América Latina vive tres procesos concurrentes que tienden a delinear los nue-
vos patrones de urbanización. Se trata de:
Cambios demográficos
Se observa una tendencia general hacia la reducción de las tasas generales de ur-
banización1, así como de las tasas de las ciudades más grandes (Villa 1995).
Mientras la tasa de migración del campo a la ciudad es cada vez menos signifi-
cativa, la tasa vegetativa cobra un peso mayor. Lo que significa que las ciudades
no dejan de absorber grandes cantidades de población, aunque se produce un
importante descenso en términos relativos. De igual manera, se observa una
paulatina urbanización de territorios vacíos y un redireccionamiento de los lu-
gares históricos de urbanización.
Entre ellas se debe señalar el tema de las mi-
graciones internacionales, que hace que las segundas o terceras ciudades de
nuestros países se encuentren fuera de los territorios nacionales y que los mi-
grantes presionen por la obtención de 'ciudadanías múltiples'.
Un escenario como el descrito genera, por un lado, un cambio global en
las demandas sociales urbanas, en las prioridades de inversión en las ciudades y
en la lógica de urbanización y, por otro lado, confirma que, hasta ahora, nin-
gún modelo de desarrollo se ha expresado de manera equitativa en el territorio.
Por eso, hay que tener en cuenta que las tendencias generales de los procesos
demográficos se caracterizan por su alta heterogeneidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario