La cercanía de los niveles de urbanización de América Latina y las regiones más
desarrolladas no debe confundir en cuanto a que otras transformaciones socia-
les y económicas propias del desarrollo también sean similares. Un informe re-
ciente (CEPAL 2000) dice que el número absoluto de personas pobres sigue
aumentando, particularmente en las áreas urbanas de la región, donde pasó de
122 millones en 1990 a 130 millones en 1999. En sólo tres décadas, la pobre-
za de la región se convirtió en un problema urbano: en 1970 el 37 por ciento
de los pobres eran residentes urbanos; hacia fines de los años ochenta esa pro-
porción se había elevado al 57 por ciento y en 1999 llegó al 62 por ciento.
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