Existe a este propósito una nota
de
Antonio
Gramsci de gran valor en sí, y para el planteamiento de un estudio de este tipo. «A Teodoro Mommsen, que preguntó por qué idea universal Italia fue a Roma, Quintino Sella respondió:
“La
de
la
ciencia”.
La
respuesta de Sella es interesante y apropiada; en aquel período histórico la ciencia era la
nueva “idea universal”, la base de la nueva cultura
que se iba elaborando.
Pero Roma no llega a ser la ciudad de la ciencia; hubiera sido necesario un gran programa industrial, lo que no fue.»
La
respuesta de
Sella
queda, pues,
vaga
y
retórica, si
bien fundamentalmente justa; para realizarla
es
necesario
enfrentarse
con
un
programa industrial sin el temor de crear en Roma una clase obrera moderna
y consciente, pronta a intervenir en el desarrollo de la política nacional.
Pero el estudio
de este debate
es para nosotros
aún hoy de gran interés;
sabemos que para Roma el debate sobre Roma capital vio implicados a los políticos
y especialistas de
todas las tendencias, preocupados de ver de qué tradición
debía ser depositaria la ciudad y hacia qué Italia
debía iniciar su destino de capital.
Creo que una investigación sobre esta
cuestión
sería
de
gran
importancia para los
especialistas de la ciudad;
es
indudable que
además de la retórica de los intereses
partidistas hay en este debate un contenido de extrema importancia;
el
cual tiene relación con la idea de ciudad, y
la fuerza indiscutible de esta idea en forma concreta.
Sobre la base de esta concreción histórica debería
surgir mejor el significado de ciertas
intervenciones tendentes a calificar la ciudad en sentido moderno y establecer
una
relación entre su pasado y el semblante
de las capitales europeas
principales.
Reducir estos problemas
a
los
de
la
retórica nacionalista, que indudablemente hubo, quiere decir ponerse
en
límites demasiado
estrechos
para
juzgar
un
proceso
tan
importante, un proceso por lo demás típico para muchos países y para muchos períodos.
Más bien es necesario
ver cómo ciertas estructuras urbanas se identifican con un modelo de capital y cuáles son las relaciones posibles entre
la realidad física
de una ciudad y este modelo; es conocido que para
Europa
pero
no
sólo
para
Europa,
este
modelo es
París. Y lo es hasta el punto de que no se puede comprender la estructura de muchas
capitales modernas, Berlín,
Barcelona, Madrid, Roma y otras, sin tener en cuenta este hecho. Aquí todo
el
proceso
histórico
politico tiene la arquitectura de la dudad una derivación precisa: pero el sentido de esta relación
sólo se podrá captar iluminando los
modos concretos en los que se ha actuado.
Una vez más existe una relación entre los hechos urbanos estructurales de la ciudad y el planteamiento de un proyecto y de un esquema; y los motivos de esta relación
son muy complejos.
Desde luego, hay ciudades que realizan su vocación y otras que no llevan a
cabo nunca sus proyectos.
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