sábado, 11 de febrero de 2012

Metamorfosis urbana arquitectónica de la Villa de San Felipe de Austria

La ciudad de Oruro, denominada como "Villa de San Felipe de Austria", lugar histórico donde se gestó la Revolución del 10 de Febrero de 1781, durante toda su historia sufrió una serie de transformaciones en la morfología de su urbanismo y su arquitectura, metamorfosis que en realidad siempre se fundamentó en la actividad comercial

A diferencia de la fundación de las primeras villas de españoles en América, del siglo XVI que lo fueron sin proceso administrativo, previo e invariablemente por capitanes, militares, Oruro fue resultado de 18 meses de trámite y por un oidor y un togado.

Fue una fundación civil y de derecho, ajustada al máximo a las ordenanzas reales sobre fundaciones. Tampoco cambió de lugar o fue refundada como se hizo en varios poblados americanos desde México hasta la Argentina; en el territorio de Charcas, Nuestra Señora de La Paz o Santa Cruz de la Sierra.

La finalidad o justificación para la fundación de villa en el asiento de minas de San Miguel de Oruro fue esencialmente económica, centrada en la extracción, tratamiento y exportación de metales nobles a la metrópoli, beneficiándose la Corona con quintajes y diezmos, es decir ingresos.

La ciudad fue fundada el 1 de noviembre de 1606, por el Oidor de la Real Audiencia de Charcas Manuel de Castro y Padilla, como un centro minero de plata en la región de los Urus y se denominó como "Villa de San Felipe de Austria" en honor al monarca español Felipe III.

El actual Oruro, en primera instancia fue diseñada por ingenieros españoles, en forma de damero, respetando por ese entonces los nuevos sistemas urbanos europeos de aquella época (Siglo XVII). A tal efecto se mandó destruir aquellos caseríos construidos a finales del Siglo XVI.

La planificación urbanística en damero, resulta ser un plan hipodámico o trazado hipodámico, que organiza un asentamiento humano mediante el diseño de sus calles en ángulo recto, creando manzanas (cuadras) rectangulares. El apelativo hipodámico proviene del nombre del arquitecto griego Hipodamo de Mileto (en griego: Hippodamos), considerado uno de los padres del urbanismo cuyos planes de organización se caracterizaban por un diseño de calles rectilíneas y largas que se cruzaban en ángulo recto.

Se utiliza un plano urbano llamado plano ortogonal, equirrectangular, en cuadrícula o en damero. Las ciudades que presentan este tipo de planeamiento urbano tienen una morfología urbana perfectamente distinguible en su trazado viario.

Pasaron los años y Oruro, después de haber sido fundada en la Plaza de Armas, fue dejando de ser una aldea para entrar en un proceso vertiginoso de crecimiento poblacional y urbano.

La ciudad se expande del denominado casco viejo de la ciudad hacia los alrededores, especialmente hacia el norte, donde se planifican las construcciones modernas conservándose el barrio indígena de la antigua ranchería.

La idea de convertir la antigua Oruro en una ciudad moderna y cosmopolita cobra cada vez más importancia, no solo por las instituciones, sino que impacta sobremanera en la vida cotidiana de la población que ve como, con la llegada de los extranjeros y con ellos, de la modernidad, van cambiando sus costumbres.

La imagen de lo que debía ser sociedad moderna al estilo de las ciudades europeas pegó hondo y estuvo caracterizado por un ideal que tenía como a una de sus principales metas la reglamentación y el orden de la vida de la ciudad y de la vida cotidiana tomada como condición para la modernidad.

Para el día de su fundación, Oruro ya contaba con 15.000 habitantes entre mineros españoles, criollos, negros e indígenas Uru, quechuas y aymaras, en este contexto el alza y baja de los precios de la plata, en los siguientes siglos, condicionó el crecimiento o estancamiento de la villa.

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Esta metamorfosis permanente, alcanzó otros niveles de configuración, al concluir la década del 80, con cambios notables en los 90, pues los asentamientos humanos, ya presentaban otras características desde las tipologías de la viviendas.

En este contexto y para aclarar este proceso, recurrimos a conceptos del arquitecto, Boris Medina Campuzano, sostiene que en esta nueva década y a inicios del año 2012 estamos viviendo una profunda crisis urbana, producto de la ausencia de planificación de parte del Gobierno Municipal de Oruro.

"Me refiero a que Oruro siendo ciudad capital hasta hoy no cuenta con un Plan de Ordenamiento Urbano y Territorial, instrumento estratégico de desarrollo exigido a los municipios por la nueva Constitución Política del Estado (CPE), la Ley de Municipalidades y la Ley Marco de Autonomías y Descentralización, tema lamentablemente incomprendido e incumplido por las actuales autoridades", puntualizó Medina.

El contexto urbano actual, viene sufriendo acelerados cambios producto, tanto, del crecimiento geométrico de la actividad económica basada en el comercio formal e informal (el contrabando) que genera fuertes flujos de recursos económicos y gran demanda de bienes inmuebles de parte de sus actores, lamentablemente sin planificación ni criterio técnico adecuado; como también, de rápidos procesos de crecimiento espontaneo de las áreas periurbanas producto del asentamiento de miles de familias migrantes procedentes de zonas rurales del departamento y de varias poblaciones del norte de Potosí.

Boris Medina, manifiesta que esa gran actividad económica comercial a aportado notoriamente a la crisis, el sistema funcional de la estructura urbana se ha visto colapsado por el gran congestionamiento vehicular sumado a la falta notoria de educación vial de los conductores y de los peatones, por el desorden del transporte público y la falta de control efectivo de la Alcaldía Municipal, que según la Constitución Política del Estado tiene la competencia exclusiva de regular el tráfico vehicular y mantener en estado adecuado y controlado el sistema viario de la ciudad.

A la vez, el crecimiento descontrolado del comercio informal a generado asentamientos comerciales en cualquier calle de la ciudad, como si fuera un gran mercado, cuyas vías invadidas por esos comerciantes han despojado al peatón la posibilidad de libre circulación, más bien arriesgando su seguridad. Por otra parte, la indicada demanda inmobiliaria denota un auge de la construcción, en la mayoría de los casos, de inmuebles que sobrepasan los cuatro pisos de altura, lamentablemente con relativo valor estético y en muchos casos incumpliendo normas edificatorias contenidas en el vigente Plan Regulador, afectando así de gran manera al paisaje urbano de la ciudad con propuestas morfológicas de mal gusto y sin identidad.

"No se puede desconocer que dicho -boom- de la construcción viene generando flujos grandes de capital y un movimiento económico interesante que podía ser mejor aprovechado si se enmarcara en un proceso sostenible de planificación urbana", analiza Medina.

En el otro lado, se presenta el problema de los barrios periurbanos, grandes extensiones de terreno que han sido "invadidos" por miles de familias en la mayoría de costumbres no urbanas, generando asentamientos no planificados, sin servicios básicos y menos regulación edificatoria, en gran porcentaje aparecen conjuntos de viviendas precarias con bajos niveles de habitabilidad; aspecto agravado por múltiples casos de "avasallamiento" por grupos y personas dedicadas al negocio inmobiliario informal, es decir a lucrar con lo que no es suyo.

"Ni que decir de su imagen urbana, no existe la estética y el paisaje denota una gran -aldea- poco adecuada a una ciudad capital de departamento; sin embargo su existencia es real, su extensión es muy grande y su consolidación es irreversible, por tanto lo que queda es que las instancias ejecutivas y técnicas de la Alcaldía inicien un proceso concertado de reordenamiento urbano y de regularización de estos barrios, como dije al principio, esto solo será posible con la urgente elaboración y puesta en marcha de un Plan de Ordenamiento Urbano y Territorial, adecuadamente administrado", concluyó el arquitecto Boris Medina Campuzano.

Con estos conceptos, se puede deducir que la denominada Villa de San Felipe de Austria, ahora Oruro, tuvo sus momentos de gloria como ciudad capital, pero, prácticamente desde la década del 90, presentó una serie de desconfiguraciones urbano arquitectónicas, en detrimento de la morfología de este espacio urbano, conflicto que debe ser solucionado por las instancias pertinentes, tomando en cuenta el carácter batallador de los habitantes originarios de la alta y digna tierra de los Urus, ubicada en pleno altiplano boliviano a 3.706 metros sobre el nivel del mar, pobladores que tienen en la sangre un espíritu conlleva insurreccionario, que se remonta al momento histórico del 10 de Febrero de 1781, cuando se determinó liberar al territorio orureño y por ende a la Patria que ahora es conocida como Bolivia, constituyéndose en la primera gesta revolucionaria de toda América.

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