Por ahora creo poder afirmar que cualidad y destino distinguen
los elementos primarios,
entendidos en el sentido de una lectura geográfica,
de
los
monumentos. Y estoy convencido de que
siguiendo estas indicaciones se podrán enriquecer
las investigaciones positivas sobre el comportamiento de los grupos humanos y del individuo en la ciudad.
He señalado
el
intento
realizado
por
el
norteamericano Kevin Lynch, aunque sea
por
otros caminos; esperamos
que sean profundizadas estas investigaciones experimentales
y que
puedan
ofrecernos
importantes materiales para valorar todos los
aspectos
de la psicología urbana. De manera que se puedan iluminar los estratos más profundos de la
conciencia colectiva tal como se forma
en la ciudad.
Con
el
mismo concepto de cualidad se podrán
iluminar
los
conceptos
de
área
y
de
limite, de territorio político
y de frontera que ni el mito de la raza ni la comunidad de lengua o de religión son suficientes para fundamentar.
Aquí
se
indican sólo direcciones
de
investigación;
muchas
de
estas investigaciones
surgen de la psicología, de la sociología, de la ecología urbana.
Estoy convencido de que éstas tomarán nueva luz cuando tengan más en cuenta, o simplemente puedan tener
en cuenta el ambiente físico y la arquitectura de nuestras ciudades.
Así como nosotros ya no podemos ocuparnos de la arquitectura de la ciudad —en otros términos, de la arquitectura misma— sin este cuadro general
en el que se conjuntan
los hechos urbanos.
En este sentido he hablado de la
exigencia de un nuevo tratado.
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