La Declaración de Lima retoma lo que es ya una doctrina ampliamente difun-
dida en la región, la construcción de una gobemabilidad democrática:
...alentar y fortalecer, para la sostenibilidad de la puesta en valor de los cen-
tros históricos, la institucionalización de la participación vecinal y ciudada-
na (...) propiciar relaciones de solidaridad y reciprocidad, parte sustancial
de una nueva relación entre los diversos actores de la ciudad, en los ámbi-
tos político, económico, social y cultural.
La gran mayoría de los gobiernos locales reconocen que la continuidad del pro-
ceso de regeneración y desarrollo integral del centro histórico es un desafío que no puede enfrentarse más que a través del consenso, "de la participación y con-
certación ciudadana" (Declaración de Lima). Sin embargo, la participación so-
cial en los procesos de gestión de un centro histórico presenta especificidades
que no siempre han sido claramente tomadas en cuenta. De hecho, los instru-
mentos e instituciones de participación diseñados para la ciudad en su conjun-
to suelen ser los mismos que se aplican al centro histórico, cuando parece evi-
dente que la complejidad de los intereses económicos, políticos y sociales que
los envuelven no puede gestionarse solamente con instrumentos tales como los
comités de barrio', la planeación o el presupuesto 'participativo', que han po-
dido aplicarse con cierto éxito en áreas que son social y espacialmente relativa-
mente homogéneas.
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