La contribución directa de la transferencia neta de población rural-urbana a la urbanización ha sido y es tan importante basta para dar cuenta de la tasa de urbanización de la región y de la mayoría de los países. La parte derecha
del cuadro 10 muestra de manera muy clara que entre los años cincuenta y la
década 1990-2000 la transferencia neta rural-urbana alcanzó, en la región como un todo, valores crecientes que explican más del cien por cien de la tasa de
urbanización. Entre los países el rango de variación es muy amplio en 1990-
2000. Desde -59,9 en México a más de 305 en Costa Rica, dos casos muy extremos que se explican también por la importancia que han tenido los movimientos migratorios internacionales: de saldo negativo en el primero y de saldo positivo en el segundo. (Ver cuadro 10).
Aunque muy escasas, las observaciones anteriores sugieren que, a medida
que los países de la región se urbanizan, las migraciones internas permanentes
de tipo rural-urbano, tal como han sido conceptualizadas y medidas, disminu-
yen su volumen y, en consecuencia, desciende su contribución al crecimiento
urbano, al de las grandes metrópolis y a la urbanización. Pero las migraciones,
particularmente las de tipo urbano-urbano, no sólo se mantienen sino que au-
menta su importancia como componente de la dinámica poblacional de mu-
chas regiones y, especialmente, de ciudades de tamaño intermedio
Hasta aquí la visión de la movilidad territorial de las personas, que ha si-
do parcial porque no se ha prestado atención alguna a otros tipos de movi mientos, como los temporarios y semipermanentes. No hay espacio para tra-
tar otras formas de movilidad que varios trabajos han documentado para la re-
gión, donde se ha observado una amplia y compleja gama de movimientos te-
rritoriales, de personas y familias, vinculados con el proceso de trabajo, que
trascienden la tradicional forma de migración rural-urbana o urbana-urbana
permanente. Investigaciones recientes sugieren que la movilidad territorial de
las personas es un fenómeno con mayor complejidad que la que se suponía ha-
ce un par de décadas. El sentido, la intensidad, la composición y el tipo de los
flujos migratorios actuales apenas ha sido investigado, sin embargo lo poco
que se sabe alcanza para alertar sobre la gran heterogeneidad del fenómeno y
su creciente intensidad.
Una visión integrada de la movilidad territorial significa hoy, entre otras cosas, reconocer que en cada situación hay una mezcla de
migración permanente, semipermanente, circular, movimientos cotidianos y
otros.
Los movimientos territoriales de la población no son fenómenos aislados
y por ello es necesario que la investigación ponga mucho más énfasis en el aná-
lisis de sus diversas consecuencias para individuos y comunidades, y sus relacio-
nes con una amplia gama de procesos sociales. La movilidad de las personas ha
sido considerada como un indicador de problemas pero también, y esto a me-
nudo queda de lado, constituye un comportamiento que millones de personas
han utilizado y seguirán utilizando para encontrar los medios que les permitan
mejorar sus condiciones de vida.
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