viernes, 28 de septiembre de 2012

Del modo con que los antiguos construyeron los edificios de piedra.

Porque alguna vez ocurre que todo un edificio ú parte de él se construye de marmol, ó de sillares grandes de otra piedra, me parece conveniente decir aquí cómo procedían los antiguos en tales ocasiones; pues vemos en sus obras que pusieron tanta diligencia en unir mutuamente las piedras, que en muchos lugares apenas se descubren las junturas: lo cual debe considerar mucho quien además de la belleza deseare también la firmeza y perpetuidad de los edificios 
 A lo que yo puedo comprehender, los antiguos primero desbastaban y trabajaban en las piedras los lechos y sobrelechos, dexando sin pulir las caras, y asi las sentaban en sus lugares; por lo qual como todos sus ángulos estaban todavia groseros y sin afinar, podian manejarlas mas y mejor hasta que uniesen exactamente, sin peligro de lastimarlas en los ángulos como sucede: pues si hubiesen antes labrado y pulido todos los lados y caras, hubieran los ángulos quedado muy débiles y expuestos á romperse , singularmente los agudos y rectos. Construían pues asi á la rústica sus edificios, y despues iban acabando de pulimentar las piedras en su lugar como dixe: pero los rosetones y demás tallas ó grabados que llevaban algunos miembros del cornison ú otros, los trabajaban en tierra no pudiéndose hacer cómodamente arriba. 
De esto nos dan indicio varios edificios antiguos, en los quales hay todavia muchas piedras que no acabaron de pulirse; y son de esta clase las del arco de Verona junto al castillo viejo, y las de los demás edificios de la misma. Conocerlo fácilmente quien examine y advierta los vestigios de la escoda y demás herramientas con que las piedras fueron pulimentadas. Las dos columnas Trajana y Antonina existentes en Roma también se labraron de este modo; pues de otro no se hubieran podido unir y ajustar las piezas con la suma exactitud que tienen sus junturas, las quales van al través de las figuras de baxorelieve que hay en la superficie. Lo mismo digo de los arcos que quedan en Roma. En los edificios muy grandes como son el anfiteatro de Verona, de Pola y otros, para ahorrar gastos y tiempo trabajaron solamente las impostas de los arcos, los capiteles y cornisas: lo demás quedó en rústico, y no atendieron sino á la bella forma del todo: pero en los templos y demás edificios que requerían delicadeza no perdonaron trabajo alguno para labrarlo todo en el suelo, y en afilar y pulir aun las canales de las columnas con suma diligencia. Por lo cual no deben en mi sentir hacerse de ladrillo cocido las paredes rústicas, ni las campanas de las chimeneas que hayan de ser muy delicadas: porque además del abuso, se seguirá que parecerá roto y dividido en muchas partes lo que por naturaleza debe ser entero. Así que, según la calidad y magnitud del edificio se hará rústico ó urbano. Nosotros obraremos bien no haciendo en una fábrica que pida delicadeza, lo que los antiguos hicieron obligados de la grandeza de sus edificios.

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