sábado, 30 de abril de 2011

CUESTIONES TIPOLÓGICAS (III)

La tipología se presenta, por consiguiente, como el estudio de los tipos no reducibles ulteriormente de los elementos urbanos, de una ciudad como le una arquitectura. La cuestión de las ciudades monocéntricas y de los edificios centrales o lo que sea, es una cuestión tipológica específica. Ningún tipo se identifica con una forma, si bien todas las formas arquitectónicas son remisibles a tipos.
Este proceso de reducción es una operación lógica necesaria, y no es posible hablar de problemas de forma ignorando estos presupuestos. En este sentido todos los tratados de arquitectura son también tratados de tipología, y en el proyectar es difícil distinguir los dos momentos.
El tipo es, pues constante y se presenta con caracteres de necesidad; pero aun siendo determinados, éstos reaccionan dialécticamente con la técnica, con las funciones, con el estilo, con el carácter colectivo y el momento individual del hecho arquitectónico.
Es sabido que la planta central es un tipo determinado y constante, por ejemplo, en la arquitectura religiosa; pero con esto cada vez que se hace la elección de una planta central se crean motivos dialécticos con la arquitectura de aquella iglesia, con sus funciones, con la técnica de la construcción y finalmente con la colectividad que participa de la vida de esta iglesia.
Tiendo a creer que los tipos del edificio de vivienda no han cambiado desde la Antigúedad a hoy, pero esto no significa sostener completamente que no haya cambiado el modo concreto de vivir desde la Antiguedad a hoy y que no siga habiendo nuevos posibles modos de vivir.
La casa con corredor interior es un esquema antiguo y presente en todas las casas urbanas que queramos analizar; un pasillo que da acceso a las habitaciones es un
esquema necesario, pero son tantas y tales las variedades entre cada casa en cada época que realizan ese tipo que presentan entre ellas enormes diferencias.
Por último, podernos decir que el tipo es la idea misma de la arquitectura; lo que está más cerca de su esencia. Y por ello, lo que, no obstante cualquier cambio, siempre se ha impuesto «al sentimiento y a la razón», como el principio de la arquitectura y de la ciudad.
El problema de la tipología nunca ha sido tratado de forma sistemática y con la amplitud que es necesaria; hoy esto está surgiendo en las escuelas de arquitectura y llevará a buenos resultados. Desde luego, estoy convencido de que los arquitectos mismos, si quieren ampliar y fundamentar su propio trabajo, tendrán que ocuparse nuevamente de asuntos de esa especie.
No me es posible aquí ocuparme más de ese problema.
Afirmemos que la tipología es la idea de un elemento que tiene un papel propio en la constitución de la forma, y que es una constante. Se tratará de ver las modalidades con las que ello acaece y subordinadamente el valor efectivo de este papel.
Ciertamente, todos los estudios que poseemos en este campo, salvo pocas excepciones en intentos actuales de superación, no se han planteado con mucha atención este problema.
Siempre lo han eludido y pospuesto buscando en seguida alguna otra cosa; esta cosa es la función. Puesto que esta cuestión de la función es absolutamente preeminente en el campo de nuestros estudios, intentaré ver cómo ha emergido en los estudios relativos a la ciudad y a os hechos urbanos en general y cómo ha evolucionado.
Podemos decir, por de pronto, que ha sido planteada, y éste es el primer paso que debe realizarse, en el momento en que se nos ha planteado el problema de la descripción y de la clasificación.
Ahora bien, las clasificaciones existentes no han ido, la mayoría, más allá del problema de la función.

viernes, 29 de abril de 2011

CUESTIONES TIPOLÓGICAS (II)

[...] En todas partes el arte de fabricar regularmente ha nacido de un germen preexistente. En todo es necesario un antecedente; nada en ningún género viene de la nada y esto no puede dejar de aplicarse a todas las invenciones de los hombres. Así, vemos que todas, a despecho de los cambios posteriores, han conservado siempre claro, siempre manifiesto al sentimiento y a la razón su principio elemental. Es como un especie de núcleo en torno al cual se han aglomerado y coordinado a continuación los desarrollos y las variaciones de forma, de los que era susceptible el objeto. Por ello nos han llegado mil cosas de todos los géneros, y una de las principales ocupaciones de la ciencia y la filosofía para captar su razón de ser es investigar su origen y su causa
primitiva. Eso es a lo que hay que llamar tipo en arquitectura, como en cualquier otra rama de las invenciones y de las instituciones humanas.
Nos hemos dejado llevar a esta discusión para dar a comprender el valor de la palabra tipo tomado metafóricamente en una cantidad de obras y el error de aquellos que, o lo desconocen porque no es modelo, o lo desnaturalizan imponiéndole el rigor de un modelo que implicaría las condiciones de copia idéntica.
En la primera parte de la proposición, el autor descarta la posibilidad de algo que imitar o copiar porque en este caso no habría, como afirma a segunda parte de la proposición, «la creación de un modelo», es decir, no se haría arquitectura.
La segunda proposición afirma que en la arquitectura (modelo o forma) hay un elemento que tiene su propio papel; por lo tanto, no algo a lo que el objeto arquitectónico se ha adecuado en su conformación, sin algo que está presente en el modelo. Esa, de hecho, es la regla, el modo constitutivo de la arquitectura.
En términos lógicos se puede decir que este algo es una constante. Un argumento de ese tipo presupone concebir el hecho urbano arquitectónico como una estructura; una estructura que se revela y es conocible en el hecho mismo.
Si este algo, que podemos llamar el elemento típico o simplemente el tipo, es mas constante, entonces es posible reencontrarlo en todos los hechos arquitectónicos. Es, pues, también un elemento cultural y amo tal puede ser buscado en los diversos hechos arquitectónicos; la tipología se convierte así ampliamente en el momento analitico de la arquitectura, es aún mejor individualizable a nivel de los hechos urbanos.

jueves, 28 de abril de 2011

CUESTIONES TIPOLÓGICAS (I)

La concepción de los hechos urbanos como obra de arte abre el camino al estudio de todos aquellos aspectos que iluminan la estructura de la ciudad.
La ciudad, como cosa humana por excelencia, está constituida por su arquitectura y por todas aquellas obras que constituyen el modo real de transformación de la naturaleza.
Los hombres de la edad del bronce adaptaron el paisaje a la necesidad social construyendo manzanas artificiales de ladrillos y excavando pozos, acequias, cursos de agua. Las primeras casas aíslan a los habitan. es del ambiente externo y les proporcionan un clima controlado por el hombre; el desarrollo del núcleo urbano extiende la tentativa de este control a la creación y a la extensión de un microclima. Ya en los poblados neolíticos hay la primera transformación del mundo a la necesidad del hombre. La patria artificial es, pues, tan antigua como el hombre.
En el mismo sentido de esas transformaciones se constituyen las primeras formas y los primeros tipos de habitación; y los templos y los edificios más complejos. El tipo se va constituyendo, pues, según la necesidad y según la aspiración de belleza; único y sin embargo variadisimo en sociedades diferentes y unido a la forma y al modo de vida.
Es lógico, por lo tanto, que el concepto de tipo se constituya como fundamento dc la arquitectura y vaya repitiéndose tanto en la práctica como en los tratados.
Sostengo, consiguientemente, la importancia de las cuestiones tipológicas; importantes cuestiones tipológicas siempre han recorrido la historia de la arquitectura y se plantean normalmente cuando nos enfrentaros con problemas urbanos. Tratadistas como Milizia nunca definen el tipo, pero afirmaciones como la siguiente pueden ser contenidas en este concepto: «La comodidad de cualquier edificio comprende tres objetos principales: su situación, su forma, la distribución de sus partes».
Pienso, pues, en un concepto de tipo como en algo permanente y complejo, un enunciado lógico que se antepone a la forma y que la constituye.
Uno de los mayores teóricos de la arquitectura, Quatremére de Quincy, comprendio la gran importancia de este problema y dio una definición magistral de tipo y de modelo.
[....] La palabra tipo o representa tanto la imagen de una cosa que copiar o que imitar perfectamente cuanto la idea de un elemento que debe servir de regla al modelo [...]. El modelo entendido según la ejecución práctica del arte es un objeto que tiene que repetirse tal cual es; el tipo es, por el contrario, un objeto segun el cual nadie puede concebir obras que no se asemejen en absoluto entre ellas. Todo es preciso y dado en el modelo; todo es más o menos vago ex el tipo. Así, vemos que la imitación de los tipos nada tiene que el sentimiento o el espíritu no puedan reconocer.

miércoles, 27 de abril de 2011

LOS HECHOS URBANOS COMO OBRA DE ARTE (IV)

Y los modelos serán siempre, pues, al menos de algún modo, la calle concreta, la plaza concreta.
Pero por otra parte la lección de Sítte contiene también un gran equívoco; que la ciudad como obra de arte sea reducible a algún episodio artístico o a su legibilidad y no finalmente a su experiencia concreta. Creemos, al contrario, que el todo es más
importante que cada una de las partes; y que solamente en su totalidad el hecho urbano, por lo tanto también el sistema viario y la topografía urbana hasta las cosas que se pueden aprender paseando de un lado para otro de una calle, constituyen esta totalidad. Naturalmente, como me dispongo a hacer, tendremos que examinar esa arquitectura total por partes.
Empezaré, pues, por un asunto que abre el camino al problema de la clasificación; es el de la tipología de los edificios y de su relación con la ciudad. Relación que constituye la hipótesis de fondo de este libro y que analizaré desde varios puntos de vista considerando siempre Los edificios como monumentos y partes del todo que es la ciudad.
Esta posición era clara para los teóricos de arquitectura de la Ilustración. En sus lecciones en la Escuela Politécnica, Durand escribía: «De méme que les murs, les colonnes, etc., sont les éléments dont se composent les édifices, de méme les édifices sont les éléments dont se composent les villes».

martes, 26 de abril de 2011

LOS HECHOS URBANOS COMO OBRA DE ARTE (III)

Y, naturalmente, tendremos que tener tambien en cuenta como los hombres se orientan en la ciudad, la evolucion y formación de su sentido del espacio; esta parte constituye, a mi parecer, el sector mas importante de algunos recientes estudios norteamericanos y en
particular de la investigación de Kevin Lynch; es decir, la parte relativa a la concepción del espacio basada en gran parte sobre los estudios de antropología y en las características urbanas. Observaciones de este tipo habian sido avanzadas tambien por Max Sorre sobre un material análogo: y particularmente sobre observaciones de Mauss de la correspondencia entre los nombres de los grupos y los nombres de los lugares en los esquimales. Sera util posiblemente volver sobre estos asuntos; por ahora todas estas cosas nos sirven solo como introducción a la investigación, y tendremos que volver a ello solo cuando hayamos tomado en consideración un numero mayor de aspectos del hecho urbano hasta intentar comprender la ciudad como una gran representación de la condicion humana.
Intento leer aquí esa representación a traves de su escena fija y profunda: la arquitectura. A veces me pregunto como puede ser que nunca se haya analizado la arquitectura por ese su valor mas profundo; de cosa humana que forma la realidad y conforma la materia según una concepción estetica. Y asi, es ella misma no solo el lugar de la condicion humana, sino una parte misma de esa condicion; que se representa en la ciudad y en sus monumentos, en los barrios, en las casas, en todos los hechos urbanos que emergen del espacio habitado. Desde esta escena los teorico se han adentrado en la estructura urbana siempre intentando percibir cuales eran los puntos fijos, los verdaderos nudos estructurales de la ciudad, aquellos puntos en donde se realizaba la accion de la razon.
Vuelvo ahora a la hipótesis de la ciudad como manufactura, como obra de arquitectura o de ingeniería que crece en el tiempo; es una de las hipótesis más seguras con las que podemos trabajar.
Contra muchas mistificaciones quizá valga aún el sentido dado a la investigación por Camillo Sitte cuando buscaba leyes en la construcción de la ciudad que prescindieran de los solos hechos técnicos y se diera cuenta plenamente de la «belleza» del esquema urbano, de la forma tal como viene leída: [...] Tenemos hoy tres sistemas principales de construir la ciudad: el sistema ortogonal, el sistema radial, y el circular. Las variantes resultan generalmente de la fusión de los tres métodos. Todos estos sistemas tienen un valor artístico nulo; su único objetivo es el de la reglamentacion de la red viaria; es, pues, un objetivo puramente técnico. Una red viaria sirve únicamente para la circulación, no es una obra de arte, porque no es captada por los sentidos y no puede ser abarcada de una sola vez sino sobre el plano. Por ello es por lo que en las páginas precedentes no habíamos nunca sacado a relucir la red viaria; ni hablando de Atenas ni de la antigua Roma, ni de Venecia o de Nuremberg. Desde el lado artístico nos es, ni más ni menos, indiferente. Sólo es artísticamente importante lo que puede ser abarcado con la vista, lo que puede ser visto; así pues, la calle concreta, la plaza concreta”. La cita de Sitte es importante por su empirismo; y hasta, a mi parecer, puede ser relacionada con ciertas experiencias norteamericanas de las que hablábamos más arriba; en donde la artisticidad se puede leer como figurabilidad. He dicho que la lección de Sitte puede valer contra muchas mistificaciones; y es indudable. Se refiere a la técnica de la construcción urbana; sin embargo, habrá en ella siempre el momento, concreto, del diseño de una plaza y un principio de transmisión lógica, de enseñanza, de este diseño.

lunes, 25 de abril de 2011

LOS HECHOS URBANOS COMO OBRA DE ARTE (II)

Pero en las ciencias mencionadas estamos asistiendo a un tipo de análisis mas vasto, mas concreto y mas completo de los hechos urbanos, que considera la ciudad como “lo humano por excelencia”, que considera quiza tambien aquellas cosas que solo se pueden aprehender viviendo concretamente determinado hecho urbano.
Esta concepción de la ciudad o, mejor, de los hechos urbanos como obra de arte se ha cruzado con el estudio de la ciudad misma; y en forma de intuiciones y descripciones diversas la podemos reconocer en los artistas de todas las epocas y en muchas manifestaciones de la vida social y religiosa; y en este sentido siempre va ligada a un lugar preciso, un acontecimiento y una forma en la ciudad.
La cuestion de la ciudad como obra de arte ha sido planteada, sin embargo, explícitamente y de manera científica sobre todo a traves de la concepción de la naturaleza de los hechos colectivos, y tengo para mi cualquier investigación urbana no puede ignorar este aspecto del problema. ¿Cómo son relacionables los hechos urbanos con las obras de arte? Todas las grandes manifestaciones de la vida social tienen en comun con la obra de arte el hecho de nacer de la vida inconsciente; a un nivel colectivo en el primer caso, individual en el segundo; pero la diferencia es secundaria, porque unas son producidas por el publico, las otras para el publico; y es precisamente el publico quien les proporciona un denominador comun.
Con este planteamiento, Levi-Strauss ha situado la ciudad en el ambito de una temática rica en desarrollos imprevistos. Tambien ha notado que, mas que las otras obras de arte, la ciudad esta entre el elemento natural y el artificial, objeto de naturaleza y sujeto de cultura.
Este análisis habia sido avanzado tambien por Maurice Halbwachs cuando vio en las características de la imaginación y de la memoria colectiva el carácter tipico de los hechos urbanos.
Estos estudios sobre la ciudad captada en su complejidad estructural tienen un precedente, si bien inesperado y poco conocido, en Carlo Cattaneo. Cattaneo nunca ha planteado explícitamente la cuestion de la artisticidad de los hechos urbanos, pero la estrecha conexión que tienen en su pensamiento las ciencias y las artes, como aspectos del desarrollo de la mente humana en lo concreto, hacen posible este acercamiento. Me ocupara mas delante de su concepción de la ciudad como principio ideal de la historia, del vinculo entre el campo y la ciudad y otras cuestiones de su pensamiento relativas a los hechos urbanos. Aquí interesa ver como se enfrenta con la ciudad; Cattaneo nunca hara distinción entre ciudad y campo en cuanto que todo el conjunto de los lugares habitados es obra del hombre. “[...] toda region se distingue de las salvajes en eso, en que es un inmenso deposito de fatigas [... ]. Aquella tierra, pues, no es obra de la naturaleza; es obra maestra de nuestras manos, es una patria artificial”.
La ciudad y la region, la tierra agrícola y los bosques se convierten en la cosa humana porque son un inmenso deposito de fatigas, son obra de nuestras manos, pero en cuanto patria artificial y cosa construida pueden tambien atestiguar valores, son permanencia y memoria. La ciudad no es en su historia.
Por ello la relacion entre el lugar y los hombres, y la obra de arte que es el hecho ultimo, esencialmente decisivo, que conforma y dirige la evolucion según una finalidad estetica, nos imponen un modo complejo de estudiar la ciudad.

domingo, 24 de abril de 2011

LOS HECHOS URBANOS COMO OBRA DE ARTE (I)

Intentaré más adelante examinar estos estudios en sus líneas principales; ahora es necesario introducir una consideración fundamental y referirme a algunos autores que dirigen esta investigación.
Al plantear interrogantes sobre la individualidad y la estructura de un hecho urbano determinado se han planteado una serie de preguntas cuyo conjunto parece constituir un sistema capaz de analizar una obra de arte. Ahora bien, aunque toda la presente investigación sea llevada a fin de establecer la naturaleza de los hechos urbanos y su identificación, se puede declarar por de pronto que admitimos que en la naturaleza de los hechos urbanos hay algo que los hace muy semejantes, y no sólo metafóricamente, con la obra de arte; éstos son una construcción en la materia, y a pesar de la materia; son algo diferente: son condicionados pero también condicionantes.
Esta artisticidad de los hechos urbanos va muy unida a su cualidad, a su unicum; y, por lo tanto, a su análisis y a su definición. Esta cuestión es extremadamente compleja. Ahora bien, descuidando los aspectos psicológicos de la cuestión, creo que los hechos urbanos son complejos en sí mismos y que a nosotros nos es posible analizarlos pero difícilmente definirlos. La naturaleza de este problema me ha interesado siempre particularmente y estoy convencido de que está plenamente relacionada con la arquitectura de la ciudad.
Tomemos un hecho urbano cualquiera, un palacio, una calle, un barrio, y describámoslo; surgirán todas las dificultades que habíamos visto en las páginas precedentes cuando hablábamos del Palazzo della Ragione de Padua. Parte de estas dificultades dependerán también de la ambigüedad de nuestro lenguaje y parte de ellas podrán ser superadas, pero quedará siempre un tipo de experiencia posible sólo a quien haya recorrido aquel palacio, aquella calle, aquel barrio.
El concepto que pueda hacerse uno de un hecho urbano siempre será algo diferente del tipo de conocimiento de quien vive aquel mismo hecho.
Esas consideraciones pueden limitar de algún modo nuestra tarea; es posible que ésta consista principalmente en definir aquel hecho urbano desde el punto de vista de la manufactura.
En otras palabras, definir y clasificar una calle, una ciudad, una calle de la ciudad, el lugar de esta calle, su funcion, su arquitectura y sucesivamente los sistemas de calle posibles en la ciudad y otras muchas cosas.
Tendremos que ocuparnos, por lo tanto, de la geografia urbana, de la topografía urbana, de la arquitectura y de otras disciplinas. Aquí la cuestion ya no es facil, pero parece posible, y en los párrafos siguientes intentaremos llevar a cabo un análisis en este sentido. Ello significa, que generalmente, podremos establecer una geografia logica de la ciudad; esta geografia logica tendra que aplicarse esencialmente a los problemas del lenguaje, de la descripción, de la clasificacion.
Cuestiones fundamentales, como las tipologias, aun no han sido objeto de un trabajo sistematico serio en el campo de las ciencias urbanas. En la base de las clasificaciones existentes hay demasiadas hipótesis no verificadas, y por lo tanto necesariamente son generalizaciones carentes de sentido.

sábado, 23 de abril de 2011

INDIVIDUALIDAD DE LOS HECHOS URBANOS (II)

En este momento tendremos que hablar de la idea que tenemos hecha de este edificio, de la memoria más general de este edificio en cuanto producto de la colectividad; y de la relación que tenemos con la colectividad a través de él.
También sucede que mientras visitamos este palacio, y recorremos una ciudad tenemos experiencias diferentes, impresiones diferentes. Hay personas que detestan un lugar porque va unido a momentos nefastos de su vida, otros reconocen en un lugar un carácter fausto; también esas experiencias y la suma de esas experiencias constituyen la ciudad. En este sentido, si bien es extremadamente difícil por nuestra educación moderna, tenemos que reconocer una cualidad al espacio. Este era el sentido con que los antiguos consagraban un lugar, y éste presupone un tipo de análisis mucho más profundo que la simplificación que nos ofrecen algunos tests psicológicos relacionados sólo con la legibilidad de las formas.
Ha sido suficiente detenernos a considerar un solo hecho urbano para que una serie de cuestiones haya surgido ante nosotros; se pueden relacionar principalmente con algunos grandes temas como la individualidad, el locus, el diseño, la memoria; y con él se dibuja un tipo de conciencia de los hechos urbanos más completo y diverso que el que normalmente consideramos; tenemos que experimentar los elementos positivos.
Repito que quiero ocuparme aquí de lo positivo a través de la arquitectura de la ciudad, a través de la forma, porque ésta parece resumir el carácter total de los hechos urbanos, incluyendo su origen.
Por otra parte, la descripción de la forma constituye el conjunto de los datos empíricos de nuestro estudio y puede ser realizada mediante términos observativos; en parte, eso es todo lo que comprendemos por medio de la morfología urbana: la descripción de las formas de un hecho urbano; pero es sólo un momento, un instrumento. Se aproxima al conocimiento de la estructura pero no se identifica con ella. Todos los especialistas del estudio de la ciudad se han detenido ante la estructura de los hechos urbanos, declarando, sin embargo, que, además de los elementos catalogados, había l’áme de la cité; en otras palabras, habla la cualidad de los hechos urbanos. Los geógrafos franceses han elaborado así un importante sistema descriptivo pero no se han adentrado a intentar conquistar la última trinchera de su estudio: después de haber indicado que la ciudad se construye a si misma en su totalidad, y que ésta constituye la raison d’être de la misma ciudad, han dejado por explotar el significado de la estructura entrevista. No podían obrar de otra manera con las premisas de que hablan partido; todos estos estudios han rehusado un análisis de lo concreto que está en cada uno de los hechos urbanos.

viernes, 22 de abril de 2011

INDIVIDUALIDAD DE LOS HECHOS URBANOS (I)

Al describir una ciudad nos ocupamos preponderantemente de su forma; ésta es un dato concreto que se refiere a una experiencia concreta: Ate as, Roma, París.
Esa forma se resume en la arquitectura de la ciudad y por esta arquitectura es por lo que me ocuparé de los problemas de la ciudad. Ahora bien, por arquitectura de la ciudad se puede entender dos aspectos diferentes; en el primer caso es posible asemejar la ciudad a una gran manufactura, una obra de ingeniería y de arquitectura, más o menos grande, más o menos compleja, que crece en el tiempo; en el segundo caso podemos referimos a contornos más limitados de la propia ciudad, a hechos urbanos caracterizados por una arquitectura propia y, por ende, por una forma propia. En uno y otro caso nos damos cuenta de que la arquitectura no representa sino un aspecto de una realidad más compleja, de una estructura particular, pero al mismo tiempo, puesto que es el dato último verificable de esta realidad, constituye el punto de vista más concreto con el que enfrentarse al problema.
Si pensamos e¡ un hecho urbano determinado nos damos cuenta más fácilmente de eso, y de repente se nos presenta una serie de problemas que nacen de la observación de aquel hecho; por otra parte, tambíén entrevemos cuestiones menos claras, que se refieren a la cual dad, a la naturaleza singular de todo hecho urbano.
En todas las ciudades de Europa hay grandes palacios, o complejos edificatorios, o agregados que constituyen auténticas partes de ciudad y cuya función difícilmente es la originaria.
Tengo presente en este momento el Palazzo della Ragione de Padua.
Cuando visitamos un monumento de ese tipo quedamos sorprendidos por una serie de problemas íntimamente relacionados con él; y, sobre todo, quedamos impresionados por la pluralidad de funciones que un palacio de ese tipo puede contener y cómo esas funciones son, por así decir, completamente independientes de su forma y que sin embargo es esta forma la que queda impresa, la que vivimos y recorremos y la que a su vez estructura la ciudad.
¿Dónde empieza la individualidad de este palacio y de qué depende?
La individualidad d pende sin más de su forma más que de su materia, aunque ésta tenga en ello un papel importante; pero también depende del hecho de ser su forma compleja y organizada en el espacio y en el tiempo. Nos damos cuenta de que si el hecho arquitectónico que examinamos fuera, por ejemplo, construido recientemente no tendría el mismo valor; en este último caso su arquitectura sería quizá valorable en sí misma, podríamos hablar de su estilo y por lo tanto de su forma, pero no presentaría aún aquella riqueza de motivos con la que reconocemos un hecho urbano.
Algunos valores y algunas funciones originales han permanecido, otras han cambiado completamente; de algunos aspectos de la forma tenemos una certeza estilística mientras que otros sugieren aportaciones lejanas todos pensamos en los valores que han permanecido y tenemos que constatar que si bien éstos tenían conexión propia con la materia, y que éste es el único dato empírico del problema, sin embargo nos referimos a valores espirituales.

Edificaciones en altura son tema de taller en Facultad de Arquitectura

Profesionales de instituciones públicas y privadas participan hoy de un taller sobre las edificaciones de altura de Cochabamba. El evento se desarrolla en el auditorio de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Mayor de San Simón, en el campus universitario “Las Cuadras” final Jordán, de 17:00 a 20:45.

El evento busca proponer soluciones al problema de la edificación en altura, mediante el análisis y la discusión del tema entre los actores directos que tienen que ver con el mercado de las construcciones.

Ayer se cumplió un seminario con la participación de varios expertos que analizaron la normativa urbana, la configuración arquitectónica, el cálculo estructural, la legislación y el control de materiales y elementos estructurales.

jueves, 21 de abril de 2011

INTRODUCCIÓN. HECHOS URBANOS Y TEORÍA DE LA CIUDAD (VII)

He dividido este libro en cuatro partes; en la primera me ocupo de los problemas de descripción y de clasificación y, por lo tanto, de los problemas tipológicos; en la segunda, de la estructura de la ciudad por partes; en la tercera, de la arquitectura de la ciudad y del locus sobre el que ésta persiste y, por lo tanto, de la historia urbana; en la cuarta en fin, aludo a las principales cuestiones de la dinámica urbana y al problema de la política como elección.
Todos esos problemas se imbrican con la cuestión de la imagen urbana, de su arquitectura; esta imagen sitúa el valor del territorio vivido y construido por el hombre.
Esta cuestión siempre se ha impuesto en nuestros estudios por ser tan connatural con los problemas del hombre. Vidal de la Blanche ha escrito que « [...] los matorrales, los bosques, los campos cultivados, las zonas incultas se fijan en un conjunto inseparable, cuyo recuerdo el hombre lleva consigo». Este conjunto inseparable es la patria natural y artificial a la misma vez del hombre. También para la arquitectura es válida esta acepción de natural. Pienso en la definición de Milizia de la esencia de la arquitectura como imitación de la naturaleza: «[.. .] a la arquitectura le falta desde luego el modelo formado por la naturaleza; pero tiene otro formado por los hombres, siguiendo el trabajo primitivo al construir sus primeras habitaciones».
Por último, estoy convencido de que el esquema de teoría urbana presentado en este libro puede comprender más de un desarrollo, y que este desarrollo puede asumir acentos y direcciones imprevistos. Pero también estoy convencido de que este progreso en el conocimiento de la ciudad puede ser real y eficaz sólo si deja de reducir la ciudad a algunos de sus aspectos parciales perdiendo de vista su significado.
En este sentido también estoy convencido de que es necesario ocuparse de los estudios urbanos y de su organización en la escuela y en la investigación asegurándole la autonomía necesaria.
Este bosquejo mío de una teoría urbana fundamentada, como sea que se la quiera juzgar en su trazado y en su planteamiento, es el resultado no definitivo de una larga investigación y cree abrir el discurso sobre el desarrollo de esta investigación más bien que sobre los resultados conseguidos.

miércoles, 20 de abril de 2011

INTRODUCCIÓN. HECHOS URBANOS Y TEORÍA DE LA CIUDAD (VI)

Este estudio comenzaría en la ciudad griega; nos serviría para aportar notables contribuciones al significado de la estructura urbana que tiene, en sus orígenes, relación inseparable con el modo de ser y con el comportamiento de las personas.
Las contribuciones de la antropología moderna sobre la estructura social de os poblados primitivos abren nuevos problemas al estudio del plan de la ciudad; imponen el estudio de los hechos urbanos según sus motivos esenciales.
Por motivos esencia les entiendo el establecimiento de fundamentos para el estudio de los hechos urbanos y el conocimiento de un número siempre mayor de hechos, y la integración de éstos en el tiempo y en el espacio.
Es decir, la individualización de las fuerzas que están en juego de modo permanente y universal en todos los hechos urbanos.
Consideremos la relación entre realidad de cada hecho urbano y utopías urbanas; generalmente esta relación es estudiada y dada como resuelta dentro d cierto período con un contexto bastante modesto, y con resultados del todo precarios.
¿Y cuáles son los limites entre los que podemos integrar un análisis sectorial de ese tipo en el cuadro de las fuerzas permanentes y universales que están en juego en la ciudad?
Estoy convencido de que las polémicas entre el socialismo utópico y el socialismo científico en la segunda mitad del siglo XIX constituyen un importar te material de
estudio; pero no podemos considerarlas solamente en su aspecto meramente político, sino que tienen que ser medidas con la realidad de los hechos urbanos si no queremos dar pie a graves distorsiones. Y esto debe hacerse en toda la gama de los lechos urbanos. En realidad, nosotros intentamos la aplicación por la extensión de resultados parciales a la historia de la ciudad.
En general, las historias de la ciudad resuelven los problemas más difíciles fragmentando los períodos entre sí e ignorando así, o no pudiendo captar, a través de resultados diversos que constituyen sin embargo la importancia del método comparativo, los caracteres universales y permanentes de las fuerzas de la dinámica urbana.
Los especialistas de la urbanística, obsesionados por algunas características sociólógicas de la ciudad industrial, han descuidado una serie de hechos le extraordinaria importancia y que enriquecen la ciencia urbana con una contribución tan original como necesaria.
Me refiero a los asentamientos y a las ciudades de colonización iniciadas por Europa principalmente después del descubrimiento de América.
Sobre este asunto hay poca cosa; Freyre, por ejemplo, trata de la influencia de ciertas tipologías municipales y urbanas llevadas por los portugueses al Brasil y cómo estuvieron estructuralmente unidas al tipo de sociedad establecida en aquel país. La relación entre familia rural y latifundista de la colonización portuguesa en el Brasil, relacionada con la teocrática ideada por los jesuitas y con la española y francesa, tiene enorme importancia en la formación de la ciudad en Sudamérica.
Me he dado cuenta de que este tipo de estudio puede aportar una contribución fundamental al estudio mismo de las utopías urbanas y de la constitución de la ciudad, pero el material de que disponemos es aún demasiado fragmentario.
Por otra parte, los cambios políticos en los Estados modernos han demostrado que el esquema urbano se modifica muy lentamente en el paso de la ciudad capitalista a la socialista; y se no hace difícil imaginar concretamente la medida de esta modificación. También aquí es válida la relación que se ha establecido como los hechos lingüísticos.

martes, 19 de abril de 2011

INTRODUCCIÓN. HECHOS URBANOS Y TEORÍA DE LA CIUDAD (V)

Así, en el curso de esta obra hago referencia a autores de procedencia diversa e intento considerar algunas tesis que creo fundamentales independientemente de su calificación. Los autores de que me valgo no son demasiados, considerando la masa del material disponible; pero aparte de la observación general de que un libro o un autor forman parte concretamente de una investigación y su punto de vista constituye una contribución esencial a esta investigación o si no el citarlos no tiene ningún significado, he preferido comentar la obra de algunos autores que creo en todo caso fundamentales para un estudio de este tipo. Las teorías de algunos de estos especialistas, cuyo conocimiento me es por otra parte familiar, constituyen las hipótesis mismas de esta investigación. Cualquiera que sea el punto de partida desde el que queramos iniciar los fundamentos de una teoría urbana autonoma, no podemos prescindir de su contribución.
Quedan, naturalmente, fuera de la discusión que aquí emprendemos algunas contribuciones que son fundamentales y que serán aprovechadas: así las profundas intuiciones de Fustel de Coulanges, de Mommsen y de otros.
Sobre el primero de esos autores me refiero particularmente a la importancia dada por él a las instituciones como elemento realmente constante de la vida histórica y a la relación entre el mito y la institución misma. Los mitos van y vienen sin interrupción de un lado para otro. Toda generación los explica de modo diferente y añade al patrimonio recibido del pasado nuevos elementos. Pero detrás de esta realidad que cambia de una época a otra hay una realidad permanente que en cierta manera consigue sustraerse a la acción del tempo. En ella tenemos que reconocer el verdadero elemento por ador de la tradición religiosa. Las relaciones en que el hombre llega a encontrarse con los dioses en la ciudad antigua. el culto o que les rinde, los nombres con los cuales los invoca, los dones y sacrificios que les debe son todo ello cosas unidas a normas inviolables. Sobre ellas el individuo no tiene ningún poder.
Creo que la importancia del rito y su naturaleza colectiva, su carácter esencial de elemento conservador del mito constituyen una clave para la comprensión del valor de los monumentos y, para nosotros, del valor le la fundación de la ciudad y de la trans-misión de las ideas en la realidad urbana.
En efecto, doy en el presente esbozo de teoría urbana gran valor a los monumentos; y me detengo a menudo a considerar su significado en la dinámica urbana sin encontrar ninguna solución completamente satisfactoria. Este trabajo tendrá que ser llevado adelante; y estoy convencido de que al hacerlo así será necesario profundizar la relacion entre monumento, rito y elemento mitológico en el sentido indicado por Fustel de Coulanges.
Puesto que el rito es el elemento permanente y conservador del mito, lo es tambien el monumento que, desde el momento mismo que atestigua el mito, hace posibles sus formas rituales.

lunes, 18 de abril de 2011

INTRODUCCIÓN. HECHOS URBANOS Y TEORÍA DE LA CIUDAD (IV)

Estoy convencido, desde luego, de que una parte importante de nuestros estudios tendrían que estar dedicados a la historia de la idea de ciudad; en otras palabras, a la
historia de las ciudades ideales y a la de las utopías urbanas. Las contribuciones en este sentido, por lo que yo sé, son escasas y fragmentarias, bien que existan investigaciones parciales en el campo de la arquitectura y en la historia de las ideas políticas.
Hay en realidad un continuo proceso de influencias, de intercambios, a menudo de contraposiciones entre los hechos urbanos tal como se concretan en la ciudad y las propuestas ideales. Yo afirmo aquí que la historia de la arquitectura y de los hechos urbanos realizados es siempre la historia de la arquitectura de las clases dominantes; habría que ver dentro de qué límites y con qué éxito las épocas de revolución contraponen un modo propio y concreto de organizar la ciudad.
En realidad, desde el punto de vista del estudio de la ciudad, nos encontramos ante dos posiciones muy diferentes; sería útil iniciar el estudio de estas posiciones a partir de la historia de la ciudad griega y de la contraposición del análisis aristotélico del concreto urbano y de la república platónica. Aquí se plantean importantes cuestiones de método.
Tengo para mí que cl planteamiento aristotélico en cuanto estudio de los hechos ha abierto el camino de manera decisiva al estudio de la ciudad y hasta a la geografía y a la arquitectura urbanas.
Sin embargo, es indudable que no podemos percatamos del valor concreto de ciertas experiencias si no operamos teniendo en cuenta esos dos planos de estudio; de hecho, algunas ideas de tipo puramente espacial han modificado notablemente no sólo de forma sino, con acciones directas o indirectas, los tiempos y los modos de la dinámica urbana.
El análisis de estos modos es para nosotros de extrema importancia.
Para la elaboración de una teoría urbana podemos remitimos a una masa de estudios imponente; pero tenemos que tomar estos estudios de los más diversos lugares y valernos de ellos para lo que importa en la construcción de un cuadro general de una específica teoría urbana.
Sin querer trazar ningún cuadro de referencia para una historia del estudio de la ciudad, se puede afirmar que hay dos grandes sistemas; el que considera la ciudad como el producto de los sistemas funcionales generadores de su arquitectura, y por ende del espacio urbano, y el que la considera como una estructura espacial.
En los primeros, la ciudad nace del análisis de sistemas políticos, sociales, económicos, y es tratada desde el punto de vista de estas disciplinas; el segundo punto de vista pertenece más bien a la arquitectura y a la geografía.
Bien que yo parta de este segundo punto de vista, como dato inicial, tengo en cuenta los resultados de los primeros sistemas que contribuyen a plantear problemas muy importantes.

domingo, 17 de abril de 2011

INTRODUCCIÓN. HECHOS URBANOS Y TEORÍA DE LA CIUDAD (III)

Principios y modificaciones de lo real, constituyen la estructura de la creación humana.
Este estudio intenta, por lo tanto, ordenar y disponer los principales problemas de la ciencia urbana.
El nexo de estos problemas y sus implicaciones ponen a la ciencia urbana en relación con el complejo de las ciencias humanas; pero en este cuadro creo que esa ciencia tiene autonomía propia, aunque en el transcurso de este estudio me pregunto muchas veces cuáles son las características de autonomía y los límites de la ciencia urbana. Podernos estudiar la ciudad desde muchos puntos de vista: pero ésta emerge de manera autónoma cuando la consideramos como dato último, como construcción, como arquitectura.
En otras palabras, cuando se analizan los hechos urbanos por lo que son, como construcción última de una elaboración compleja; teniendo en cuenta todos los datos de esta elaboración que no pueden ser comprendidos por la historia de la arquitectura, ni de la sociología, ni de otras ciencias.
Me siento inclinado a creer que la ciencia urbana, entendida de esta manera, puede constituir un capítulo de la historia de la cultura, y por su carácter total, sin duda, uno de los capítulos principales.
En el curso de este estudio me ocupo de diversos métodos para afrontar el problema del estudio de la ciudad; entre ellos surge el método comparativo. También ahí la comparación metódica de la sucesión regular de las diferencias crecientes será siempre para nosotros la guía más segura para aclarar las cuestiones hasta en sus elementos últimos. Por ello hablo con particular convencimiento de la importancia del método histórico; pero insisto además en el hecho de que no podemos considerar la historia de una ciudad simplemente como un estudio histórico. Debemos también poner particular atención en el estudio de las permanencias a fin de evitar que la historia de la ciudad se resuelva únicamente en las permanencias. Creo, desde luego, que los elementos permanentes pueden ser considerados también en la proporción de elementos patológicos.
El significado de los elementos permanentes en el estudio de la ciudad puede ser comparado con el que tienen en la lengua; es muy evidente que el estudio de la ciudad presenta analogías con el de la lingüistica, sobre todo por la complejidad de los procesos de modificación y por las permanencias.
Los puntos fijados por De Saussure para el desarrollo de la lingüística podrían ser traspuestos como programa para el desarrollo de la ciencia urbana: descripción e historia de las ciudades existentes, investigación de las fuerzas que están en juego de modo permanente y universal en todos los hechos urbanos. Y, naturalmente, su necesidad de limitarse y definirse.
Aplazando un desarrollo sistemático de un programa de este tipo, he intentado detenerme particularmente en los problemas históricos y en los métodos de descripción de los hechos urbanos, en las relaciones entre los factores locales y la construcción de los hechos urbanos, en la identificación de las fuerzas principales que actúan en la ciudad entendidas como fuerzas que están en juego de manera permanente y universal.
La última parte de este libro intenta plantear el problema político de la ciudad; aquí el problema político es entendido como un problema de elección por la cual la ciudad se realiza a sí misma a través de una idea propia de ciudad.

sábado, 16 de abril de 2011

INTRODUCCIÓN. HECHOS URBANOS Y TEORÍA DE LA CIUDAD (II)

Por esto, en los estudios urbanos nunca daremos suficiente importancia al trabajo monográfico, al conocimiento de los hechos urbanos particulares. Omitiendo éstos —aun en los aspectos de la realidad más individuales, particulares e irregulares, pero por ello también más interesantes— terminaremos por construir teorías tan artificiales como inútiles.
Fiel a esta tarea, he tratado de establecer un método de análisis que se preste a una valoración cuantitativa y que pueda servir para reunir el material estudiado según un criterio unitario; este método se deduce de la teoría de los hechos urbanos antes indicada, de la consideración de la ciudad como manufactura y de la división de la ciudad en elementos primarios y en zona residencial. Estoy convencido de que hay una buena posibilidad de progresar en este campo si se procede a un examen sistemático y comparativo de los hechos urbanos sobre la base de la primera clasificación intentada aquí.
Acerca de este punto me es necesario todavía decir esto: que si la división de la ciudad en esfera pública y esfera privada, elementos primarios y zona residencial, ha sido varias veces señalada y propuesta, nunca ha tenido la importancia de primer plano que merece.
Esa división está íntimamente relacionada con la arquitectura de la ciudad, porque dicha arquitectura es parte integrante del hombre, es su construcción. La arquitectura es la escena fija de las vicisitudes del hombre; con toda la carga de los sentimientos de las generaciones, de los acontecimientos públicos, de las tragedias privadas, de los hechos nuevos y antiguos. El elemento colectivo y el privado, sociedad e individuo, se contraponen y se confunden en la ciudad, constituida por tantos pequeños seres que buscan una sistematización y, al mismo tiempo, juntamente con ella, un pequeño ambiente para ellos, más adecuado al ambiente general.
Los edificios de viviendas y la zona sobre la cual persisten se convierten, en su fluir, en los signos de esta vida cotidiana.
Contemplemos las secciones horizontales de la ciudad que ofrecen los arqueólogos: son como una trama esencial y eterna del vivir; como un esquema inmutable.
Los que recuerden las ciudades de Europa después de los bombardeos de la última guerra tendrán presente la imagen de aquellas casas despanzurradas, donde entre los escombros permanecían firmes las secciones de las habitaciones familiares, con las tapicerias descoloridas, las fregaderas suspendidas en el vacío, el entresijo de tuberías, la deshecha intimidad de cada lugar. Y siempre, envejecidas extrañamente para nosotros mismos, las casas de nuestra infancia en el fluir de la ciudad.
Así, las imágenes, grabados y fotografías de los despanzurramientos nos ofrecen esta visión; destrucción y escombros, expropiación y cambios bruscos en el uso del suelo así como especulación y obsolescencia son algunos de los medios más conocidos de la dinámica urbana; intentaré por ello analizarlos como se merecen. Pero aparte de toda valoración quedan también como la imagen del destino interrumpido de lo singular, de su participación, muchas veces dolorosa y difícil, en el destino de la colectividad. La cual, como conjunto, parece en cambio expresarse con caracteres de permanencia en los monumentos urbanos. Los monumentos, signos de la voluntad colectiva expresados a través de los principios de la arquitectura, parecen colocarse como elementos primarios, como puntos fijos de la dinámica urbana.

viernes, 15 de abril de 2011

INTRODUCCIÓN. HECHOS URBANOS Y TEORÍA DE LA CIUDAD (I)

La ciudad, objeto de este libro, viene entendida en él como una arquitectura. Hablando de arquitectura no quiero referirme sólo a la imagen visible de la ciudad y el conjunto de su arquitectura, sino más bien a la arquitectura como construcción. Me refiero a la construcción de la ciudad en el tiempo.
Pienso que este punto de vista, independientemente de mis conocimientos específicos, puede constituir el tipo de análisis más global acerca de la ciudad. Esta se remite al dato último y definitivo de la vida de la colectividad, la creación del ambiente en el cual ésta vive.
Concibo la arquitectura en sentido positivo, como una creación inseparable de la vida civil y de la sociedad en la que se manifiesta; ella es, por su naturaleza, colectiva.
Así como los primeros hombres se construyeron moradas y en su primera construcción tendían a realizar un ambiente más favorable para su vida, a construirse un clima artificial, igualmente construían según una intencionalidad estética. Iniciaron la arquitectura al mismo tiempo que el primer trazo de la ciudad; la arquitectura es, así, connatural a la formación de la civilización y un hecho permanente, universal y necesario.
Creación de un ambiente más propicio a la vida e intencionalidad estética son los caracteres permanentes de la arquitectura; estos aspectos emergen en cada búsqueda positiva e iluminan la ciudad como creación humana.
Mas, puesto que da forma concreta a la sociedad y puesto que está íntimamente relacionada con ésta y con la naturaleza, la arquitectura es diferente y tiene una originalidad con respecto a todo otro arte o ciencia.
Estas son las bases para el estudio positivo de la ciudad, que ya se dibuja en los primeros asentamientos. Pero con el tiempo, la ciudad crece sobre sí misma; adquiere conciencia y memoria de sí misma. En su construcción permanecen sus motivos originales, pero con el tiempo concreta y modifica los motivos de su mismo desarrollo.
Florencia es una ciudad concreta, pero la memoria de Florencia y su imagen adquieren valores que valen y representan otras experiencias. Por otra parte, esta universalidad de su experiencia nunca podrá explicarnos concretamente aquella forma precisa, aquel tipo de cosa que es Florencia.
Este contraste entre lo particular y lo universal, entre lo individual y lo colectivo, es uno de los puntos de vista principales desde los cuales está estudiada la ciudad en este libro; este contraste se manifiesta en diversos aspectos, en las relaciones entre la esfera pública y la privada, en el contraste entre el diseño racional de la arquitectura urbana y los valores del locus, entre edificios públicos y edificios privados.
Por otra parte, mi interés por los problemas cuantitativos y por sus relaciones con los cualitativos constituye una de las razones del origen de este libro: los estudios que he realizado sobre ciudades determinadas siempre han agravado la dificultad de establecer una síntesis y de poder proceder tranquilamente a una valoración cuantitativa del material analítico. En realidad, toda zona parece ser un locus solus, mientras que cada intervención parece que deba referirse a los criterios generales de implantación. Así, mientras por un lado niego que se puedan establecer de forma racional intervenciones
vinculadas a situaciones locales, por el otro me doy cuenta de que estas situaciones son también las que caracterizan las intervenciones.

Un brindis por la obra arquitectónica del año

Brotando pecho, así estuvo Hugo Noya y su esposa, Rose Mary Espada, la noche en que la UPSA colocó la plaqueta que identifica a su edificio, Las Orquídeas, como la obra destacada del año 2010, galardón que se entrega anualmente promovido desde la Facultad de Arquitectura de la Universidad Privada de Santa Cruz.
La vanguardista obra erigida en la calle 8 oeste del barrio Equipetrol recibió a los invitados de la familia Noya y a algunos de los que ya están viviendo en los diez departamentos del lujoso condominio en el área social para brindar por el galardón.
Quienes pisaron por primera vez las instalaciones aprovecharon la oportunidad para visitar el departamento de una de las propietarias que gentilmente abrió las puertas de su hogar, orgullosa de su valiosa adquisición comprada en mayo en $us 200.000. Alejandra Dorado Eventos se encargó del cóctel de celebración en el que se anunció que el grupo Vanguardia responsable de esta edificación ya está encarando un nuevo reto. /GJ

martes, 12 de abril de 2011

El proyecto del nuevo World Trade Center no logra despegar

Es una de las obras más vigiladas del mundo. Los trabajadores llevan identificación de seguridad como en los aeropuertos, incluso los que desempeñan las tareas de más baja cualificación. Ningún turista consigue hacer una foto del histórico lugar sin que aparezcan en ella policías con sus uniformes negros.

Casi diez años después de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 va tomando forma en la “Zona Cero” el nuevo World Trade Center (WTC), un proyecto multimillonario. Si todo va bien, debería estar listo en dos años. Pero hasta ahora, no todo va bien.

Nueva York es un símbolo de Occidente: ruidosa, codiciosa, brutal, tolerante, colorida y crisol de culturas. Y para muchos, las dos torres del viejo WTC, que caracterizaban el “skyline” neoyorkino, eran un símbolo de progreso, pero también de decadencia y megalomanía.

Aunque algunos hubieran preferido un parque en recuerdo de los casi 3.000 fallecidos durante las dramáticas horas que siguieron a los atentados, la mayoría de neoyorkinos quería mostrar la voluntad de reconstrucción de Estados Unidos con una torre, cuanto más alta mejor.

Pero tan gigantescas como las ideas para diseñar el nuevo estandarte de la metrópoli norteamericana son los problemas del proyecto. Entre ellos figuran un magnate inmobiliario con los beneficios en mente y un alcalde patriarcal. Además, se suman varios gobernadores con ganas de titulares (ya van cuatro) y por último, pero no menos importante, una legión de burócratas, cada uno con sus ideas.

A finales de 2002 se presentaron siete diseños, el más osado con una propuesta de 700 metros de altura. Pero ganó el arquitecto polaco-israelí-estadounidense afincado en Berlín Daniel Libeskind. Su proyecto era elegante, audaz, moderno, como les gusta a los neoyorkinos. Y era valiente, grande y simbólico, como les gusta a muchos estadounidenses.

Como en el viejo World Trade Center, también habrá varios edificios más pequeños. Pero incluso el segundo y el tercero por tamaño tendrán ya las dimensiones del Empire State. Eso sí, una torre sobresaldrá en el conjunto, como antaño las Torres Gemelas. Tendrá 541 metros de altura, 130 más que sus antecesoras. La cifra equivale a 1.776 pies, el año en que se fundó Estados Unidos.

Su forma recuerda un poco a la Estatua de la Libertad, y no casualmente. El entonces gobernador de Nueva York, George Pataki, tenía claro el nombre: Freedom Tower, la Torre de la Libertad.

Sin embargo, ya el New York Times predijo que ningún diseño se llevaría a cabo porque “tienen poco que ver con la realidad”. Chic, pero nada prácticos.

Las críticas
Financiamiento Larry Silverstein, arrendatario del solar de 65.000 metros cuadrados, dijo que el diseño era difícil de aprovechar y de financiar. Y encargó la revisión del proyecto al rival de Libeskind, David Child.


Magnate Silverstein es, después de Donald Trump, el magnate inmobiliario más conocido de Nueva York. Había alquilado las torres gemelas por 3.200 millones de dólares seis semanas antes de los atentados. Y desde entonces se esfuerza por volver a convertir en negocio las letras WTC.

lunes, 11 de abril de 2011

Diseñan un edificio con forma de cohete inspirado en Gagarín

Un equipo de arquitectos de San Petersburgo llamado Studio 44 y liderado por el ruso Nikita Yavein, ha diseñado de un rascacielos de 24 pisos con forma de cohete espacial, que se construiría en el West End de Londres.

El proyecto es un homenaje al cosmonauta ruso Yuri Gagarín, el primer hombre en surcar la estratosfera el 12 de abril de 1961.

El edificio, que de concretarse se llamará “Gagarin Plaza”, aún deberá ser sometido a aprobación de las autoridades municipales, y tiene una forma similar a la nave espacial Vostok 1, con la que el ruso conquistó el espacio hace 50 años.

La ubicación exacta del edificio, similar a la nave espacial Vostok comandada por Gagarín, será Southwark Street, frente a la Menier Chocolate Factory.

El encargo

El cliente es “un londinense fascinado por Rusia y su cultura”, según explicó el arquitecto en la agencia rusa Novosti, que buscó para el proyecto un socio ruso que pudiera adaptar los preceptos de la vieja arquitectura de su país con la personalidad y el estilo constructivo de la capital británica.

Por otro, añade, es un admirador del cosmonauta Gagarín y quería que en el edificio quedara bien representada la idea de la primera presencia humana en el espacio.

El edificio albergará hasta diez usos diferentes, desde viviendas y oficinas a una galería de arte, un teatro con 300 asientos, una escuela de arte o un museo del té y del vodka. La fachada del edificio será reflectante

Afortunadamente, en la zona de Southwark se permite la construcción de edificios de cierta altura, de forma que desde los pisos superiores se dominaría prácticamente toda la ciudad.

Studio 44 es un conocido estudio de arquitectura creado hace 17 años que ha desarrollado medio centenar de grandes proyectos, de los que veinte se han llevado a la práctica, entre ellos la Estación Ladozhsky de tren de San Petersburgo, varios centros de negocios y residenciales en el centro de la citada ciudad rusa.

El cosmonauta Gagarín, aún célebre en Rusia 50 años después de haber sido el primer ser humano en el espacio, había sido escogido por el poder para encarnar el paradigma del hombre soviético, especialmente por sus modestos orígenes campesinos. Gagarín, fallecido en 1968, es uno de los raros héroes nacionales cuya imagen no sufrió con la caída de la Unión Soviética a fines de 1991 y continúa siendo para los rusos “la personalidad más atrayente del siglo XX”, según encuestas.
Datos de Gagarín

Elección Los orígenes populares de Yuri Gagarín -un padre carpintero y una madre campesina- jugaron a favor de su candidatura para transformarse en el primer hombre en el espacio, frente a su rival Gherman Titov.


Estatura El joven Gagarín, apasionado por la aviación, asumió por primera vez el mando de un avión en 1955. En 1959 una comisión seleccionó voluntarios para pilotar un “tipo moderno de aparato”; su pequeña talla -de apenas 1,60 metros- jugó a su favor.

lunes, 4 de abril de 2011

La Tate homenajea a James Stirling, arquitecto difícilmente clasificable

La galería Tate Britain dedica una exposición al arquitecto británico James Stirling (1924-1992), creador de edificios tan singulares como la Neue Staatsgallerie, de Stuttgart, o la Facultad de Historia de la Universidad de Cambridge.

Coorganizada con el Canadian Centre for Architecture, de Montreal, y el Yale Center for British Art, New Haven (EEUU), la exposición, que podrá visitarse hasta el 21 de agosto, tiene lugar en la galería Clore, del museo británico, un edificio diseñado por el propio arquitecto.

Stirling está considerado como uno de los más brillantes arquitectos del siglo XX, y su archivo, que se conserva en el citado centro de arquitectura de Montreal, contiene una importante colección de dibujos, alzados, modelos, documentos y fotografías, indispensables para entender la complejidad de su obra.

Titulada "Notas del Archivo", la exposición ha estado al cuidado de Anthony Vidler, decano de la Irwin S. Chanin School of Architecture, de The Cooper Union (Nueva York), con la colaboración de la propia directora de Tate Britain, Penelope Curtis.

Stirling es un arquitecto con un estilo muy personal y por tanto a todas luces difícil de clasificar -ha sido adscrito a distintos movimientos o corrientes, desde el racionalismo hasta el posmodernismo, pasando por el eclecticismo o el neoclasicismo-, pero Vidler rechaza la inconsistencia que algunos le han atribuido.

Algunos de sus proyectos más notables, como el Florey Building, residencia estudiantil del Queen's College, de Oxford, la citada Facultad de Historia, de Cambridge, fueron criticados en su día lo mismo por los tradicionalistas que por los "funcionalistas" o "modernistas" por violar ambos cánones.

Hay quienes han visto en su obra pasar del funcionalismo lecorbusiano de la tesis que presentó en la Universidad de Liverpool o el brutalismo de algunas viviendas sociales que construyó en Inglaterra, al constructivismo de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Leicester o la de Historia, de Cambridge, hasta el posmodernismo de su obra última.

Algún crítico le ha calificado de "homo ludens" por haber utilizado libremente los diversos vocabularios del llamado movimiento moderno, adaptándolos a cada particular proyecto, mientras que otros le sitúan en la tradición del funcionalismo británico.

El crítico e historiador William J.R.Curtis ha señalado su afición a las referencias y citas, y señala que el propio Stirling se refirió a una de sus obras más famosas, la Neue Staatsgallerie, de Stuttgart, como "figurativa y abstracta, monumental e informal, tradicional y high tech".

Su idea, ha escrito Curtis, era crear en ese museo "un palacio del pueblo" que fuera al mismo tiempo "un supermercado para el consumo de la cultura".

El arquitecto español Rafael Moneo, como Stirling premio Pritzker de arquitectura, dijo de su colega británico que no podía pensar en ningún otro arquitecto cuya obra ilustrase tan elocuentemente todo el ciclo de la reciente arquitectura.

Pero, sirviéndose de los trabajos que se guardan en el archivo, Antony Vidler rastrea la continuidad de sus ideas y sus dibujos, basada, según explica en el libro que acompaña la exposición, en "estrategias compositivas y respuestas programáticas", pero también en "preferencias personales defendidas con obstinación".

Y si algo queda claro ya desde sus primeros proyectos, explica Vidler, es su énfasis en lo urbano, y así ya para su tesis de final de carrera no presentó un edificio aislado, sino toda una propuesta urbana para una Nueva Ciudad.

Pero además de un excelente ejecutor, Stirling está reconocido como un gran docente, primero en la Asociación de Arquitectura del Instituto de Artes Contemporáneas, de Londres, y posteriormente en la universidad estadounidense de Yale, donde enseñó a partir de 1959 e inspiró y animó a toda una generación de estudiantes a experimentar con las nuevas posibilidades de la época moderna