miércoles, 25 de julio de 2012

LA CIUDAD ANTIGUA - III

¿En qué sentido entonces la ciudad antigua llega a ser el lugar o se continúa en la ciudad moderna? Para Pirenne es completamente falso atribuir la formación de la ciudad medieval a la acción de la abadía, del castillo o del mercado. Las ciudades nacen con sus instituciones burguesas, a causa del despertar económico e industrial de Europa. 
 ¿Por qué y cómo, por así decir, se instalan en la ciudad romana? Porque las ciudades romanas, sostiene Pirenne, no eran creaciones artificiales; al contrario, reunían todas las condiciones de orden geográfico sin las cuales una aglomeración urbana no puede vivir ni prosperar. Situadas en las intersecciones de las indestructibles vías del César, que han sido durante siglos las vías de la humanidad, estaban destinadas aún a llegar a ser las sedes de la vida municipal. 
«Les cités qui, du IX au X siecle, n’avaient guére été que le centre des grandes domaines ecclésiastiques, par une transformation rapide et inévitable, vont récupérer leur caractere qu’elles avaient perdu depuis si longtemps.» Esta transformación rápida e inevitable no podía acontecer, pues, sino en el interior de las ciudades antiguas, o a su alrededor, puesto que éstas representan aquella manufactura compleja, a medio camino entre el artificio y la naturaleza, como confirma Pirenne refiriéndose a las ciudades romanas, a las que la humanidad no puede fácilmente renunciar en el curso de su desarrollo. En la utilización dc los viejos cuerpos de las ciudades hay un hecho económico y psicológico a un tiempo. Son tanto un bien como una referencia. Una cuestión de este tipo, que aquí hemos visto aplicada a la ciudad antigua, se presenta también en todas aquellas cuestiones que se refieren al paso de la ciudad burguesa a la ciudad socialista, también aquí parece cierto que los tiempos de los cambios de las instituciones no son referibles a la evolución de la forma; y de ello que establecer una relación simple entre dos hechos, como quieren algunos, sea una cuestión abstracta y no responda a la realidad de los procesos urbanos. 
 Lo seguro es que elementos primarios y monumentos, es decir, lo que representa directamente la esfera pública, adquieren un carácter cada vez más complejo y más necesario; y no se modifican con tanta sencillez. 
 La residencia, que tiene mayor característica dinámica como área, depende de la vida de aquéllos, participando en el sistema que la ciudad constituye en su complejo.

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