jueves, 16 de agosto de 2012

Individualidad de los hechos urbanos. - XIII


Aunque,  como  se  ha  dicho,  no  sea  objeto  del  presente  estudio  ocuparse  de  la arquitectura en sí, sino de la arquitectura como componente del hecho urbano, se deben anticipar algunas consideraciones.

Es inútil pensar que el problema de la arquitectura puede resolverse desde el punto de vista compositivo en la investigación o descubrimiento de un nuevo ambiente o en una pretensa   extensión,   como   se   dice,   de   su parámetros.   Estas   proposiciones   están desprovistas de sentido desde el momento en que el ambiente es precisamente lo que se construye mediante. la arquitectura; y que además, el hecho de que la individualidad de una obra crezca juntamente con el Zocus y su historia presupone también la existencia de un hecho arquitectónico.

Me inclino a creer, por lo tanto, que el momento principal de un hecho arquitectónico está en su técnica, es decir, en los principios autónomos según los cuales se funda y se transmite.

Y,  en  términos  más  generales,  en  la  solución  concreta  que  todo  arquitecto  da  en  su encuentro con la realidad; solución que es verificable precisamente a través de ciertas técnicas. (Y que por ello constituye también, necesariamente, una limitación.)

Dentro  de  esta  técnica  como  principio  lógico  de  la  arquitectura  hay  su  capacidad  de transmitirse y de agradar; «Nous sommes loin de penser que l’architecture ne puisse pas plaire; nous disons au contraire qu’il est impossible qu’elle ne plaise pas, lorsqu’elle est traitée  selon  ses  vrais  principes  [...].  Or  un’art  tel  que  l’architecture,  art  qui  satisfait immédiatement un si grand nombre de nos besoins [...] comment pourrait-il manquer de nous plaire?»

Por esta constitución del hecho arquitectónico se inician una serie de otros hechos; aquí la arquitectura se considera extendida también a la proyectación de una ciudad nueva; sea Palmanova o Brasilia.

Podemos juzgar los proyectos de estas ciudades como proyectos de arquitectura, cuya formación es independiente, autónoma: se trata de proyectos precisos con una historia propia; esta historia pertenece a la arquitectura. Y también son éstos concebidos según una técnica o estilo; según principios y según una idea general de la arquitectura.

No podemos ocuparnos más de estos principios y de la idea general de la arquitectura; pero nos basta saber que sin ellos no podremos en modo alguno juzgar estas ciudades, aunque  ahora  tengamos  ante  nosotros  Palmanova  y  Brasilia  como  dos  notables  y extraordinarios  hechos  urbanos  con  individualidad  y  vicisitudes  propias.  De  esta individualidad,   el   hecho   arquitectónico   constituy sólo   la   constitución;   pero   es precisamente  ésta  lo  que  afirma  la  lógica  autónoma  del  proceso  compositivo  y  su importancia.

Se entiende, por lo tanto, que encontremos en la arquitectura uno de los principios de la ciudad

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