domingo, 12 de agosto de 2012

El Foro romano - III


El Foro resume Roma y es parte de Roma; es el conjunto de sus monumentos, pero su individualidad es más fuerte que cada uno de ellos; es la expresión de un diseño preciso o al menos de una precisa visión del mundo de las formas, la clásica, pero sin embargo, su diseño es más antiguo, casi persistente y preexistente en el valle a donde se llegaban los pastores de las primitivas colinas. No sabría definir de otro modo lo que es un hecho urbano; es la historia y la invención.

Por lo tanto también es, y en este sentido se toma aquí particularmente, una de las más altas lecciones de arquitectura que conozcamos.

Resulta   oportuno   ahora   distinguir   entre   este   «lugar»    el   ambiente   com viene entendido  frecuentemente  en  los  tratados  de  arquitectura  y  en  los  relativos  al  diseño urbano.

El  análisis  que  se  ha  intentado  aquí  de  los  valores  del  locus  pretende  presentar  una definición extremadamente racional de un hecho complejo por su naturaleza pero en el que es necesario intentar hacer algo de luz, exactamente como un científico cuando se enfrenta con temas que intentan aclarar el mundo indistinto de la materia y sus leyes; acerca del valor psicológico de este análisis, ya nos hemos ocupado de él más arriba.

Como  quiera  que  sea,  el  locus  entendido  así  no  tiene  puntos  de  contacto  con  el ambiente; el ambiente parece extraordinariamente vinculado a la ilusión, a la ilusividad; lingúisticamente está vinculado a expresiones como «se forjaba la ilusión de vivir en el Medievo»  o  «allí  todo  era  diferent y  otras  perlas  de  este  género.  Un  ambiente entendido así nada tiene de común con la arquitectura de la ciudad; es concebido como una  escena,  y  en  tanto  que  escena  requiere  ser  conservado  expresamente  por  sus funciones; se trata de una necesaria permanencia de funciones que salvan sólo con su presencia  la  forma  e  inmovilizan  la  vida  y  entristecen  como  todas  las  falsedades turísticas de un mundo desaparecido.

No por casualidad este concepto de ambiente es aplicado muchas veces y recomendado por aquellos que pretenden conservar las ciudades históricas manteniendo las fachadas antiguas o reconstruyendo de modo tal que se mantengan los perfiles y los colores y las cosas  de  este  género;  y  ¿  qué  encontramos  después  de  estas  operaciones,  suponiendo que sean sostenibles y realizables? Una escena vacía, con frecuencia repugnante.

La  reconstrucción  del  centro  de  Frankfurt,  una  pequeña  parte,  según  el  principio  del mantenimiento       de                           los   volúmenes            góticos   con    arquitecturas    seudomodernas   o seudoantiguas, es una de las cosas más tristes que recuerdo. No se sabe precisamente dónde ha ido a parar aquella sugestividad y aquella ilusión que parece preocupar tanto estas iniciativas.

En realidad, cuando hablamos de monumento podemos muy bien entender también una calle, una zona, un país; pero entonces, si se conserva, se debe conservar todo, como han hecho los alemanes en Quedlinburg. Aunque si bien vivir en Quedlinburg puede ser  al  fin  bastante  obsesivo,  es  justificable  en  cuanto  esta  pequeña  ciudad  es  un  eficaz museo del gótico (y extraordinario museo de tanta historia alemana); de otro modo no hay justifícacion.

Caso típico a este propósito lo es Venecia, que merece un tratamiento particular.

Sin embargo, no quiero detenerme en este tema, que por otra parte está muy debatido y requiere  ser  sostenido  con  ejemplos  muy  precisos  y  difícilmente  generalizables,  pero haré  también  una  referencia  partiendo  del  análisis  del  Foro  romano  anticipada  más arriba

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