jueves, 5 de septiembre de 2013

Arquitectura Alteña: al gusto del dueño

En esa perspectiva los profesionales reconocen en esta segunda publicación que "abordar el tema de la arquitectura pasa por lo general, por acudir a la opinión de los colegiados en el tema. Es decir el colegio de arquitectos o la facultad de arquitectura, sin embargo para hablar de una ciudad como la ciudad de El Alto, por no decir una entre muchas latinoamericanas, cuyas construcciones en su mayoría no han pasado por las manos de los profesionales, con una revisión meramente disciplinar o institucional, parece ser insuficiente para comprender lo que pasa con las propuestas arquitectónicas, producidas en estos medios.

En esa línea nuestra revisión respecto al tema, a pesar de provenir del contexto disciplinar, se hará en su sentido más ámplio. Esto es, sin quitarle el mérito a la producción de arquitectura de autor, veremos lo que sucede con las manifestaciones arquitectónicas de esta ciudad en términos generales", aseguran.

La ciudad de El Alto, tiene una población de origen heterogéneo, esa población ha permitido la generación de distintos tipos de manifestaciones arquitectónicas. A esto se suma el rol institucional, vale decir los hechos arquitectónicos de propiedad de instituciones y que se constituyen de algún modo en referentes arquitectónicos.

Agregan que "por el lado de la Arquitectura Institucional, ésta es proclive a la improvisación y en el caso de existir, es un burdo remedo de la arquitectura occidental.

El Municipio hace muy poco en este ámbito. Amén de un presupuesto muy limitado, que bien podría ser la razón de todos los males de esta ciudad, asumen un rol condicionado. En las escasas intervenciones que promocionan en los medios de comunicación, como promesas de gestión, muestran edificios cuyos diseños se ven carentes de identidad, alguno de ellos con columnata en la portada, como reminiscencia del neoclásico. Si estos edificios son producción de eximios arquitectos, o de los técnicos de turno es una duda que nos queda. Creemos que la práctica de convocar a concurso para las intervenciones de gran magnitud, sería una salida salvadora.

Quizás pueda ser un buen atisbo de búsqueda dentro de esta dinámica institucional, la que nos ofrece el "Bloque Emblemático" de la Universidad Pública de El Alto (UPEA), habría que esperar su conclusión y uso de este equipamiento, como una continuación de la arquitectura de la normal de Warisata de Elisardo Pérez de principios del siglo XX".

Por lo demás, solamente quedan como hitos barriales los campanarios de las iglesias Cristiano-católicas de variados estilos de diseño del Padre Sebastián Obermayer, que cumplen con el cometido funcional pero no con la búsqueda de identidad arquitectónica para esta región andina.

El Palacio Consistorial Quemado también se constituye en un hito urbano, híbrido de estilo: el clásico - moderno que sirve para todos los actos culturales habidos y por haber de una ciudad de un millón de habitantes, en condiciones deplorables de habitabilidad.

"El Alto productivo" (sumatoria de microempresas) no tiene una demostración de "hecho arquitectónico de arquitectura institucional" visible, sólo existe su intención como promesa no cumplida.

El Coliseo o Polideportivo Héroes de Octubre, no da una lectura de código identificable con esta región ni con ninguna otra.

MANIFESTACIONES PRIVADAS

Los cuatro profesionales entrevistados reconocen que "de el lado de la población como manifestaciones privadas, tenemos identificados algunos tipos, por una parte la vivienda parecida a la vivienda rural-urbana, cuya ocupación responde al patrón aplicado en área rural pero circunscrita a terreno urbano, las viviendas de interés social. Las construcciones caracterizadas por su rol eminentemente comercial y por último veremos un estilo que ha caracterizado más aún la arquitectura de esta ciudad. Hacemos referencia a la arquitectura denominada como Arquitectura Emergente, definida por los autores de la investigación: Arquitecturas emergentes en El Alto, El fenómeno estético como integración cultural (Randolph Cárdenas, Edwin Aruquipa, Sandra Sejas, Fundación PIEB). "como elementos mediáticos de una realidad concreta que, expresados en determinados espacios y tiempos, se constituyen en representaciones específicas destinadas a generar interrelaciones y diálogos. Son representaciones que expresan heterogeneidades sociales y culturales, manifestadas en códigos estéticos que buscan hacerse visibles en contextos de globalización", a esta descripción se suma el componente funcional definido por los autores de la siguiente forma:

"Otro factor que va a determinar la forma de la arquitectura emergente, al igual que los otros tipos de arquitectura mencionados, es la función. En los últimos años se ha dado un fenómeno interesante que permite vincular la vivienda con otro tipo de actividades, como el comercio, el entretenimiento y la microempresa.

Este interés, sumado a la falta de espacio en el terreno, ha configurado particularidades en la arquitectura demostrando que lo popular sigue modelos racionalmente pensados y pertinentes a su realidad. Si bien no se aplica al total de las manifestaciones arquitectónicas, un modelo muy difundido corresponde a la siguiente descripción: las dos primeras plantas están destinadas a actividades comerciales y/o entretenimiento (salón de fiestas); el tercero y el cuarto nivel, un área que podríamos llamar neutra, suele estar ocupado por departamentos, que algunas veces son alquilados como oficinas, aunque el fin no sea ése - hemos visto que en muchos casos el fin es dejar esos espacios como herencia a los hijos - y en el último nivel se instala la vivienda del propietario. Esta descripción, si bien se da en muchas arquitecturas, puede variar por diferentes factores como la zona, si ésta es comercial o intermedia, puede incrementar o disminuir la cantidad de niveles y puede reducir funciones, aunque éstas son las más sobresalientes."

Retornando a la pregunta inicial ¿existe una arquitectura en El Alto?, después de lo expuesto, quizás valdría la pena hacernos la pregunta si existe una arquitectura en La Paz, o en Santa Cruz o en otra ciudad del país. Y tal vez en el fondo la pregunta sea, si existe una arquitectura con identidad propia.

Cuando por las principales ciudades del país vemos arquitectura con estilos postmodernos, racionalistas, organicistas, entre otros, respondemos que sí hay arquitectura de estilo procedente de Estados Unidos y Europa; por otro lado algunos sujetos embelesados por la arquitectura "del lugar" o el llamado "regionalismo crítico" pretenden imponer una identidad a base de ciertos elementos constructivos como ladrillos en las zonas cálidas o adobe y colores extractados de la tierra en las zonas de frío. Peor aún, cuando movidos por impulsos ideológicos pretendemos asumir que una figura, un ícono o un isotipo (que ni siquiera llegan a ser estilemas) deben ser referidos como arquitectura andina, indigenista, tiwanacoide o autóctona, estamos, a nuestro humilde parecer, más perdidos todavía; pues el hecho de gustar de un ícono y repetirlo como sello por cualquier superficie no hará que la identidad surja por arte de magia mitológica. Establecer por otro lado los gustos, las aspiraciones, los deseos de la sociedad, pueden acercarnos más a una identidad, que tiene que ver más con un carácter social-cultural que con un análisis morfológico".

En este sentido, resulta que en las ciudades del eje troncal del país, la gente ansía, entre otras aspiraciones, una casa de estilo minimalista, enarbolando a este estilo como punta de lanza en la vanguardia de la arquitectura, cuando en realidad es una mera moda, devenida del estilo internacional de principios del anterior siglo. En términos de arquitectura de vanguardia, encontramos una baraja ilimitada de propuestas de arquitectura contemporánea que agudizan las formas en unos casos, la función en otros o la técnica constructiva, arquitectura pretendida muy incipientemente por las instituciones, mucho menos aún en la ciudad de El Alto. Entonces, la identidad de nuestras ciudades es una mera copia de estilos foráneos, luego la pregunta de si ¿existe una arquitectura con identidad propia? Está quizás a punto de responderse.

La arquitectura llamada Emergente no es tanto el resultado de un estilo o tendencia a diferencia de la arquitectura académica que se establece como vehículo de moda, de destaque, o de marcar presencia, es más bien la evolución de los procesos migratorios, sociales, culturales, económicos y perceptivos del habitante de las alturas. Entre la vanguardia y la moda académicas quedan extraviadas las viviendas que son la vanguardia y la moda propia como expectativa común del alteño, aquella arquitectura que ha sido denominada con una infinidad de términos que tratan de darle rostro o al menos casilla de arquitectura: Arquitectura chola, cohetillo, neohuancarani, cholets, y otras denominaciones más o menos afortunadas.

La respuesta a esta pregunta planteada requiere de un grupo multidisciplinar, la respuesta vivencial de los arquitectos nacidos y que viven en El Alto podrán traducir o trasvasar sus imaginarios. El proceso de la llamada arquitectura emergente continuará, mientras tanto es un referente distinto del planteado por la estética tradicional, por lo tanto, se convierte en un fenómeno estético, arquitectura abigarrada, porque tiene mucho que ver con el rostro urbano que se luce a la vez que le da prestigio al barrio por el deseo de la diferencia, en medio de un recalcitrante trazado urbanístico de damero, más tomado como obstáculo que como ordenador por los usuarios, dueños y amos del diseño.

Quizás finalmente, podamos dar respuesta a las preguntas planteadas de la siguiente manera: "La arquitectura en la ciudad de El Alto se constituye en un espacio complejo en el que se articulan múltiples actividades, significados, actores, capitales, tanto económicos como culturales. Esto permite que se produzca una arquitectura innovadora que, aunque no sea reconocida por la academia, se sigue y seguirá produciendo, reivindicando silenciosamente la identidad de sus propietarios".

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