sábado, 4 de agosto de 2012

Individualidad de los hechos urbanos. - VII

Con el mismo principio describe las ciudades construidas ex novo por los reyes de Francia. Montpazier no está solamente alineada con regularidad, sino que todas las casas son de igual dimensión y presentan la misma distribución. Las personas que iban a vivir a esta ciudad privilegiada se encontraban viviendo en un absoluto plano de igualdad. El estudio de las parcelas y del sistema de manzanas urbanas hace entrever a Viollet le Duc una historia de las clases sociales en Francia recabada del concepto de la historia anticipando la geografía social y las conclusiones de Tricart. 
Es menester leer los mejores textos de la escuela francesa de geografía desarrollada a comienzo de este siglo para encontrar una igual actitud científica; aun la lectura más superficial del ensayo de Albert Demangeon sobre la casa rural en Francia evoca los escritos del gran tratadista. 
Partiendo de la descripción del paisaje artificial del campo, Demangeon ve en la casa el elemento persistente que se modifica a través de mucho tiempo y cuya evolución es más larga y compleja que la de la economía rural a la que no siempre y fácilmente corresponde; así, otea la cuestión de las constantes tipológicas en la habitación preocupándose de buscar los tipos elementales de ésta. 
Finalmente, la habitación tomada del ambiente rural demuestra que no sólo está derivada de aquel ambiente; presenta relaciones externas, parentescos lejanos, reflejos generales. Así pues, en el reparto geográfico de un tipo de casa muchas observaciones escapan al determinismo local, sea por lo que atañe a los materiales, a las estructuras económicas, a las funciones; y se perfilan las relaciones históricas y las corrientes culturales. El análisis de Demangeon se detiene necesariamente frente a una concepción más vasta de la estructura de la ciudad y del territorio que había sido entrevista en cambio de forma global por los tratadistas; respecto de los estudios de Viollet-le-Duc, ha ganado en precisión y en rigor metodológico lo que ha perdido en comprensión general. 
Significativamente, y también inesperadamente, corresponderá a un arquitecto considerado totalmente revolucionario volver a tomar los temas aparentemente lejanos de estos análisis para reproponerlos en una síntesis unitaria; en la definición de casa como máquina y de arquitectura como utensilio tan escandalosa para los cultivadores estetizantes del arte, Le Corbusier no hace otra cosa que recoger toda la enseñanza positiva de la escuela francesa basada en el estudio de lo real. En efecto, por los mismos años del ensayo citado, Demangeon habla de la casa rural como de un utensilio forjado por el trabajo del campesino.

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