lunes, 14 de diciembre de 2015

Murcutt, arquitectura nativa australiana



“Muchos nos pasamos la vida haciendo cosas comunes, pero lo más importante de hacer cosas comunes es hacerlas extraordinariamente bien”, decía en el siglo XIX el poeta estadounidense Henry David Thoreau, premisa que parece calzarle perfectamente al gran Glenn Murcutt.

Pero, ¿quién es este arquitecto de apellido difícil, escaso y cano cabello que cobra 8.000 dólares australianos por dar una clase magistral de 15 días, a la cual además hay que postularse para asistir?

Los organizadores del Boyd Education Center de Sydney, Australia, aseguran que el esfuerzo, tiempo y dinero valen absolutamente la pena.
Murcutt no es nada menos que un premio Pritzker, el máximo al que puede aspirar un arquitecto. Fue suyo en 2002 y aunque el año suena lejano, su visión está más vigente que nunca y también su fama, que va más allá de sus títulos pues él trasciende como naturalista, humanista, economista, ambientalista y ecologista.

Arquitecto de casas
Este hombre simple que respeta a las personas y a la naturaleza, el paisaje y el clima, puede pasar horas analizando cómo soplan los vientos y los ángulos de la puesta del sol en invierno, antes de construir una casa.

Prefiere encarar proyectos familiares antes que aceptar unos de grandes edificios, por eso sus obras más icónicas se llaman, por ejemplo: “La Casa Laurie”, “Casa Marie Short”, “Casa Nicholas”, “Casa Fredericks”, “Casa Marika-Alderton” o la “Casa Fletcher”. Aunque ninguna supera al Centro de Educación Arthur and Yvonne Boyd.

Arquitectura nativa
Ansiosos propietarios deben sacar turno para que Murcutt conciba su morada, muy probablemente inspirada en la arquitectura nativa australiana que él aprendió luego de trabajar junto con los aborígenes.

Su conciencia de ahorro energético lo lleva a construir viviendas que en los ardientes veranos se airean solas aprovechando las corrientes de aire y paneles que dan sombra.

Trabaja con hormigón, madera, piedra, ladrillos y vidrio, combinando belleza y armonía y logrando, además, una inserción amable del hombre en el medio ambiente. Sus estructuras parecen flotar en el paisaje y “tocar el planeta suavemente”, como dice uno de los proverbios de los aborígenes de Australia, a los que él tanto admira.

Viviendas sensitivas
Las viviendas ambientalistas de Murcutt responden al entorno y al clima. No gastan energía, aprovechan al máximo la luz del sol y absorben las corrientes de aire para ventilarse, sin necesidad de tener un sistema de aire acondicionado en la calurosa Australia.

Como viaja por todo el planeta enseñando y dando conferencias a estudiantes universitarios, suele ser fuente de inspiración por su increíble éxito en obras que no son grandes y para las que utiliza materiales comunes, nada lujosos.

Él, a su vez, se inspira en la tradición nórdica y en otros arquitectos y diseñadores, aunque sus proyectos se caracterizan por ser templados por la tierra y el clima de su natal Australia. Un arquitecto contemporáneo que se contrapone a las celebridades del rubro, que trabaja solo y al→ →otro lado del mundo con una lista de clientes a la espera de su casa, seguramente, innovadora y honesta.

Un honorable Pritzker
Murcutt recibió su premio de 100 mil dólares en el Campidoglio de Miguel Angel, en Roma, donde también le entregaron un medallón de bronce; se convirtió así en el primer australiano reconocido por la Fundación Pritzker y en el número 26 desde que esa prestigiosa entidad otorga este galardón (1979) a arquitectos de la comunidad internacional.

Se trata, pues, de una leyenda viva. “Centrado en el abrigo y el ambiente, con habilidades dibujadas de la naturaleza y de las tradiciones más sofisticadas del diseño”, dijo Ada Louise Huxtable, uno de los miembros del jurado. Otro agregó que su trabajo evidencia “belleza y optimismo, recordándonos que la arquitectura es primeramente una tarea noble para la humanidad”. Los interesados en participar en sus cursos pueden postularse en: info@ozetecture.org. La información se la puede recabar en internet buscando: “2016 Glenn Murcutt International Master Class”. Los costos, que superan los 8.000 dólares australianos, contemplan impuestos, guía, alojamiento con habitación cada dos personas, excursiones, material de lectura, traslados y comida (no incluyen los viajes internacionales).

Trabaja con hormigón, madera, piedra, ladrillos y vidrio, combinando belleza y armonía y logrando, además, una inserción amable del hombre en el medio ambiente. Sus estructuras parecen flotar en el paisaje y “tocar el planeta suavemente”, como dice uno de los proverbios de los aborígenes de Australia, a los que él tanto admira.

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