martes, 26 de abril de 2011

LOS HECHOS URBANOS COMO OBRA DE ARTE (III)

Y, naturalmente, tendremos que tener tambien en cuenta como los hombres se orientan en la ciudad, la evolucion y formación de su sentido del espacio; esta parte constituye, a mi parecer, el sector mas importante de algunos recientes estudios norteamericanos y en
particular de la investigación de Kevin Lynch; es decir, la parte relativa a la concepción del espacio basada en gran parte sobre los estudios de antropología y en las características urbanas. Observaciones de este tipo habian sido avanzadas tambien por Max Sorre sobre un material análogo: y particularmente sobre observaciones de Mauss de la correspondencia entre los nombres de los grupos y los nombres de los lugares en los esquimales. Sera util posiblemente volver sobre estos asuntos; por ahora todas estas cosas nos sirven solo como introducción a la investigación, y tendremos que volver a ello solo cuando hayamos tomado en consideración un numero mayor de aspectos del hecho urbano hasta intentar comprender la ciudad como una gran representación de la condicion humana.
Intento leer aquí esa representación a traves de su escena fija y profunda: la arquitectura. A veces me pregunto como puede ser que nunca se haya analizado la arquitectura por ese su valor mas profundo; de cosa humana que forma la realidad y conforma la materia según una concepción estetica. Y asi, es ella misma no solo el lugar de la condicion humana, sino una parte misma de esa condicion; que se representa en la ciudad y en sus monumentos, en los barrios, en las casas, en todos los hechos urbanos que emergen del espacio habitado. Desde esta escena los teorico se han adentrado en la estructura urbana siempre intentando percibir cuales eran los puntos fijos, los verdaderos nudos estructurales de la ciudad, aquellos puntos en donde se realizaba la accion de la razon.
Vuelvo ahora a la hipótesis de la ciudad como manufactura, como obra de arquitectura o de ingeniería que crece en el tiempo; es una de las hipótesis más seguras con las que podemos trabajar.
Contra muchas mistificaciones quizá valga aún el sentido dado a la investigación por Camillo Sitte cuando buscaba leyes en la construcción de la ciudad que prescindieran de los solos hechos técnicos y se diera cuenta plenamente de la «belleza» del esquema urbano, de la forma tal como viene leída: [...] Tenemos hoy tres sistemas principales de construir la ciudad: el sistema ortogonal, el sistema radial, y el circular. Las variantes resultan generalmente de la fusión de los tres métodos. Todos estos sistemas tienen un valor artístico nulo; su único objetivo es el de la reglamentacion de la red viaria; es, pues, un objetivo puramente técnico. Una red viaria sirve únicamente para la circulación, no es una obra de arte, porque no es captada por los sentidos y no puede ser abarcada de una sola vez sino sobre el plano. Por ello es por lo que en las páginas precedentes no habíamos nunca sacado a relucir la red viaria; ni hablando de Atenas ni de la antigua Roma, ni de Venecia o de Nuremberg. Desde el lado artístico nos es, ni más ni menos, indiferente. Sólo es artísticamente importante lo que puede ser abarcado con la vista, lo que puede ser visto; así pues, la calle concreta, la plaza concreta”. La cita de Sitte es importante por su empirismo; y hasta, a mi parecer, puede ser relacionada con ciertas experiencias norteamericanas de las que hablábamos más arriba; en donde la artisticidad se puede leer como figurabilidad. He dicho que la lección de Sitte puede valer contra muchas mistificaciones; y es indudable. Se refiere a la técnica de la construcción urbana; sin embargo, habrá en ella siempre el momento, concreto, del diseño de una plaza y un principio de transmisión lógica, de enseñanza, de este diseño.

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