jueves, 6 de junio de 2013

El proceso global de reestructuración capitalista - I

La lógica del mercado libre según el programa neoliberal 
El programa neoliberal afirma que el libre juego del mercado lleva al máxi- mo crecimiento económico2. Se espera que un crecimiento suficientemente alto y sostenido llevará, a su vez, al incremento del empleo y los ingresos de toda la población de las regiones que sean competitivas en el mercado global, no así de las no competitivas, que pueden incluso acentuar su depresión y anomia. Las reformas para liberalizar la economía intentan que en los mercados operen libremente la oferta y la demanda, aumentando la presión para compe- tir entre empresas y entre lugares por las empresas. La hipótesis subyacente es que todo país que quiera participar del mercado global deberá cumplir ciertas reglas del juego, condición, a su vez, para que el capital pueda ingresar atraído por las ventajas de rentabilidad que cada país puede ofrecer, en la confianza de que su cálculo no tiene más incertidumbre que la propia de un juego con múl- tiples oferentes y demandantes que compiten, o las derivadas de eventuales fac- tores extraeconómicos de orden natural (cosechas, inundaciones, etc.)3. 
En teoría, los lugares de un país con políticas nacionales adecuadas a la receta neoli- beral podrán competir a escala global si resisten la competencia de otros luga- res en el mundo. Todo país tiene posibilidades de competir en el mercado global; ninguno que implemente la receta puede quedar en condiciones de desequilibrio diná- mico regresivo, alejándose de manera creciente del conjunto de equilibrios ma- croeconómicos, sociales, políticos y naturales que sustentan una sociedad via- ble*. En lo moral supone que quien propone con fuerza (casi imponiendo) es- tas recetas, las impone en todo el mundo, y que no hay otras fuerzas que las del mercado para avanzar hacia la competitividad por la vía de la innovación, la productividad u otros factores que se traducen en mayor rentabilidad. Todo es- to no se está cumpliendo y, en consecuencia, no hay forma de comprobar empíricamente si se hubiera logrado evitar la espiral regresiva que hoy se manifies- ta en regiones, países y casi continentes de la periferia mundial.

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