adecuado en su conformación, sin algo que está presente en el modelo. Esa, de hecho, es la regla, el modo constitutivo de la arquitectura.
En términos lógicos se puede decir que este algo es una constante. Un argumento de ese tipo presupone concebir el hecho urbano arquitectónico como una estructura; una estructura que se revela y es conocible en el hecho mismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario