domingo, 9 de junio de 2019

¿Extremadamente angosto?

La falta de espacios para construir en la ciudad de La Paz, encontramos algunos edificios angostos que provocan varias interpretaciones como por ejemplo las casas de herencia fueron parceladas y son las nuevas generaciones que se hacen de esos bienes al repartirla.

Pero hay de los otros que efectivamente se construyen en espacios pequeños, sacándole provecho a la superficie y los arquitectos hacen maravillas en sus diseños para satisfacer las necesidades del cliente, uno de ellos se encuentra en un barrio popular de la zona de Callampaya, entre las calles Monasterios y Entre Ríos, ubicado en la parte inferior del cementerio general.

El edificio destaca por su estructura delgada y alto, aprovechando al máximo el poco espacio que tiene, pues el criterio del diseño seguramente fue copar el espacio de la hilera del terreno, donde construyeron estos ambientes.

La construcción va de ancho a angosto con aleros que son aprovechados al máximo para intentar extender los espacios, ya que resulta casi un triángulo en su espacio.

No más de dos metros de ancho en la parte angosta, tiene cuatro pisos y una terraza, donde además cuenta con un ambiente, pues las ventanas efectivamente le dan vida y la edificación aún está en obra bruta en la parte externa, pero que se pue apreciar que internamente ya se concluyó.

Este tipo de construcciones, vienen proliferando en la ciudad de La Paz, siendo que otras se encuentran en el barrio de Miraflores, pero son tan altos que los espacios donde se construyen son totalmente reducidos.

Las normas exigen una superficie para elevar los edificios si tomamos en cuenta su superficie, pero al parecer este tema pasó a un segundo plano.


“Cuando los muertos no cuidan sus bienes”

Parte del urbanismo de la ciudad de La Paz, es el Cementerio General del barrio de Callampaya, que debería ser respetado por propios y extraños. Pero visto de otra manera es todo un negocio de vivos y vivos, ya que constantemente desaparecen lápidas, floreros, imágenes de cobre o bronce por cuanto peca de ser campo “santo”.

Don Florencio, albañil del Cementerio un tanto arisco a la hora de conversar sobre su labor diaria, pero que al final accede, siempre y cuando no le saque fotografías, quizás por lo delicado del tema.

Mascando coca, cuenta que las lápidas que normalmente extraen de los nichos ya usados, son los mismos dueños que revenden en la mayoría de los casos a los mismos artesanos, ubicados frente al mismo cementerio.

Las lápidas usadas adquieren a precio de gallina muerta y por lo general las de mármol, nuevas, cuestan más de 1200 bolivianos, las usadas le pagan exagerando hasta 150 bolivianos. Luego los comerciantes de lápidas de las tiendas (los artesanos son otros y si hay son muy pocos) terminan limpiando, reacondicionándole los ya usados, y pulidos ponen de nuevo a la venta en buenos precios. Al final no es malo el reciclaje del material.

“Hay gente que está muy pendiente de las incineraciones de los cuerpos y en consecuencia saben que hay una lápida a la venta “otros lo dejan y nosotros también nos sacamos”. Entonces los de las tiendas están circulando y les ofrecen comprar, especialmente los de mármol y se fijan el color, si es blanquecino o rosado cuesta más, hay de otros colores, pero son más baratos, aunque dicen que los negros tienen buen precio, no quieren de madera y de fierro y depende del modelo.

“Desde que trabajo en el cementerio, la misma lápida he colocado varias veces. Algunos lo sacan a sus muertitos para cremar, todo el tiempo circulan las lápidas de mármol y claro en esto nada tienen que ver los administradores del cementerio, esas lápidas son privadas. También existen personas inescrupulosas “rateros” que se sacan los marcos de mármol y lo venden al frente, aunque los compañeros comentan que son encargados de las tiendas. Los “rateros” buscan modelos específicos que piden los clientes y extraen. Como casi no hay mucho control, entonces es fácil sacar del cementerio”.

FLOREROS Y BRONCE

Agrega que hay de los otros que también se roban floreros y también lo revenden, pues ingresan al cementerio y de golpe rompen los cristales de las lápidas y se llevan los floreros, especialmente cuando estos son finitos o bonitos “Ni siquiera se le ocurra colocar imágenes de bronce o cobre, eso desaparece en un guiño de ojo”.

Últimamente se están robando las flores, pues la gente coloca a sus difuntos, pero existen muchachas (os) que siguen a los dolientes y retornan para “robar” las flores frescas que hace minutos colocaron y lo revenden en las fueras y de esta manera hacen su negocio “otras venden afuera”.

LOS RECIRIS APROVECHISTAS

Doña Filomena que reza normalmente para las “almas”, afirma que es perjudicada por los “reciris” de entierros, son personas que observan la entrada del difunto con sus familiares y ven que sea numerosa y luego simulan el gran dolor que siente por la muerte y comienzan a rezar repentinamente (ahora hay varios jovenzuelos) luego piden dinero, extendiendo su gorra o la mano, como una colaboración “se aprovechan del dolor de las personas” y hacen plata en cuestión de minutos. Los familiares se miran y por no quedar en la vergüenza dan dinero.

SE APROVECHAN DEL DOLOR AJENO

Hay de los otros que cantan con sus guitarras, estos ven que salen de la iglesia y se apegan al grupo de dolientes, de repente cantan, sin que los familiares les autoricen y sigue hasta el lugar del entierro y le preguntan qué música le gustaba al muertito. Caso contrario se inventan y anuncian que era un seguidor del folklore e interpretan cuecas, morenadas u otros ritmos, luego averiguan quienes son los familiares o los identifican y les cobran un buen monto o terminan pidiendo dinero a los asistentes y claro se toma como una gran caridad a favor del muertito, cosa que no es cierto, por el contrario, los inescrupulosos juegan con el dolor de los dolientes y familiares.



Diseño sostenible

Diseñar un edificio para instalar un laboratorio es poco común en arquitectura, hasta incluso inusual, porque normalmente se utilizan ambientes normales y mesones para la práctica de esa labor, aunque no es el caso de una construcción en la ciudad de Oruro.

Según el arquitecto Aivar Chávez, diseñar un laboratorio de medio ambiente como Spectrolab de Oruro, fue muy complicado, ya que ellos se dedican al análisis de aguas, tierra y otras pruebas que son importantes para varios rubros.

“La verdad no conocíamos del tema y el trabajo que realizamos estuvo en base al contacto directo con las personas que trabajan en el laboratorio que al final fueron quienes no dieron las pautas. En el fondo se convirtió en algo de ir y venir, ya que nosotros dibujábamos y ellos lo veían sí estaba bien y de esa manera logramos hacer un edificio que se calienta solo, no tiene calefacción y la ventilación y la iluminación es muy natural.

En Oruro no estamos acostumbrados y con el clima que tenemos deberíamos apuntar a eso, pero no lo hacemos y en este proyecto hemos “roto” esas barreras, diseñando un edificio muy sostenible”.

Añade que el material dispuesto ayuda mucho, porque está hecho con hormigón visto y tampoco hay que pintar cada vez por la radiación fuerte del sol en Oruro y estos aspectos se cuidaron y quedó bien.

CONCEPTOS

Chávez, sostiene, básicamente intentamos comprender el medio desde su ubicación, La situación climática, las necesidades del cliente y la posibilidad de que el edificio se quede en el tiempo, la idea era que no sea un edificio de moda.

Entonces bajo estos elementos que parecen pequeños y que en realidad son buenos referentes, fuimos armando el proyecto que desde la forma tiene un sentido, no es que se diga qué bonito se ve, la forma capta la mayor cantidad de sol, que es lo que necesitamos.

Tiene unas columnas verticales en el edificio que aparenten ser parasoles para protegernos del extremo calor y para ello lo materiales con los cuales se construyeron están adecuados para Oruro, no solo para el laboratorio, sino te hablo de que soporta las condiciones exigentes de la naturaleza en Oruro de pronto tienes, viento, tierra, sol y estas condiciones climáticas nos marcaron el camino.

Relata que el edificio tiene un corazón muy lindo, porque es un patio que genera calor y esto ayudó mucho para la funcionalidad de las instalaciones internas.

La necesidad de compartir es que las generaciones del futuro asuman estos parámetros de diseño, porque considero que hasta la fecha no es suficiente lo que hicimos en nuestras ciudades bolivianas no han ayudado lo que hicimos y debemos realizar algunos cambios, pero eso no lo logra tres arquitectos, tendrá que ser muchos arquitectos que hagamos esa labor y claro hay que influir en los diseños que vengan por delante.

La idea es tener ciudades con mejor arquitectura y que los profesionales se dediquen a sus regiones con lo mejor que tienen y saben hacer, ya que desde nuestra profesión podemos aportar mucho a las ciudades o regiones del país.

Diseño: arq. Aivar Chávez Bustillo

Colaboradores:

Arq. Jaime Pérez Cayo

Arq. Ytalo Christian Peña

Ingenieros:

Ing. Iván Chávez V.

Ing. Igor Chávez V.

Ing. Mayra Morando.

Ing. Nataniel Aguirre.

Ing. Sergio Vásquez.