miércoles, 5 de junio de 2013

La economía de las ciudades en su contexto - II

Lo real es que no habrá desarrollo generalizado e integrador que venga de afuera. Lo real es que desde la práctica local, pugnando por otro desarrollo, hay que llenar el vacío de ideas alternativas con un programa que incluya la demo- cratización efectiva del sistema político y del Estado, el cambio de las políticas estatales a favor de las mayorías, el desarrollo de estructuras económicas auto- sostenidas centradas en el trabajo, capaces de dar sustento tanto a la autonomía de los ciudadanos como al poder social y político que se requiere, para confron- tar al gran capital en su propio terreno: el mercado y la política reales. Aunque tal programa requiere de amplias alianzas sociales y políticas, lo- cales, interlocales y regionales, se gana en claridad para pensar y actuar en cada campo de acción concreto si se adopta una posición estratégica a favor de las clases trabajadoras en toda su amplitud. Ello supone admitir, críticamente, la situación actual de anomia y el predominio de comportamientos reactivos de las mayorías ante el embate de las políticas de ajuste estructural. Pero, a la vez, supone valorar las iniciativas innovadoras o que recuperan las mejores tradicio- nes desde la sociedad y los atisbos de nuevos sujetos sociopolíticos. Supone también, advertir que existen recursos estatales, sociales y privados que pueden redirigirse para promover otro desarrollo mediante una estrategia compartida. En esto es fundamental recuperar y aprender de la historia y de las experiencias que los agentes tanto como las organizaciones populares o los gobiernos que asumen una democracia participativa, vienen realizando en nuestro continente y en otras regiones del mundo. Dada la preeminencia que tiene en la agenda política latinoamericana, la crítica de la falsa expectativa que generan las políticas de 'responsabilidad fiscal' y de 'flexibilización laboral' como condiciones para alcanzar la competitividad, una competitividad cortoplacista que termina siendo definida a favor del gran capital y en contra de los trabajadores y de los sectores de pequeños y media- nos empresarios nacionales vinculados al mercado interno. 
Lamentablemente, la Argentina y Buenos Aires son un caso de laboratorio para mostrar las falacias de esas políticas, por lo que se hará particular referencia al mismo. Se pensó que las rigideces del salario —a menudo resultado de duras nego- ciaciones- eran parte del problema que enfrentaban muchos países, contri- buyendo a su alto desempleo; un mensaje estándar fue aumentar la flexibi- lidad del mercado de trabajo -el mensaje no tan sutil era: bajar salarios y despedir a los trabajadores innecesarios. Aun cuando los problemas del mercado de trabajo no son lo central de la problemática que enfrenta el país, demasiado a menudo se pide a los trabajadores que carguen con el pe- so de los costos del ajuste1. Joseph Stiglitz, ex Vicepresidente del Banco Mundial (Stiglitz 2000).

No hay comentarios:

Publicar un comentario