martes, 9 de noviembre de 2010

Pabellón para la Feria de Muestras Helsinki. 1921 (II)

Una gran torre, presumiblemente de planta cuadrada y coronada por un pináculo
desproporcionadamente pequeño, preside el palacio desde una esquina del conjunto. Atendiendo a la planta, dos volúmenes en forma de U encerraban un claustro rodeado por columnas, en cuyo interior, podemos aventurarnos a decir, podía haber un jardín, quizás arbolado.
El solar estaba situado en la esquina de Rautatiekatu y la futura calle que atravesaría el parque Eläintarha. Algunos analistas de la obra de Aalto, como Göran Schildt, advierten la reminiscencia exterior con el ayuntamiento de Estocolmo del arquitecto sueco Ragnar Östberg5. Es cierto que entre los dos proyectos hay una similitud volumétrica y que los pináculos que coronan las esquinas de las torres son similares, por lo que afirmamos sin dudar que la obra de Östberg fue interpretada por Aalto en su proyecto PFC.
Asimismo, la influencia neoclásica, como se puede apreciar, es muy notable en esta obra, hecho que no es de extrañar, dada la juventud y falta de experiencia (tanto constructiva como en el conocimiento de otras arquitecturas internacionales) de Aalto. Hay que sumar, además, el intenso clima neoclásico dominante en los principales círculos artísticos escandinavos
y la admiración que Aalto sentía por los grandes maestros escandinavos del momento, que se
movían en un clasicismo ecléctico.
Gaia Remiddi en un estudio reciente sobre Aalto y el clasicismo nórdico, relaciona
los espacios definidos por los edificios públicos de la década de los veinte con la investigación de la idea de lugar. Esta idea, dice, se manifiesta a través del diseño que mostrará una voluntad de establecer relaciones espaciales con lo artificial (construido por el hombre) y lo natural (la naturaleza virgen finlandesa). Precisamente la forma en U responderá a este deseo de relación arquitectura-naturaleza.
A través de este primer trabajo, comprobamos también cómo la búsqueda en sus viajes de las mejores arquitecturas fuera de su país es fuente de inspiración y reflexión para su tarea. Aalto rastrea, en la medida que le es posible, el panorama arquitectónico vanguardista próximo y automáticamente lo interpreta en una nueva obra, aunque todavía aquí demasiado miméticamente; pero ello se consolida sin duda, como un inicio firme y nada banal en el desarrollo de su pensamiento, que vendrá caracterizado sobre todo por la constancia, perseverancia y perfeccionamiento de sus primeras ideas6 formadas básicamente en sus años de adolescente, cuando vivió en Jyväskylä, y en sus años de estudiante en Helsinki. De ambas experiencias se consolidará una fuerte personalidad a la que únicamente tendrá que ir adicionando material dentro de su sensibilidad cultural innata.
Será conveniente tener en cuenta desde esta primera obra suya sus escritos7 iniciales realizados durante ese mismo año, en los que se evidencian de forma incuestionable sus verdaderas inquietudes y forma de pensar, que lejos de cualquier interpretación personal, por certera que esta sea, nos acabarán proporcionando un acercamiento fidedigno a Alvar Aalto.

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