sábado, 13 de octubre de 2012

De los abusos.

Habiendo ya descrito los cinco Ordenes de Arquitectura, enseñado como deben executarse, y aun diseñado los perfiles de cada una de sus partes según las usaron los antiguos,no me parece fuera de propósito advertir aqui á los lectores muchos abusos, que introducidos por los bárbaros todavia se practican, á fin de que los Profesores de esta arte no los admitan en sus edificios, y los descubran en* los ágenos. Digo pues que siendo la Arquitectura (como las otras artes) imitatriz de la naturaleza, no admite cosa alguna distante y agena de la naturaleza misma Por tanto vemos que los Arquitectos antiguos que comenzaron á hacer de piedra los edificios que antes eran de madera, establecieron que las colunas fuesen en el sumoscapo mas delgadas que en su pie, tomando exemplo de los arboles, que todos son mas delgados arriba que aba- xo. También porque es muy natural que aquellas cosas sobre las quales carga mucho peso se baxen y estruxen, supusieron á las colunas sus basas, cuyos toros y escocias parecen efecto del peso que las oprime. Igualmente introduxeron en los cornisones los triglifos, los modillones y los dentículos, todo lo qual representa los cabos de los ma- deros que forman los pisos y cubierto. Lo mismo puede decirse de las otras partes si lo consideramos atentamente: y siendo asi, no podemos menos de reprobar aquellas prácticas que descartándose de lo que nos enseña la naturaleza, y de la sencillez que vemos en sus producciones, y pasandose como á otra naturaleza, se alejan de la ver- dad, de lo bueno, y del modo de fabricar hermoso y agradable. Por esta razón en vez de colunas ó pilastras que hayan de sostener algún peso no deben ponerse cartelas ni canelones, que son ciertos roléos feísimos para los inteligentes, y para los ignoran- tes mas presto causan confusion que gusto, ni hacen otro efecto que aumentar el coste al dueño del edificio. Tampoco se hará nacer de las cornisas ningún cartelon ó roléo de estos, pues siendo todas las partes de ellas construidas y necesarias para algún efecto, y como indicatrices de lo que se veria quando los edificios eran de madera: y ademas de esto, siendo forzoso que para sostener peso se requiera cosa firme y capaz de resistirlo, no hay duda en que dichos cartelones son absolutamente super- fluos, siendo imposible que ningún madero del edificio haga el efecto que ellos apa- rentan. Efectivamente representándose floxos como se representan, no sé yo con qué razón puedan ponerse debaxo de un cuerpo duro y pesado3®. 3 Pero en mi sentir uno de los mayores abusos es el hacer abiertos ó rotos en su medio los frontispicios de puertas, ventanas y techumbres; porque sirviendo estos como sirven para demostrar la derivación de las lluvias á uno y otro lado de las fábri- cas, y los primeros edificadores los hicieron elevados en su medio adoctrinados por la necesidad misma: no sé quál cosa pueda hacerse mas opuesta á la razón natural, que Acerca de la proyectura ó vuelo de las cornisas y otros ornatos, es también no pequeño abuso darles demasiado; pues quando es mas del que razonablemente les cor- responde, ademas de que estando en lugar cerrado 16 hacen estrecho y poco elegante, ponen miedo á los que están debaxo como que siempre amenazan ruina. No menos se debe huir de hacer las cornisas sin proporcion con las colunas; pues si sobre co- lunas pequeñas se pusieren cornisones grandes, ó al contrario, {quién duda que tales edificios harán un feisimo aspecto? También debe evitarse quanto se pueda hacer las colunas ó fingirlas demediadas con anillos, molduras 6 guirnaldas que parecen las tie- nen soldadas ó juntas; pues quanto mas enteras y firmes se representen, tanto mejor parecerá hacen su oficio, que es asegurar bien la fábrica que rigen. Otros abusos semejantes á estos podríamos traer aqui v. gr. de muchos miembros que se hacen en el cornison sin proporcion con los otros: pero los omito por razón de que por lo demostrado arriba, y por los aqui notados, podrán conocerse fácil- mente. Restaños ahora tratar de la disposición de los particulares y principales lugares de los edificios.

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