La gestión pública en los centros históricos de América Latina y el Caribe de-
pende en gran medida de las formas que toma la gestión urbana en general en
cada una de las ciudades. De hecho, la escasa diferenciación de los modelos de
gestión aplicados en los centros históricos es tal vez su limitación más grande.
Sin embargo, están emergiendo prácticas institucionales innovadoras, que bus-
can responder a los desafíos específicos que plantean los procesos de recupera-
ción del patrimonio urbano.
Podemos pensar que es, justamente, la existencia
de esta especificidad que sustenta la creación de la red de ciudades con centros
históricos en proceso dinámico de recuperación'.
El reciente encuentro de los miembros de la red en la ciudad de México
hizo aparecer un conjunto de principios y de experiencias, cuya similitud -o por
lo menos convergencia- es de llamar la atención. Seguramente, esta situación se
debe a una problemática cuyos rasgos principales son similares, a pesar de las
fuertes diferencias de escala, de economía, riqueza patrimonial o de contexto
socio-político.
Por otra parte, un rasgo cada vez más común de la gestión pú-
blica en los centros históricos de la región, es que la proyección política de su
éxito (o de su fracaso) tiene una dimensión que parece ir más allá de la impor-
tancia (espacial, social y económica) que estos espacios guardan en relación con
la ciudad en su conjunto. La gestión en los centros históricos tiende, de alguna
forma, a convertirse en la vitrina de la gobemabilidad en una ciudad.
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