Al inicio de su estudio, Halbwachs
se
propone
estudiar
desde
el
punto
de
vista
económico los fenómenos de expropiación en una gran ciudad. Parte de la hipótesis
de que es interesante, desde el punto
de
vista
científico,
considerar
las
expropiaciones
separadas de su contexto; admitir, pues, que poseen
caracteres
propios y constituyen realmente una
serie
homogénea. En efecto,
si
se
comparan dos casos particulares
se
puede prescindir de sus diferencias; que la causa sea fortuita, un incendio,
o normal, la obsolescencia, o artificial,
la especulación, parece que no influye en la naturaleza del efecto que queda en una demolición o en una construcción pura y simple.
Por otra parte, la expropiación no se ejerce de modo homogéneo
en
toda
la
ciudad;
cambia completamente ciertos barrios de la
ciudad y respeta
otros.
Será necesario entonces, para
tener un cuadro completo, examinar
las
variaciones
por barrios según series históricas.
Sólo con
un
cuadro
general
de
varios
barrios, y por períodos diferentes de tiempo,
podremos tener la medida de las grandes variaciones en el espacio y en el tiempo.
Acerca de estas variaciones conviene ver
algunas de sus características. Veamos dos fundamentales: la primera se refiere al papel del individuo, es decir, a la acción ejercida
por cierta personalidad en cuanto tal; la segunda, a la importancia
considerable dada al hecho
de la sucesión pura y simple de los hechos considerados. «Si una calle —escribe
textualmente Halbwachs—
se
llama Rambuteau, un
paseo
Pereire, un
bulevar Haussmann, no es, desde luego, para rendir un homenaje a estos individuos; es porque estas denominaciones son marcas de origen.»
Cuando iniciativas municipales se refieren a necesidades enunciadas por la población, y
a propuestas
discutidas, hay muchas influencias, muchos motivos aun accidentales. Pero cuando la asamblea municipal no
representa la voluntad popular (como en París de 1831
a 1871), ¿cómo no poner en primer
término
las
ideas
de
estética,
de
higiene,
de
estrategia urbana, de práctica social de un individuo o de pocos individuos en el poder? Desde este punto de vista, la configuración actual de una gran ciudad resultará
como la sobreposición de la obra
de
ciertos
partidos,
de
ciertas
personalidades,
de
ciertos
soberanos; así, diferentes
planes se han superpuesto, mezclado, ignorado, hasta el puntode que el París actual
es como una fotografía compuesta, obtenida
de la reproducción sobre una misma
hoja
del
París
de
Luis
XIV,
de
Luis
XV,
de
Napoleón
I,
del
barón
Haussmann. ¿No es verdad,
acaso,
que
muchas calles inacabadas, y la soledad
y
el
abandono de ciertos barrios atestiguan
la diversidad y la relativa independencia de gran número de proyectos?
La segunda
característica
se
refiere
a
la
sucesión
pura
y
simple de los hechos considerados.
Hay fuerzas constantes que son llevadas a construir, a adquirir y a vender los terrenos en todos los tiempos. Pero estas fuerzas se desarrollan según ciertas direcciones concretas que les son ofrecidas de modo que se inserten en ciertos planes que les son presentados. Ahora bien, estas direcciones cambian bruscamente de modo a menudo imprevisible. Sila naturaleza de estos hechos
económicos normales
no
puede
ser
modificada,
su
intensidad puede ser, sin embargo,
muy aumentada o muy
disminuida, sin que sea necesario invocar razones propiamente económicas.
Haussmann manifestó, entre otros motivos de transformación de París, razones de orden
estratégico; es decir,
las
de
destruir
barrios
poco
propicios
para
la
reunión
de
tropas.
Estas consideraciones pueden ser comprensibles por parte de un Gobierno
autoritario e impopular
corno
otros;
el
trabajo
ofrecido ampliamente a
los
obreros, las
ricas perspectivas abiertas a los especuladores, igualmente convenientes en un régimen que buscaba compensar el mínimo de los derechos políticos con el máximo de prosperidad
material. Así pues, los grandes movimientos de expropiación hechos
en París durante este reinado se explican por medio de causas
políticas;
el
triunfo,
aparentemente
decisivo, del partido del orden sobre
la revolución, de la clase burguesa
sobre la obrera.
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