El cobre sirve también algunas veces para cubrir los edificios públicos, y los antiguos hicieron de él los clavos que vulgarmente se llaman espigas, los cuales mendos y emplomados en la piedra de abaxo y en la de arriba, las mantienen juntas en
su lugar.
Así mismo se hacen de cobre las grapas que retienen unidos los .sillares. Es-
tas grapas y clavos aprovechan para que las piedras de un edificio, que por necesidad
han de ser muchas, estén unidas y encadenadas, de modo que formen un solo cuerpo , y por tanto mucho mas firme y durable. También se suelen hacer de hierro di-
chas espigas y grapas: pero los antiguos por lo común las hicieron de cobre, porque
no se consumen tanto del tiempo, como menos expuestas á tomarse de escoria.
Fundieron igualmente de este metal las letras para las inscripciones que se suelen poner
en los frisos de los edificios; y se lee que del mismo fueron las cien puertas de Babilonia , y las dos columnas de Hércules que había en Cádiz, altas ocho codos.
Se tiene por mejor el cobre que sacado de las minas y derretido al fuego queda
de color roxo tirante al amarillo, y su masa brescada como esponja; lo cual indica
que está puro y sin heces. El cobre se caldea como el hierro, se derrite y funde: pero puesto en hornos muy activos no puede sufrir la violencia del mucho fuego, y se
consume totalmente.
Aunque es duro, como maleable cede al martillo, y se reduce
y dilata hasta en tenuísimas hojas. Conservase bien en pez derretida; y aunque no se
toma del orin como el hierro, cria sin embargo su particular escoria, que llamamos
cardenillo, singularmente si toca cosas acres y líquidas.
De este metal mezclado con
estaño, plomo ú latón (que también es cobre) colorado con tierra cadmía, se hace
un mixto llamado bronce, del cual se sirven mucho los Arquitectos para construir
basas, columnas, capiteles, estatuas y cosas semejantes. Vemos en Roma en la Iglesia de
San Juan in Luterano cuatro columnas de bronce, de las cuales una sola tiene capitel.
Hízolas fundir el Emperador Augusto del metal de los rostros ó proas de las naves Égipcias que cogió en la victoria contra M. Antonio '3. Quedan también en Roma cuatro
puertas antiguas de bronce, á saber la de la Rotunda, que en otros tiempos fue el Panteon: la de San Adriano que fue el templo de Saturno la de San Cosme y San Damian que fue templo de Castor y Polux, ó de Rómulo y Remo; y la de Santa Inés
fuera de la puerta Viminal sobre la via Numentana. Pero la mas hermosa de todas
ellas es la de la Rotunda, en la cual quisieron sus artífices imitar el metal Corintio
en que prevaleció la amarillez del oro que contenía. Leemos que cuando Corinto fue
destruida y abrasada, se fundieron y ligaron en una masa el oro, la plata y el cobre;
y esta casualidad compuso la mezcla de tres especies ó grados de metal que después
llamaron Corintio: una de estas especies en que prevaleció la plata quedó blanca, y
muy cercana á la plata misma en el color y lustre: otra en que prevaleció el oro quedó
amarilla y del color suyo; y la tercera fue la que participó igualmente de todos tres
metales. Estas tres especies de metal Corintio han sido después imitadas de diversos
modos por los artífices.
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