miércoles, 17 de julio de 2013

La economía de los sectores populares - II

Para hablar de una estrategia' de los trabajadores en su confrontación con la estrategia neoliberal (ésta sí existe desde los grupos más concentrados, el G-7 y los organismos internacionales como el FMI y el Banco iVíundial), es necesario que existan instancias colectivas de intercambio, pensamiento reflexivo y acción conjunta que deben ser promovidas expresamente como parte del desarrollo de un entorno productivo complejo. En materia económica, las principales acciones colectivas han sido de tipo reivindicativo frente a la reestructuración empresaria antes que promotoras de otras alternativas para la economía popular. Un papel más ligado a lo productivo han jugado las asociaciones corporativas de productores independientes, en redes que agregan intereses sectoriales para su defensa, o para mejorar sus condiciones de pro ducción y reproducción. En cuanto a los agentes de promoción del desarrollo, fundamentalmente las ONGD, su alcance suele ser microeconómico y competitivo entre ellos (Coraggio 1995). Los movimientos sociales en sentido más amplio (movimientos basados en afinidades de género o etnia, de defensa de los derechos humanos, o movimientos reivindicativos de base territorial con metas especificas de ciclo corto' -por el agua, por la luz, por el transporte, por la vivienda, etc. etc.-) sin duda han incidido en las condiciones de vida de los trabajadores, pero no en tanto movimiento de trabajadores, mientras el problema de la articulación entre unos y otros nunca llegó a resolverse adecuadamente en nuestros países (Coraggio 1986).
Sin embargo, aunque no tengan una conducción explícita, las acciones reactivas, de las familias de trabajadores afectados por los mismos procesos, pueden ir decantando una reacción colectiva emergente, sin estrategia consciente pero con patrones bastantes claros, identificables y generalizables, dando lugar a un conjunto de actividades que movilizan recursos para satisfacer necesidades, que vamos a denominar la economía popular o economía de los sectores populares. Si tenemos que definir una célula organizativa supraindividual, con algún grado de conciencia y coordinación sobre las decisiones de sus miembros, esa es principalmente la familia o, más amplio, los hogares. A esto podemos agregar otros agrupamientos voluntarios no basados en relaciones de consanguinidad (hogares especiales, cooperativas de diverso tipo, redes de intercambio o de ayuda solidaria, comunidades étnicas, etc.) que -desde una perspectiva económica- tienen el mismo objetivo que las familias: obtener recursos y utilizarlos para mantener y mejorar la vida de sus miembros. Así, podemos visualizar una cooperativa sin fines de lucro como el arreglo ad-hoc de un conjunto de miembros de distintas familias para lograr en otra escala y con otros recursos mejorar las condiciones de vida de sus hogares. Del mismo modo puede ser visto un microemprendimiento-familiar o de asociación voluntaria entre no familiares-, una red de autoayuda, una asociación vecinal pro-mejoras, etc. Por extensión denominamos a todas estas formas unidades u organizaciones domésticas populares.

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