martes, 19 de abril de 2011

INTRODUCCIÓN. HECHOS URBANOS Y TEORÍA DE LA CIUDAD (V)

Así, en el curso de esta obra hago referencia a autores de procedencia diversa e intento considerar algunas tesis que creo fundamentales independientemente de su calificación. Los autores de que me valgo no son demasiados, considerando la masa del material disponible; pero aparte de la observación general de que un libro o un autor forman parte concretamente de una investigación y su punto de vista constituye una contribución esencial a esta investigación o si no el citarlos no tiene ningún significado, he preferido comentar la obra de algunos autores que creo en todo caso fundamentales para un estudio de este tipo. Las teorías de algunos de estos especialistas, cuyo conocimiento me es por otra parte familiar, constituyen las hipótesis mismas de esta investigación. Cualquiera que sea el punto de partida desde el que queramos iniciar los fundamentos de una teoría urbana autonoma, no podemos prescindir de su contribución.
Quedan, naturalmente, fuera de la discusión que aquí emprendemos algunas contribuciones que son fundamentales y que serán aprovechadas: así las profundas intuiciones de Fustel de Coulanges, de Mommsen y de otros.
Sobre el primero de esos autores me refiero particularmente a la importancia dada por él a las instituciones como elemento realmente constante de la vida histórica y a la relación entre el mito y la institución misma. Los mitos van y vienen sin interrupción de un lado para otro. Toda generación los explica de modo diferente y añade al patrimonio recibido del pasado nuevos elementos. Pero detrás de esta realidad que cambia de una época a otra hay una realidad permanente que en cierta manera consigue sustraerse a la acción del tempo. En ella tenemos que reconocer el verdadero elemento por ador de la tradición religiosa. Las relaciones en que el hombre llega a encontrarse con los dioses en la ciudad antigua. el culto o que les rinde, los nombres con los cuales los invoca, los dones y sacrificios que les debe son todo ello cosas unidas a normas inviolables. Sobre ellas el individuo no tiene ningún poder.
Creo que la importancia del rito y su naturaleza colectiva, su carácter esencial de elemento conservador del mito constituyen una clave para la comprensión del valor de los monumentos y, para nosotros, del valor le la fundación de la ciudad y de la trans-misión de las ideas en la realidad urbana.
En efecto, doy en el presente esbozo de teoría urbana gran valor a los monumentos; y me detengo a menudo a considerar su significado en la dinámica urbana sin encontrar ninguna solución completamente satisfactoria. Este trabajo tendrá que ser llevado adelante; y estoy convencido de que al hacerlo así será necesario profundizar la relacion entre monumento, rito y elemento mitológico en el sentido indicado por Fustel de Coulanges.
Puesto que el rito es el elemento permanente y conservador del mito, lo es tambien el monumento que, desde el momento mismo que atestigua el mito, hace posibles sus formas rituales.

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