Estas expansiones constituyen fenómenos y como tales son
estudiados; las diversas
hipótesis sobre la ciudad-territorio han aportado material interesante que podrá ser útil
para el estudio de la ciudad. En este sentido
la hipótesis de la ciudad-región puede llegar
a ser verdaderamente
una
hipótesis de
trabajo; y
será tanto
más
útil
cuanto
mayoritariamente sirva para aclarar situaciones
que
hipótesis
precedentes
no
nos
han
podido explicar completamente.
Lo que queremos discutir es que la «nueva dimensión» pueda cambiar la sustancia
le un hecho urbano. Se puede imaginar que la dimensión modifique de algún modo un hecho urbano, pero no que
cambie
su
cualidad.
Definiciones
técnicas
como la de «nebulosa urbana» pueden ser útiles en el lenguaje técnico,
pero no explican nada. Por otra parte el
inventor del término precisa que él lo ha usado «para explicar la complejidad
y la falta de claridad de su estructura»,
pero que rechaza en particular la tesis dé una escuela de ecólogos norteamericanos para los que «la vieja noción de ciudad núcleo estructurado,
definido en el espacio, distinto del vecindario, es un concepto
muerto» y que ven «el
núcleo disolverse, formarse un tejido
más
o
menos
coloidal,
la
ciudad permanecer
absorbida por la región económica o
directamente en el conjunto de la
nación».
Por otra parte, el
geógrafo norteamericano Ratcliff, desde un punto de vista diferente del
nuestro, ha rechazado igualmente y ha
condenado como popular pero falsa la tesis según la
cual los problemas metropolitanos son problemas de dimensión.
Reducir los problemas
metropolitanos a problemas de dimensión significa ignorar completamente
la
existencia de una ciencia de la ciudad;
en
otros
términos, significa ignorar expresamente la estructura real de la ciudad y sus condiciones de evolucion.
El examen
de
la
ciudad aquí realizado basándose en elementos primarios,
hechos
urbanos constituidos y áreas de influencia permite estudiar el crecimiento de la ciudad
sin que la dimensión cambiada influya
en lis leyes de desarrollo.
Pero creemos que el desarrollo
impropio dado por los arquitectos a la nueva dimensión puede ser explicado
mediante
otras
sugestiones de carácter figurativo. Recordemos cómo Giuseppe Samona, al comienzo de esta polémica, advertía del error por parte de los arquitectos
de
una
más fácil
identificación
de
la
acrecida
dimensión
urbana
y
el
gigantismo de los productos. «Es absolutamente falso, a mi modo de ver —declaraba—, toda idea de parámetros espaciales gigantescos. En verdad,
nos encontramos, como en todos los tiempos,
en
una
situación que, desde el punto de vista
general,
presenta
el
hombre y el espacio en dimensiones equilibradas de relaciones análogas a lo de los antiguos, sólo que en las relaciones actuales
todas las medidas espaciales son mayores que cuanto lo fueran las más estáticas de hace cincuenta años.»
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