miércoles, 22 de agosto de 2012

Individualidad de los hechos urbanos. - XVIII

Podrá parecer extraño que este capitulo dedicado a la historia se concluya con el recuerdo de un mito, aunque este mito precede a la ciudad cuyo nombre no podemos callar por más tiempo: Atenas. Atenas es la primera idea clara de la ciencia de los hechos urbanos; es el paso de la naturaleza a la cultura, y este paso, en el interior mismo de los hechos urbanos, nos es ofrecido por d mito. Cuando el mito se convierte en un hecho concreto en el tiempo, emerge ya de la relación con la naturaleza el principio lógico de la ciudad; y ésta se convierte en experiencia que se transmite. Así la memoria de la ciudad recorre su camino difícil hasta Grecia; aquí los hechos urbanos coinciden con el desarrollo del pensamiento y la imaginación llega a ser historia y experiencia. La ciudad concreta que analizamos tiene así su origen en Grecia; si Roma supo proporcionar los principios generales sobre el urbanismo y por lo tanto construir ciudades según esquemas lógicos en todo el mundo romano, es en Grecia donde hallamos los fundamentos de la constitución de la ciudad. Y también fundamentalmente un tipo de belleza urbana, de arquitectura de la ciudad, que llega a ser una constante de nuestra experiencia de la ciudad; la ‘ciudad romana, árabe, gótica o la moderna se aproximan a este valor conscientemente, pero sólo a veces rozan su belleza. Todo lo que hay de colectivo y de individual en la ciudad, su misma intencionalidad estética fueron fijadas en la ciudad griega en condiciones que nunca más volverán. 
 Esta realidad del arte y de la ciudad griega presupone la mitología y la relación mitológica con la naturaleza. 
La analogía entre la ciudad griega y la relación mitológica con la naturaleza debe ser profundizada en el examen concreto de todas las ciudades- Estado del mundo helénico; en la base de esta investigación debe haber la extraordinaria intuición de Karl Marx, que, en un pasaje de la Crítica de la economía política, habla del arte griego como de la niñez de la humanidad; lo que hace admirable la intuición de Marx es la referencia a Grecia como «niñez normal» de la humanidad, contraponiéndola a otras civilizaciones antiguas cuya «niñez» se ha desviado respecto del destino de la humanidad. Veremos cómo por otros caminos esta intuición vuelve en otros especialistas aplicada precisamente a la vida y al origen del hecho urbano. [...] 
 Pero la dificultad no está en entender que el arte griego y la epopeya vayan vinculados a ciertas formas de desarrollo social. La dificultad reside en el hecho de que nos proporcionen aún una fruición estética y que tengan aún para nosotros, en ciertos aspectos, el valor de normas y de modelos inaccesibles.
 Un hombre no puede volverse a la edad infantil o de otro modo se vuelve pueril. Pero ¿no se complace acaso con la ingenuidad del niño y no debe aspirar a reproducir, a un más alto nivel, la verdad’ En la naturaleza infantil, el carácter propio de cada época ¿no revive acaso en su verdad natural? ¿Y por qué la niñez histórica de la humanidad, en el momento más bello de su desarrollo, no habría de ejercer una fascinacion eterna como estadio que ya no vuelve? Hay niños tontos y niños astutos nomo viejecitos. 
 Muchos de los pueblos antiguos pertenecen a esta categoría. Los griegos eran niños normales. La fascinación que su arte ejerce sobre nosotros no está en contradicción con el estadio social poco o nada desarrollado en que ésta maduró. Más bien es su resultado, inseparablemente vinculado al hecho de que las inmaduras condiciones sociales en las que surgió y sólo poda surgir, no pueden nunca más.» No sé hasta qué punto Marcel Poete conocía este pasaje de Marx; es cierto que al exponemos la ciudad griega y su constitución, siente la necesidad de diferenciarla de las ciudades de Egipto o del Eufrates como ejemplos de aquella infancia oscura,

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