lunes, 5 de agosto de 2013

El modelo de la ciudad global: hipótesis sobre su organización - V

Cuando trabajamos con lugares aparece el problema de las fronteras. Es- tas últimas son al menos de dos clases: la frontera de la clasificación territorial como tal y la frontera de la difusión de la globalización en la estructura organi- zacional de las industrias, órdenes institucionales, lugares y otras entidades. En el caso de la ciudad global, he optado por una estrategia analítica que enfatiza la dinámica central antes que la unidad de la ciudad como un espacio abarca- tivo -ya que ésta última requiere una especificación de fronteras territoriales. Poner énfasis en la dinámica central y su espacialización (tanto en su espacio real como digital) no resuelve completamente el problema de la frontera, pero permite una negociación entre el hecho de recalcar sobre el centro de estas di- námicas y su difusión institucional y espacial. En mi trabajo he buscado consi- derar ambos lados de este intercambio, haciendo hincapié en, por una parte, las industrias más avanzadas y globalizadas, tales como la financiera, y por otra parte, en la manera como la economía informal en las principales ciudades glo- bales se articula con algunas de las industrias más avanzadas. Finalmente, el estudio detallado de tres ciudades en particular, en mi tra- bajo anterior (2001), trajo a colación la medida en la cual estas ciudades cola- boran por medio de ventajas muy específicas, antes que simplemente competir entre ellas. Al enfocarnos en las finanzas globales se hizo evidente que el creci- miento de los principales centros se deriva en gran parte de la creciente red de centros financieros. Al observar la red más amplia también quedó muy en cla- ro hasta qué punto ésta estuvo y está caracterizada por una pronunciada jerar- quía entre el número cada vez mayor de centros que la constituyen. El crecimiento de dinámicas articuladas por redes entre ciudades globales incluye un amplio rango de aspectos -político, cultural, social, criminal. Exis- ten transacciones internacionales entre comunidades de inmigrantes y sus co- munidades de origen y una mayor intensidad en el uso de estas redes una vez que ellas se establecen, inclusive para actividades económicas que no han sido posibles hasta la fecha. También presenciamos un mayor número de redes in- ternacionales para fines culturales, como es el caso del crecimiento de merca- dos internacionales de arte y una clase de curadores transnacionales; también para fines políticos no-formales, como es el caso del crecimiento de redes trans- nacionales de activistas reunidos por cuestiones ambientales, derechos huma- nos y otros. Estas son en su mayor parte redes internacionales de ciudad-a-ciu- dad, o al menos parecería en este momento ser más simple capturar la existen- cia y modalidades de estas redes al nivel de ciudad. Lo mismo puede decirse pa- ra las nuevas redes criminales internacionales. Establecer la geografía de los lugares involucrados en la globalización nos permite recapturar gente, trabajadores, comunidades y más específicamente, las muy diversas culturas de trabajo, además de la cultura corporativa, involucra- das en el trabajo de globalización. También trae consigo un enorme programa de investigación que va más allá del hasta ahora familiar enfoque en los flujos internacionales de bienes, capital e información5. En las dos secciones finales, desarrollo dos temas en particular que ilus- tran algunos de los aspectos concernientes al lugar y al espacio digital en una economía globalizada y en las redes entre ciudades.

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