domingo, 31 de enero de 2016

Tarija Destacan planes para cuidar el patrimonio arquitectónico



El patrimonio cultural de una ciudad abarca desde algunas infraestructuras, hasta las costumbres más arraigadas de una sociedad, representa al mismo tiempo la memoria colectiva de la población y un recurso potencial para su futuro, ya que es el conducto para vincular a la gente con su historia, con un valor simbólico de identidades culturales.
Tarija cuenta con diferentes infraestructuras que ya han sido denominadas patrimonio cultural de la ciudad. Por ejemplo la casa de Issac Attie, donde se está tratando de guardar el modelo arquitectónico de esta casa, haciendo las respectivas demoliciones en el interior, pero guardando la fachada externa, como lo indica el director de Patrimonio Cultural de la Municipalidad, Gustavo Ruiz.
“Se hicieron los programas respectivos de limpieza en la casa de Isaac Attie, en cuanto a los daños interiores, pero la fachada se mantiene. Para lo cual se está haciendo una serie de esfuerzos e incluso existe la idea de desmontar la casa bloque a bloque, para hacer una réplica y reforzarla. No obstante ese es un aspecto mucho más técnico y un método de conservación y preservación de los lineamientos arquitectónicos, pero con un presupuesto demasiado alto, sin embargo se están siguiendo las gestiones pertinentes para la preservación de esta casa”.
Se estima que hay unas 17 casas de patrimonio cultural en Tarija, donde los detalles constructivos que tienen abarcan más de 50 a 100 años de antigüedad,
Ruiz indicó que por ejemplo la casa donde se encuentra la juguetería Kanelú, ubicada en la esquina Domingo Paz y General Trigo, es un ejemplo de una arquitectura de antaño, que guarda lineamientos de estilo de la época.

Casco viejo
Explicó que en el caso de casco histórico de la capital, para hacer las respectivas mejoras en virtud de la conservación del patrimonio cultural, el proceso se divide en tres partes: el primer paso es hacer la compra de la misma casa, es decir; primero la propuesta de restauración, después el proceso de restauración y posteriormente el proyecto de conservación, donde el objetivo final es el cambio de uso de suelo, ya que muchos lugares del casco viejo se han utilizado para finalidades distintas a la cultura, turismo o a ningún aporte patrimonial. Entonces debe hacerse un trabajo mancomunado entre los privados y el Municipio con el objetivo de dar otro enfoque a esos inmuebles.
Existe también un programa de recuperación de los barrios patrimoniales de Tarija, que consiste en devolverle a la zona ciertas características de calidad citadina, humana y ambiental. Dentro de este programa llamado “Recuperación de barrios patrimoniales” se encuentra considerado el barrio El Molino, La Pampa, Las Panosas y San Roque, el programa apunta a rescatar elementos de patrimonio que tienen estas zonas.

Intervenir y conservar respetando
fachadas La secretaria de Turismo del Gobierno Municipal de Cercado, Rita Miranda, indicó que el Municipio tiene la misión de preservar el patrimonio de la ciudad de Tarija, más aun cuando se trata de la casa de una persona tan reconocida como lo fue el ex alcalde Issac Attie.
“Fue un ejemplo de ciudadano, que le ha dado tanto a Tarija, y del cual se admira la calidad de persona que ha sido y teniendo una casa de él aquí, sin duda alguna nos permitirá no solo tener una riqueza arquitectónica patrimonial, sino tenerlo vivo a través de la historia”, señaló Miranda.
En este sentido, la funcionaria detalló que lo que se quiere hacer es dar un ejemplo de lo que es conservar el patrimonio arquitectónico y cultural del casco viejo, respetando las fachadas existentes y realizando las mejoras respectivas, guardando siempre el estilo que caracteriza a la ciudad.
Aunque en algunas zonas será difícil recuperar ese estilo, tal es el caso del nuevo Mercado Central que su diseño rompe con su peculiar característica colonial.

jueves, 21 de enero de 2016

El arquitecto de los “cholets ”, invitado del LADFEST de Lima



El boliviano Freddy Mamani, pionero de la arquitectura andina, es uno de los invitados especiales de la segunda versión del Latin American Design Festival (LADFEST), que se realizará en Lima, Perú. El arquitecto compartirá su experiencia sobre las casas denominadas "cholets”, el fenómeno arquitectónico que se está viviendo en la ciudad de El Alto.

Según Mamani, en el festival hablará además sobre la identidad que se muestra a través de este estilo de construcción que ha trascendido fronteras. "(La arquitectura andina) ya se conoce en todo el mundo. Ahora, voy a difundir y explicar sobre mi trabajo”, aseguró.

El arquitecto boliviano, quien es uno de los 13 disertantes internacionales, dará charlas el 11, 12 y 13 de febrero. En el encuentro participan expertos de más de 10 países, como Suecia, Estonia, Japón, Argentina y Colombia, entre otros.

Mamani contó que recibió la invitación para participar en el LADFEST hace aproximadamente un año. "Es un orgullo representar a Bolivia. Nuestra arquitectura andina marca una identidad y tiene una visión hacia el futuro. Pienso que transmitir este trabajo nos hace únicos”, explicó.

El LADFEST es un festival interdisciplinario que reúne a creativos del diseño, la arquitectura y las artes visuales. Durante tres días, los expertos dictan talleres y charlas sobre las más recientes tendencias y estilos.

En este espacio, Mamani también hablará de sus inicios. "Empecé desde niño en la construcción, pasé por diferentes carreras en las universidades, donde me enseñaban una tendencia, a no romper esquemas y normas.

Pero para mí no es así, yo creo que siempre se puede innovar y crear”, recalcó.

El estilo arquitectónico promovido por Mamani ha llamado la atención de la prensa internacional, como el New York Times, la BBC y otros medios. Recientemente, la revista norteamericana The New Yorker, en su edición de diciembre de 2015, dedicó un reportaje a Mamani, creador de los llamados "cholets”.

"El arquitecto boliviano Freddy Mamani Silvestre no tiene una oficina, no usa una computadora o dibuja planos formales. Él esboza sus planes en una pared o los transmite oralmente a sus asociados”, se lee al principio de la nota que lleva el título "High aspirations” (Altas aspiraciones).

En octubre del año pasado, Mamani ofreció charlas en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU), en Santiago. Luego, dio otra conferencia en el parque cultural de Valparaíso. Su visita fue organizada y gestionada por la Nueva Gráfica Chilena, del área de Diseño del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de la Universidad de Chile.

lunes, 18 de enero de 2016

La arquitectura con compromiso social logra el Pritzker



Como “una revelación” describió el jurado del Premio Pritzker (el más importante del mundo en arquitectura) el trabajo con el que el chileno Alejandro Aravena y su estudio Elemental amplían el papel del arquitecto. Autor de las viviendas incrementales —en lugar de recibir un piso terminado el cliente obtiene una casa capaz de crecer cuando su economía lo permita—, Aravena ha demostrado con sus diseños urbanísticos y sus viviendas sociales una preocupación por las ciudades y por la humanidad que habla de una nueva dimensión de la profesión.

Aravena trabajó en la reconstrucción de la ciudad chilena de Constitución, que en 2010 resistió bien a un terremoto de 8,8 grados y mal al posterior tsunami. Elemental consultó con los ciudadanos y propuso recuperar espacio para blindar la urbe ante futuros sismos con un espacio público capaz de disipar la energía sísmica gracias a nuevos parques. Autores de regeneraciones urbanas —como el Parque Periurbano de Calama— y de edificios universitarios en Santiago, Austin (Estados Unidos) o Shanghai (China), combinan el valor representativo con la eficiencia energética, pero su mayor aportación es el principio de que la arquitectura debe recuperar el peso social y alejarse de la irrelevancia.

— Un premio a la arquitectura social ¿se interpreta como una adaptación a la crisis?

— Los arquitectos hemos sido poco entrenados a que nuestro punto de partida quede fuera de la arquitectura. El precio que hemos pagado es el de la irrelevancia. No nos llaman para que nos encarguemos de ningún tema duro. No es el caso de los economistas, los abogados o los ingenieros, a los que se recurre más cuanto mayor es el problema. Eso es lo que como profesión debemos restaurar: la posibilidad de contribuir a resolver problemas fundamentales.

La escasez de recursos obliga a la abundancia de sentido. Mientras que una abundancia de recursos puede llevar a una escasez de sentido: a hacer las cosas simplemente porque puedes, porque tienes el dinero para ello. El caso de Chile, que se encuentra a mitad de camino entre ser lo suficientemente pobre como para tener que justificar las respuestas que das, pero no tan pobre como para actuar solo para sobrevivir, permite inaugurar algo que no existía antes.

— ¿Es compatible levantar símbolos de poder y la arquitectura social?

— No llamaría a nuestros edificios símbolos del poder. Es necesario construir los espacios donde ocurre la vida y construir la vivienda de quien no puede proveérsela a sí mismo. Los arquitectos traducimos los verbos simples: estudiar, trabajar, dormir, comer, encontrarse, disfrutar… a sustantivos: oficinas, escuelas, casas, parques… Hacer otros proyectos es solo un entrenamiento.

— ¿Puede la arquitectura hacer algo por reducir la desigualdad en Latinoamérica?

— Totalmente. La ciudad es un mecanismo muy potente de corrección de inequidades. La desigualdad es un problema económico y también racial y cultural, la redistribución económica requiere una educación. Y eso toma al menos un par de generaciones.

Sin embargo, en la ciudad hay factores que permiten mejorar la calidad de vida sin tener que esperar, como el sistema de transporte público. Las ciudades se miden por lo que uno puede hacer gratis en ellas. ¿Tengo que hacerme socio de un club para disfrutar de la naturaleza o puedo irme a un parque? El transporte, el espacio público y la vivienda son atajos muy poderosos para corregir la inequidad.

— ¿Qué implica premiar a un arquitecto que considera que las favelas no son el problema sino la solución?

— Más que oponernos a las favelas, debemos encauzar su fuerza. Las instituciones por el momento no han sabido resolver el problema de la cantidad de vivienda que tenemos que producir para acomodar a toda la gente que llega a las ciudades. Por eso los asentamientos informales no representan la incapacidad de la gente de acceder a una vivienda decente. Al contrario, demuestran que a pesar de no contar con apoyo oficial la gente puede dotarse a sí misma de una protección contra el medio ambiente.

El mayor problema que se plantea con las favelas es que el bien común no queda garantizado con la acción individual. Eso deja un papel para la arquitectura como canalizadora de las capacidades de la gente para autoconstruir. Nuestras viviendas sociales no están completadas, pero permiten prosperar y tienen un estándar de clase media.

— ¿Cree que la arquitectura va a llegar realmente donde no hay dinero pero faltan soluciones?

— Sería muy malo que los arquitectos nos apartáramos de los problemas complejos. Pero lo que debemos aportar es aquello para lo que fuimos entrenados, con una orientación artística. Muchos de los proyectos en los que nos metemos no tenemos idea de cómo vamos a resolverlos. Pero contamos con la capacidad de traducir el conocimiento a forma.


jueves, 14 de enero de 2016

Calderón, el artista de la arquitectura de La Paz



Impecable. Con la corbata anudada a la perfección sobre el cuello de una camisa celeste claro, que resalta su sonrisa y sus ojos limpios, así nos recibe el arquitecto Juan Carlos Calderón en su departamento de la avenida Arce, desde donde se admira la zona de Sopocachi y el símbolo del lugar, el Montículo. Él nació ahí, en 1932, en la casita que con el tiempo se convirtió en la capilla del Montículo.

"Soy más paceño que la mayoría y más sopocachence no puedo ser, porque en gestación he escuchado las campanas de la capilla y el reloj del Montículo. Además, toda la vida que he tenido en La Paz la he vivido en Sopocachi”, afirma el hombre de 83 años con una suave risa. Así se inicia la conversación con uno de los personajes más destacados de la arquitectura de La Paz y Bolivia.


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"He visto todo el cambio. El tranvía que llegaba al Montículo, Calacoto de pura chacras y donde había un hipódromo”, añade el único hijo de Roberto Calderón y de Elena Romero.

Claro, y con sus obras de arquitectura Juan Carlos Calderón contribuyó a todo ese cambio que transformó la ciudad de La Paz -desde los años 70 del siglo pasado- en una urbe de edificios, donde destacan los que él diseñó bajo su credo, la escuela organicista: "que es la convicción de que el hombre es un hijo de la naturaleza y que, como tal, debe entonar su vida y su cultura a sus eternas leyes”.

Sus creaciones son innumerables, pero destacan el Palacio de Comunicaciones, ENTEL, el hotel Plaza, los edificios Illimani, Hansa, de la CAF, el museo Kusillo, la Alianza Francesa y muchas viviendas particulares que se han convertido en símbolo en La Paz y otras ciudades de Bolivia.

Persiguió ese sueño desde niño. Siempre quiso ser un arquitecto, pero no uno cualquiera, sino como el estadounidense Frank Lloyd Wright, considerado uno de los principales maestros de la arquitectura del siglo XX. Recuerda que la primera vez que vio a Lloyd fue en una fotografía en la revista Selecciones, que su papá acostumbraba a comprar. Tenía unos 13 años cuando vio por primera vez el rostro de su inspiración.

En esos tiempos vivía en Sopocachi, entre los tranvías y las visita de todos los domingos al hipódromo de Calacoto (hoy San Miguel) para disfrutar la carreras de caballos junto a su inseparable amigo Jaime Iturri Salinas.

Los dos jovenzuelos frecuentaban tanto el lugar sin tener caballo alguno, hasta que alguien los convenció de hacerse de una yegua que estaba en venta. Para dar la "primera mano” del precio que tenía el animal tuvieron que hacer un sinfín de negocios, incluso vender unos trenes eléctricos. Compraron la yegua y se convirtieron en los propietarios más jóvenes de un caballo en el hipódromo de Calacoto.

"Al padre rector del Colegio San Calixto, el padre Sempere, lo convencimos de que nos dejara llegar un poco tarde una de las mañanas de clases para ir a Calacoto a ver a nuestro caballo entrenar”, recuerda.

Su vida de criador y corredor de caballos terminó en 1952, cuando salió bachiller y decidió ir a estudiar arquitectura a Estados Unidos, donde había nacido Frank Lloyd. "Mi padre no estuvo de acuerdo. Me dijo que mi decisión era como un viaje a la luna. ‘Vas a ir pero no vas a poder volver’, me advertía”, cuenta.

Pero Juan Carlos convenció a su padre y se marchó a Estados Unidos, a la Universidad de Oklahoma. Se fueron con él sus amigos Jorge Aramayo Montes y Ernesto García Antelo.

En la universidad , cuando aún era un estudiante, llegó su primer logro: ganó un concurso para el diseño de un campo botánico. Su proyecto fue elegido entre los trabajos de estudiantes de cinco universidades estadounidenses.

Terminó su carrera a finales de los 50 y decidió quedarse "un tiempo” en Estados Unidos para comenzar a ejercer su profesión. Pero ese tiempo se transformó en 23 años. Los primeros cinco en Nueva York, los siguientes en San Francisco, donde había comenzado el movimiento hippie. Los años 60 estaban en su esplendor.


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"Entonces San Francisco era una ciudad muy humanista, muy lejana a la frialdad de Nueva York”, comenta.

Pero fue en Nueva York donde hizo realidad su mayor sueño: conocer a Frank Floyd. Fue gracias a la pintora María Luisa Pacheco, quien le comentó que Floyd estaba en Nueva York y que sería invitado en uno de los programas de televisión más famosos de la ciudad.

Juan Carlos no se perdió el programa, entonces en blanco y negro. Al concluir el mismo se le ocurrió que podía buscar al arquitecto y lo hizo. A través de la guía telefónica dio con el hotel donde estaba hospedado. Llamó y, para su sorpresa, el maestro de la arquitectura del siglo XX estadounidense aceptó su visita.

"Fue maravilloso. Él tenía 90 años, con una melena blanca, muy linda. Me trató muy bien y hablamos de los desastres que se estaban haciendo en Nueva York, demoler algunos edificios. Entonces me dijo algo muy profético: A ustedes los jóvenes les toca no dejar que eso suceda”, cuenta.

El regreso a Bolivia
A principios de los 70 Calderón estaba establecido en Estados Unidos, cuando una pariente, que pasaba por San Francisco por su luna de miel, lo contactó para pedirle que diseñara su casa en La Paz. Hizo el trabajo desde San Francisco, pero se requería su presencia en La Paz para ver la obra. Así regresó a la ciudad donde nació.

Sus planes eran regresar de inmediato a Estados Unidos. Sin embargo, también uno de sus parientes lo convenció de presentarse a una convocatoria para la construcción de un edificio. Se trataba del edificio de ENTEL, en la calle Federico Suazo. Ganó la convocatoria y ahí terminó la sentencia que su padre le había lanzado 25 años antes: su viaje a Estados Unidos tenía fecha de salida.

En 1972 el arquitecto regresó a su tierra y comenzó la historia de sus grandes obras. Esa historia aún no se termina porque Calderón, a sus 83 años, sigue diseñando. Hoy trabaja en los edificios de la Bolsa Boliviana de Valores, del Ministerio de Economía y otros dos proyectos.

domingo, 10 de enero de 2016

El arquitecto de los “cholets” es destacado por The New Yorker

"¡Vale la pena!”, "¡Impresionante!” o "Realmente quiero ver los diseños por mi cuenta”, son algunas expresiones de usuarios de Twitter de habla inglesa sobre el trabajo del arquitecto boliviano Freddy Mamani y su propuesta de diseño que da de qué hablar en los dos últimos años.

Y es que la "nueva arquitectura andina” de vivos tiwanacotas con formas y colores de aguayos trascendió los límites de El Alto. La prestigiosa revista norteamericana The New Yorker, en su edición de diciembre de 2015, dedicó un reportaje-perfil a Mamani, creador de los llamados "cholets”.

"El arquitecto boliviano Freddy Mamani Silvestre no tiene una oficina, no usa una computadora o dibuja planos formales. Él esboza sus planes en una pared o los transmite oralmente a sus asociados”, se lee al principio de la nota que titula "High aspirations” (Altas aspiraciones).

Durante la pasada gestión, la obra de Mamani estuvo en boca de más de un curioso, un crítico, un arquitecto y de un ciudadano de a pie. El término "cholet”, con el cual se bautizó el particular estilo de este profesional, fue uno de los puntos de inicio del debate de esta propuesta arquitectónica nacida a más de 4.000 metros de altitud.

Mamani rompió los estilos y esquemas del diseño y la construcción para plantear desde la ciudad de El Alto una nueva forma de edificaciones. En sus obras se ve reflejada la identidad de la cultura andina, mezclada con expresiones de colores vivos e intensos. Además, la multiplicidad de formas geométricas le da un toque distinto.

"En la universidad nos forman bajo normas. Nos dicen que lo mejor es lo minimalista, que no contempla colores, porque si haces eso ya no eres arquitecto, pero en nuestra cultura (andina) no es así. A uno tiene que gustarle lo que hace y eso estoy haciendo”, declaró Mamani en una anterior entrevista con Página Siete.

La presidenta de la Cámara de Industria y Comercio de El Alto, María Cristina Soto, considera que es cierto que su obra tiene bastante color, pero que ello no significa que no sea una propuesta nueva para la arquitectura en sí.

"Estamos muy contentos por el resultado y por la forma en la que él ha podido trascender fuera de Bolivia como un aporte más a la ciudad de El Alto en su verdadera identidad y en su propuesta país y su propuesta mundo”, agrega.

Desde que su estilo se hizo visible, Mamani fue visitado por la prensa de varios países y su concepto del diseño y la arquitectura fueron objeto de debate en más de un escenario. "Cada una de sus casas tiene una fachada futurista, una planta baja comercial con escaparates de jazz , una sala de fiestas barroca en el entresuelo…”, concluye The New Yorker sobre este arquitecto artista.

miércoles, 6 de enero de 2016

Posesión del directorio del Colegio de Arquitectos

El Colegio de Arquitectos de Cochabamba efectuó el acto de posesión y toma de juramento de su directorio por la gestión 2016 -2017. La ceremonia se desarrolló en el auditorio “Jorge Urquidi Zambrana” y contó con la participación de representantes nacionales de la institución.

El presidente del Comité Electoral Departamental, José Estrada Antezana, fue el encargado de posesionar a la nueva directiva que se encuentra liderada por Rafael Sainz Siles y José Berbetty Delgadillo.



 1 /// Tuvensa Montaño, Jazmani López, Jesús de la Fuente y Brayan Camacho 2 /// Rubén Siles, Raúl Aguilar y Jaime Rodríguez 3/// El directorio y los nuevos miembros del Colegio de Arquitectos de Cochabamba 4/// Rolando Torrico, Jhon Mendoza, José Estrada, Fabián Farfán, Rafael Sainz, Henry Ledezma, Jorge Medrano, Limbert Céspedes y Manuel Prado

5 /// Litzi Burgoa, Roger Flores y Sisy Rivas 6 /// Danilo Vargas, Rafael Sainz, Sdenka Fuentes y Daniel Juchani 7 /// Isabel Lazcano, Patricia Dueri, Cinthya Olmos, Nidia Flores e Indira Veizaga.


El arquitecto Jimmy Ledezma, experto en restauraciones de casas coloniales y republicanas,

El arquitecto Jimmy Ledezma, experto en restauraciones de casas coloniales y republicanas, considera que Alfonso, es un referente dentro la especialidad. Lo conoció cuando era estudiante de la facultad de Arquitectura, siendo auxiliar del arquitecto Ricardo Pérez Alcalá.

“En la primera obra que lo conocí fue en una casa que estaba realizando en la zona de los Pinos de una familia Patiño, que tomaba como ícono las montañas, dentro de lo eran las chimeneas que sin duda alguna fue el patrimonio del arquitecto Alcalá y que debido al crecimiento de la ciudad y la construcción de edificios multifamiliares, desaparecieron esas obras.

Estamos hablando de casi toda una vida de trabajo, no hablamos de generaciones sino de identidades que nos comulgaba de cómo veíamos la arquitectura y que Alfonso haya ganado el prestigio que sus clientes se encariñan con él y nunca salen defraudados, porque sus obras son muy representativas en construcciones, un ejemplo es la restauración de la Iglesia de San Francisco que durante muchos años estuvo realizando esa labor”.

Además revela que “El conoce los materiales que se utilizaron en diferentes épocas de construcciones de la ciudad. Quizás sea el único maestro que conozca del material de la Colonia (1.700 años) como cañahuecas, adobes, piedras, tejas y otros y por eso que cuando concluye una obra, Alfonso tiene su sello de identidad y la gente se admira la armonía de sus obras.

Lo difícil, lo vuelve fácil, justamente por la experiencia y conocimiento que tiene, porque decir que algo que no pueda hacer estaría mintiendo, nunca se corre de los desafíos, porque es un especialista en restauración y maestro de todos nosotros”.

Alfonso Mamani: “El maestro”

Muy conocido entre los arquitectos, en especial entre los restauradores de casas coloniales y republicanas don Alfonso Mamani Calle, El Maestro, se ganó el respeto de los profesionales debido a la calidad en sus obras y el acabado de las mismas, buscando que las reemplazadas sean como las originales y de ahí su éxito en la construcción.

Se codeó y trabaja con los mejores arquitectos de la ciudad de La Paz, en obras complicadas de mejorar, pero que logra su objetivo con mucha paciencia y creatividad, dejando satisfechos a los profesionales y hoy se arrepiente el no haber estudiado arquitectura “Hubiese enseñado en la universidad, la práctica en obra”, señala a tiempo que Metro Cuadrado lo entrevista en su cumpleaños número 72.

“Comencé mi labor durante 15 años en la iglesia de San Francisco, donde hicimos la restauración. Teníamos que mantener los colores y formas de la construcción a cargo de los arquitectos. A mi cargo estuvieron 15 maestros y 15 ayudantes.

Hicimos obras con el arquitecto Ricardo Pérez Alcalá, aprendí mucho de él…entre chiste y chiste me enseñó; él me decía “mi perro hace con su cola esa obra…es fácil”, era chistoso y bien le entendía. Era muy buena gente. Conocí también a arquitectos como: Octavio Méndez, Eddy Bravo, Carlos Ormachea, Jimmy Ledezma, Patricia Vásquez y otros que no recuerdo en este momento”.

LA OBRA MÁS IMPORTANTE

Entre las obras que marcaron su trayectoria, fueron la restauración de San Francisco, hotel La Casona, hostal Pancaira, ubicado entre la Yanacocha e Indaburo.

Según Mamani, las obras que encara no son nada fáciles, debido a que hay que respetar lo que hicieron los antepasados y para ellos hay que tratar de pensar como ellos.

“Hay que buscar el material, no hay mucho en el mercado, caso contrario mandamos a hacer con ladrilleros. Para los techos conseguimos las cañahuecas, porque se puede conseguir. Es necesario Cal, Ladrillo, Arena, Piedra Comanche, Pan de Azúcar de Viacha que es el mismo de la iglesia de San Francisco (traen del cerro Letania) es en el único lugar donde picapiedrean, por ejemplo todas la aceras de piedra y los adoquines de la ciudad de La Paz vienen de ahí y también de Comanche. Esto es muy valioso y apreciado en la construcción, aquí lo sacan o lo tapan con asfalto, cuando deberían mantenerlo…es un lujo tener ese material, en muchos países han vuelto a la piedra en las calles”.

Agrega que la piedra Comanche es ideal para los pisos, hermoso por sus colores y textura que tiene, También la piedra Patacamaya, parecido al Comanche. La piedra Tarija para las fuentes de agua, no sirve para construcción.

“Por ejemplo para colocar el mismo material hacemos cortar el cuero de vaca, remojamos en agua con sal para los amarres de la cañahueca y la cal se utiliza para el mortero, cimientos, revoques agarra como chicle. Incluso los techos deben llevar cal, el cemento se raja, además quiebra las tejas, en cambio la cal lo mantiene.

No tenemos herramientas especiales, para algunos casos si como azuelas para la madera, especialmente para tratar los techos y puertas coloniales, donde también colocamos clavos de cabeza cuadradas, hechas por los herreros” asevera Alfonso cuando habla de lo que le gusta hacer, restauraciones.

Reconoce que restaurar toma mucho tiempo, porque es una labor la detalle, se tiene que buscar las piedras similar a las originales, ladrillos “Hay que buscar y algunos maestros albañiles no tienen paciencia, se escapan de la obra, no les gusta, para esto uno tiene que ser un verdadero artesano, porque algunos albañiles quieren planchar rectitos y no les gusta esta labor de restauración”.

SUEÑOS

Cuando le preguntamos de cómo se metió en las restauraciones Alfonso, dijo que comenzó haciendo arcos de piedra y donde descubrió su habilidad para realizar trabajos en casa coloniales y republicanas “el arquitecto Pérez Alcalá, me enseñó a dibujar incluso los ojos de buey, con hilo se hace y no con compas, sacaba perfecto.

Cuando tengo una obra complicada, en la noche sueño, los sueños ayudan. Cuando no puedo encarar alguna obra muy complicada, en el sueño los resuelvo…eso me pasa.

SE GANA DINERO

Admite que a veces se gana dinero en otras no “Mucho tiempo demanda, porque se tiene que buscar el material y colocar uno por uno, no es la cantidad sino la calidad. Pero este sacrificio es compensado porque mis nietos están siguiendo el camino, pero de manera profesional, uno de ellos es arquitecto.

A mis 72 años de vida, comencé mi vida de albañil en 1962, casi estoy 53 años en vigencia y aún puedo trepar techos, aunque me caí varias veces y tengo clavos en el brazo, fue en una obra de San Francisco, luego en La Casona, pero nada grave “hubiese muerto” y más bien me agarre la cabeza y fue el brazo…con suerte.

ANÉCDOTAS

Cuenta que durante una entrada universitaria y estaban tomando en una obra, cuando estaba yendo a cambiarme de ropa en un rincón de la casa le apareció una señora y se sentó en las gradas, “Era una almita, que siempre hay en estas casas coloniales. Luego tomé dos vasos más para darle valor, pero esta vez apareció un hombre y luego no había nada, era un fantasma y el miedo me quitó la borrachera y sin cambiarme me fui a la mi casa. Otra también fue cuando estuvieron discutiendo los arquitectos y se cayó una viga de manera repentina, como diciendo cállense, vimos ataúdes…yo creo en esta cosas”.


martes, 5 de enero de 2016

Diseñador de los cholets es de lo más destacado en 2015

Freddy Mamani, el arquitecto que diseñó los cholets, esos edificios multicolores que se encuentran en abundancia en la ciudad de El Alto del departamento de La Paz, ha sido considerado por la prestigiosa revista digital de arquitectura ArchDaily como uno de los líderes del 2015 en este campo, gracias a sus creaciones.

ArchDaily, en su edición de diciembre, selecciona los proyectos y líderes de arquitectura más inspiradores de 2015, en diferentes categorías, y en la de diseño y conceptualización, aparecen Mamani y sus cholets.

Lo que se dice
“A sus 44 años, Mamani ya ha construido más de 60 edificios en El Alto y ha establecido una nueva ‘arquitectura andina’”, menciona la revista, que fue fundada y es editada por el arquitecto chileno David Basulto.

“A pesar del formalismo y el rechazo de las universidades locales y de la ‘élite blanca’, Mamani ha probado ser la convergencia de los factores económicos, sociales y políticos de Bolivia”, agrega la publicación, considerada una de las mejores revistas online del mundo.

“La nueva burguesía aimara emergió mientras El Alto, se expandió sin planificación ni control. Este nuevo grupo encontró en Mamani a alguien sin ninguna imposición académica, alguien que busca capturar la identidad aimara en la arquitectura, y la consolidación del proceso de reconocer la multinacional herencia de Bolivia después del ascenso de Evo Morales, el primer presidente indígena”, finaliza ArchDaily.

Reconocimiento
Las edificaciones de Freddy Mamani han sido mostradas en medios de gran valía internacional. En octubre, la revista estadounidense New Yorker le dedicó algunas páginas para mostrar algunos de sus diseños. También, el año pasado, el músico chileno Gepe filmó el video de una de sus canciones, Hambre, en uno de los cholets.

Réplicas en Santa Cruz
En la ciudad de Santa Cruz ya existe un cholet, en la zona del mercado Abasto, aunque el diseño no fue hecho por Mamani, sino por el ingeniero paceño Antonio Valencia. El edificio le pertenece a la familia Quisbert Aduviri, y su planta baja funciona como restaurante y los pisos de arriba son utilizados como residencial.

lunes, 4 de enero de 2016

Mamani entre personajes que inspiraron el mundo de la arquitectura en 2015

El equipo editorial del sitio web Archdaily.com, uno de los portales de arquitectura más visitados, destacó proyectos de vida por su compromiso con la promoción de la arquitectura en todos los rincones del mundo. Entre las figuras de 2015, Archdaily.com celebra el estilo del arquitecto boliviano, Freddy Mamani,en la categoría Diseño y Conceptualización

En su reseña, el portal destaca que, "a pesar del formalismo y el rechazo por parte de universidades locales y la "élite blanca", Mamani ha demostrado ser la respuesta a la convergencia de factores económicos, sociales y políticos específicos en Bolivia.

De niño, cuando "jugaba con las montañas de escombros, cemento y arena - los materiales de su padre trabajaba- nacieron los sueños" que luego lo impulsarían a estudiar arquitectura, afirma.

A los 44 años de edad, ya ha construido 60 obras en El Alto y ha establecido una nueva "arquitectura andina." Sus edificios de uso mixto se caracterizan por un diseño ecléctico y expresión formal, inspirado por la cultura Tiahuanaco (un precursor del Imperio Inca), con característicos colores llamativos y elementos geométricos diseñados en el lugar.

Con trabajos para la burguesía alteña que emergió mientras la ciudad se expandía sin planificación no control, reconoce la web, el estilo de Manani es favorito entre sus clientes que lo ven como alguien sin imposiciones académicas. "Alguien que busca captar la identidad aymara en la arquitectura, y en el proceso de reconocer el patrimonio multinacional de Bolivia tras el ascenso de Evo Morales", cierra la web.