domingo, 13 de enero de 2013

Los secretos de la arquitectura sagrada

Cuando tenía 15 años, Andrés Kuljis diseñó la casa que hoy habitan sus padres. Leyó revistas y libros, elaboró los planos, las maquetas virtuales e imaginó espacios amables y acogedores sin saber que algún día ésa sería la residencia permanente de su familia.

Los Kuljis, entonces, vivían en Miraflores y el terreno que tenían en Huajchilla estaba pensado para una cabaña de fin de semana. Andrés dio rienda suelta a su creatividad. Se inspiró en lo que había visto sobre el estilo arquitectónico mexicano y la casa se construyó, entre otras cosas, con materiales antiguos, como una escalera de caracol que pertenecía a lo que alguna vez había sido el edificio de un banco.

Hoy, más de 15 años después, cada rincón de la sala está plagado de detalles, sobre todo de antigüedades que sus padres adquirían, en parte, pero que, más que nada, eran obsequiadas por amigos que sabían que adoran los objetos antiguos.

En un rincón de la sala, en una de las paredes, hay una ducha antigua que se calentaba con alcohol, proveniente de una finca de Cochabamba, aunque también teléfonos antiguos y luminarias que hace décadas estaban instaladas en La Paz. “Las luminarias me las vendieron, estaban guardadas en un depósito de la Alcaldía”, dice Kuljis.

Afuera, en las gradas y paredes, se distingue la forma de caracoles que Andrés llama “fractales”. No se trata de figuras meramente decorativas ni aleatorias, sino de símbolos en los que Andrés encuentra un significado: “Se llaman fractales y simbolizan las ‘verivueltas’ que da la vida”, cuenta.

Según explica, existen ciertas imágenes geométricas que se consideran sagradas, de las cuales emana energía y que tienen influencia positiva sobre las personas.

Otro de esos símbolos es la Flor de la Vida, que también está representada en los tallados de las pesadas puertas de madera de la entrada a la casa.

La “geometría sagrada”

Andrés es un promotor de lo que él llama la “arquitectura sagrada”, una tendencia basada en la llamada “geometría sagrada”.

La “geometría sagrada” se funda en la relación entre determinadas formas geométricas, las matemáticas y la naturaleza. Está relacionada con el esoterismo y se remonta a los tiempos de Platón, específicamente al diálogo el Timeo, en el que se postula que Dios se sirvió del dodecaedro para trazar el plano del universo.

Pero lo que actualmente se conoce como “geometría sagrada” también tuvo seguidores a principios del siglo XX, cuando se dio una reacción frente al positivismo que se negaba a reducir al ser humano a la naturaleza.

La geometría, más allá de las matemáticas y la naturaleza, se relacionaba entonces con el espíritu. Además de haber creado el concepto de espacio, la geometría es “la materia con que se construye el espíritu”, dijo entonces Henri Bergson, el filósofo francés ganador del premio Nobel de Literatura en 1927.

Símbolos

Las figuras geométricas que se encuentran en la naturaleza, como los hexágonos en los panales de abejas, en los salares y en las formas en los copos de nieve, en los vegetales y en el mundo mineral se repiten en los órganos y células del cuerpo humano: están en la base de una creación perfecta.

“Creo que la primera vez que entré en contacto con todo esto fue cuando mi papá me regaló un microscopio”, afirma.

La “arquitectura sagrada” o divina busca reproducir esas figuras, imitar sus proporciones, para crear armonía y equilibrio en quienes habitan una casa, por ejemplo. Pero al margen de algunas formas geométricas específicas, también están ciertos símbolos, que según quienes profesan la “geometría sagrada” se repiten no solamente en distintas imágenes pertenecientes a culturas ajenas entre sí, sino también en sus construcciones y representaciones.

Una de esas formas es, según el escritor Drunvalo Melchizedek, a quien Andrés Kujis lee y sigue, precisamente la Flor de la Vida. Para Melchizedek “la Flor de la Vida contiene dentro de sus proporciones todos y cada uno de los aspectos de la vida que existen. Contiene cada fórmula matemática, cada ley de la física, cada armonía de la música, toda forma de vida biológica, incluyendo el cuerpo humano. Contiene cada átomo, cada nivel dimensional, absolutamente todo lo contenido en universos de forma de onda”. La teoría del Melchizedek es relativamente reciente. Sin embargo, según se dice, la Flor de la Vida se encuentra en el templo de Osiris, en Egipto, en construcciones antiguas de Rumania, Israel y hasta de China.

Otro de los símbolos relacionados con la Flor de la Vida es el Cubo de Metraton, un cuerpo geométrico que, según afirman, a su vez se relaciona con los poliedros regulares convexos platónicos. El Cubo de Metratron también se utiliza como protección contra poderes satánicos.

Figuras andinas

Según Andrés Kuljis, quien estudia a fondo la “geometría sagrada” para plasmarla en su arquitectura, también la cultura andina posee unas figuras especiales relacionadas con lo sagrado, como la Cruz Andina.

Uno de los proyectos que comparte con sus colegas es adquirir departamentos viejos y derruidos y “reconstruirlos”, mediante la aplicación de ese conocimiento.

Hace algunos meses, debido a un accidente que sufrió, tuvo que ser internado en el hospital general de la ciudad de México. El sitio le pareció sórdido y triste. “Pienso que se debe generar una propuesta de arte para que a través de figuras y símbolos se puedan sanar estos espacios y a quienes se mueven en ellos”, dice.

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