martes, 31 de julio de 2012

Individualidad de los hechos urbanos. - III

[...] El paisaje gótico, o más bien el arte gótico como lugar, ha creado una Francia inédita, una humanidad francesa, tales líneas de horizonte, tales perfiles de ciudad; en suma, una poética que nace de ellos y no de la geología o de las instituciones capetianas. Pero, ¿no es la propiedad de un ambiente la de generar sus mitos, la dc conformar el pasado según sus exigencias?’ 
Como cualquiera puede ver, la sustitución de arte gótico como lugar por paisaje gótico tiene enorme importancia. 
En este sentido la construcción, el monumento y la ciudad, llegan a ser lo humano por excelencia; pero en cuanto tales, están profundamente unidos al acontecimiento originario, al primer signo, a su constituirse, a su permanecer y su desarrollarse. Al arbitrio y a la tradición. 
Así como los primeros hombres se formaron un clima, también se formaron un lugar, y fijaron la individualidad de éste. Las anotaciones de los tratadistas sobre encuadramiento del paisaje referido a la pintura, la seguridad con que los romanos, al construir nuevas ciudades, repetían elementos idénticos confiando precisamente al locus el valor de transfiguración, muchas otras cuestiones nos hacen intuir la importancia de estos hechos; y al afrontar problemas de este tipo es cuando nos damos cuenta de por qué la arquitectura fuese tan importante en el mundo antiguo y en el Renacimiento. 
La arquitectura «conformaba» una situación; sus mismas formas cambiaban en el cambio más general de la situación, constituían un «todo» y servían para un acontecimiento constituyéndose ellas mismas como acontecimiento; sólo así se puede entender la importancia de un obelisco, de una columna o de una lápida.
 ¿Quién puede ya distinguir entre el acontecimiento y el signo que lo ha fijado?

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