jueves, 23 de agosto de 2012

Individualidad de los hechos urbanos. - XIX


En definitiva, Atenas nos ofrece la enseñanza de una ciudad diferente de las que hablamos visto en Egipto o los valles del Eufrates o del Tigris, en los que los únicos elementos formativos eran el templo de la divinidad y el palacio del soberano. Aquí, en cambio, además de los templos —aun diferentes de los de la civilización precedente— encontramos como elementos generadores de la ciudad las sedes de los órganos de una vida política libre (Boulé, ecclesia, areópago) y los edificios con exigencias picamente sociales (gimnasios, teatro, estadio, odeón). Una ciudad como Atenas corresponde a un grado superior de la vida humana asociada.

He aquí, pues, la estructura de Atenas, los que hemos llamado hechos urbanos primarios están perfectamente definidos como los elementos generadores de la ciudad; el templo y los  órganos  de  la  vida  política  y  social,  y  alrededor,  diversamente  dispuestas  y  en continua  evolución,  las  áreas  de  la  residencia.  La  residencia  participa  de  hecho activamente en la formación de la ciudad griega y constituye su diseño de fondo a través
de los que nos damos cuenta de los hechos principales.

Para  comprender  bien  el  valor  que  aquí  se  da  a  la  ciudad  griega  y  su  carácter  de modernidad  en  cuanto  hecho  urbano  que  recorre  la  historia  sucesiva,  es  oportuno recordar  el  carácter  original  de  la  estructura  de  la  ciudad  griega  respecto  de  las  otras ciudades,  incluso  las  romanas.  Además  de  su  compleja  constitución  política  en  el sentido recordado por Poete, la ciudad griega es caracterizada por el desarrollo desde
el interior hacia el exterior, su elemento constitutivo son las viviendas y el templo; sólo después del periodo arcaico, por motivos puramente defensivos, las ciudades griegas se circundan  con  murallas  y  en  ningún  caso  son  el  elemento  primitivo  de  la  polis.  Al contrario, las ciudades de Oriente hacen de as murallas y de las puertas la res sacra de la ciudad,  el  elemento  constitutivo  y  primario;  dentro  de  las  murallas,  a  su  vez,  los palacios y los templos se circundan de muros, casi murallas y fortificaciones sucesivas.
El  mismo  principio  del  valor  de  los  mites  se  transmite  a  la  civilización  etrusca  y romana. Al contrario, la ciudad griega no tiene mites sacros; es un lugar y un a nación,
es  la  morada  de  los  ciudadanos  y,  por  lo  tanto,  su  actividad.  En  su  origen  no  está  la voluntad de un soberano, sino la relación con la naturaleza bajo la forma del mito.

Pero  esta  característica  de  la  ciudad  griega,  y  repito  aún  su  modelo  inigualable,  no puede ser comprendida completamente si no se tiene en cuenta otro factor decisivo; la polis  es  una  ciudad-Estado,  sus  habitantes;  pertenecen  a  la  ciudad  pero  están  en  gran parte dispersos en el campo. La trabazón con el territorio es fortísima.

Al anticipar estas consideraciones debemos referir una vez más una afirmación ce Carlo Cattaneo, porque la relación entre lo que él nos dice de la naturaleza de la ciudad y la constitución efectiva de la ciudad griega es tan iluminador que no puede ser relegado. También a Cattaneo le aparecía clarisimamente, como a Poéte, el diferente destino de la polis respecto de las ciudades de Oriente, las cuales no son sino «grandes campamentos amurallados», y de los asentamientos de los bárbaros que solamente per vicos habitant.

Cattaneo  intuye  que  los  campamentos  amurallados  son  la  separación  completa  del territorio  y  que  en  cambio  «en  Italia  la  ciudad  formó  con  su  territorio  un  cuerpo inseparable».  [....]  Esta  adhesión  de  la  comarca  a  la  ciudad,  donde  moran  los  más competentes, los más opulentos, los más industriosos, constituye una persona política,

No hay comentarios:

Publicar un comentario