lunes, 20 de julio de 2015

“Casas vivas”, arquitectura orgánica

Hay una tendencia mundial que busca elevar los estándares de vida de las personas generando una simbiosis con la naturaleza, lo que incluye amplios espacios verdes y conexión con el exterior. ECOS presenta una segunda entrega dedicada a la revolucionaria arquitectura orgánica del mexicano Javier Senosiaín, cuyas creaciones —sus “casas vivas”— superan las expectativas de los más soñadores.

Las casas de Senosiaín emulan el seno materno, o guaridas de animales; son una forma de recuperar los orígenes y las razones de la existencia misma, el descanso en la contemplación de la creación, la convivencia, la familia...

Bioarquitectura
Con sus atrevidos proyectos de bioarquitectura, que tienen asidero en un principio natural donde el ser humano, en la búsqueda de su morada, no puede desligarse de sus raíces y debe evitar que su hábitat sea antinatural, Senosiaín toma la mentalidad de los usuarios que aspiran a un vivienda en armonía con las necesidades físico-emocionales de su familia y la naturaleza.

La “Casa Orgánica”
Encantadora casa que se constituye en un espacio adaptado al hombre, a su origen en la naturaleza y a sus antecedentes históricos, siempre de acuerdo con sus necesidades, sean estas ambientales, físicas y psicológicas.

Los espacios se asemejan al claustro materno, a las cuevas del hombre primitivo —solo que con ultraconfort— y a los refugios de los animales. Para otros puede parecer incluso un iglú. Todos estos espacios son acogedores y en ellos predominan las formas cóncavas que, como los brazos de una madre, parecen abrazar y acariciar a sus habitantes. Los espacios son continuos, amplios, integrales. Las formas, cambiantes y sorprendentes, dejan fluir la luz y los movimientos del hombre. Algo interesante: los muebles están integrados a la casa y son parte de la obra gruesa.

El arquitecto explica que cuando se le planteó hacer esta vivienda aprovechó todas las curvaturas naturales del terreno, que se respetaron tal cual al hacer la maqueta inicial.

Entonces, planificó primero una zona alta y amplia con mucha luz —que vendría a ser la sala—, para luego pasar a otras secciones con techo bajo y penumbras.
Marcó el terreno con mangueras y estacas y fue elaborando la casa siguiendo los accidentes de la geografía. Las áreas verdes resultaron ser de gran importancia para la construcción, que prácticamente está debajo de la tierra. Solo algunas áreas emergen de ella por donde entra la luz, mientras sus habitantes ganan verdes colinas.

La “Casa Flor”
Otro ejemplo de “casa viva”. Una espiral ascendente comunica los ambientes desde el acceso. La casa incluso está tres metros por debajo del nivel del suelo y su planta se asemeja a una flor de seis pétalos. En su corola hay una estrella de azulejos que al centro tiene un jacuzzi. La cúpula tiene llamativos vitrales de colores por los que cuales se filtra la luz creando efectos diferentes a medida que va avanzado el Sol.

Tiene algo más de 100 metros cuadrados de superficie y maneja el concepto de patio central, desde donde convergen las habitaciones.
En este caso, como en la “Casa Orgánica”, el sistema constructivo fue una cimbra neumática con una estructura tipo sándwich que incluía el poliuretano.

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