viernes, 4 de enero de 2019

Espacios públicos y la construcción de capital social

¿A QUÉ SE REFIERE ESTE CONCEPTO?


Algunos teóricos interpretan que el capital social consiste en una invitación a reconstruir formas de cooperación basadas en el espíritu cívico, como una forma de disminuir tendencias a la disgregación social y de aumentar la eficiencia de la acción colectiva. Mientras que otro sector determina que el concepto es relativamente impreciso y discutible, lo que no quiere decir que no se pueda medirlo para plantear normas públicas, en base a datos que pueden fácilmente pueden lograrse, previo estudio por supuesto. “Uno de los precursores del concepto, el capital social no sólo se presenta en el plano colectivo, sino también en el individual, porque tiene que ver con el grado de integración social de un individuo y su red de contactos sociales, e implica relaciones, expectativas de reciprocidad y comportamientos confiables. Por tal razón, el capital social no sólo tendría una repercusión pública, sino que mejoraría la efectividad privada”, (Colemann,1990).

Mientras que para la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) se ha entendido el concepto de capital social como “el conjunto de normas, instituciones, organizaciones que promueven la confianza y la cooperación entre personas, comunidades y la sociedad en su conjunto”. En resumen, la propuesta está asociada al capital social como una oportunidad de fortalecer las capacidades de una sociedad civil.


CIUDAD Y LOS ESPACIOS PÚBLICOS


Los usos y costumbres que suceden en espacios públicos de la ciudad, sea que estos tengan el carácter de tradiciones, culturales, turísticos, económicos, manifestaciones, marchas, protestas y tendencias generales o eventos esporádicos, sirven para determinar los grados de integración social, el sentido de pertenencia y apropiación, los niveles de democracia obtenidos en un barrio, una zona o una ciudad, y las capacidades de hacer suyo lo público como si fuese de ellos y defenderlo. El espacio público moderno se define a partir de una separación formal, por lo general legal, entre la propiedad privada urbana y la propiedad pública.

“El espacio público supone, pues, dominio público, uso social colectivo y diversidad de actividades. En este sentido, la calidad del espacio público se podrá evaluar sobre todo por la intensidad y la calidad de las relaciones sociales que facilita, por su capacidad de acoger y mezclar distintos grupos y comportamientos, y por su capacidad de estimular la identificación simbólica, la expresión y la integración cultural (Segovia-Dascal, 2.000). Tratando de definir el concepto, quizás es mejor afirmar que el espacio público es también el territorio donde se manifiesta con más fuerza la crisis de la vida en la ciudad. Es uno de los ámbitos en que convergen y se expresan posturas y contradicciones sociales, culturales y políticas de una sociedad y de una época determinada. La preocupación por la seguridad del transitar y el estar en la calle, por la calidad del intercambio en paseos y parques, por la sociabilidad en barrios y plazas, calles, avenidas, parques, vigente en el país, como en el resto del mundo.

IDENTIDAD Y SOCIABILIDAD

Los datos estadísticos obtenidos de una encuesta lanzada por Metro Cuadrado son algo sorprendentes si se contrastan con algunas referencias más bien negativas hechas por algunos líderes de opinión, políticos o urbanistas. En general, estos sostienen que actualmente los espacios públicos tradicionales tienden a ser abandonados, entre otras razones por la inseguridad que se percibe en ellos, siendo reemplazados por espacios destinados a las transacciones comerciales, con los que las personas parecen más involucradas.

Los resultados de nuestro estudio, sin embargo, no avalan esas conclusiones. De hecho, del total de encuestados, el 35,7 por ciento señala que la existencia del espacio público le produce alegría; un 19,7 por ciento, cariño; un 14,8 por ciento, orgullo; un 8,1 por ciento, paz y tranquilidad, entre otros aspectos positivos. Sólo un 0,6 por ciento de los encuestados manifiesta miedo y un 1,3 por ciento, vergüenza.