lunes, 7 de mayo de 2012

Nueva York vuelve a tocar el cielo

Durante más de una década el paisaje neoyorquino ha estado huérfano, pero la Torre de la Libertad acaba de desbancar con arrogancia al viejo Empire State y se dispone a ocupar el espacio de las desaparecidas Torres Gemelas.

En la “Zona Cero”, sobre las cenizas de los atentados terroristas más brutales de la historia, esta semana sobrepasó al edificio de 82 años en el que se hiciera fuerte King Kong. Fueron simplemente un par de vigas de metal, las traviesas con las que comienza la construcción del piso 100. Con ellas la estructura a mediohacer supera ya oficialmente los 381 metros del abuelo de los rascacielos, que se ha tomado la competencia con deportividad. “El edificio de oficinas más famoso del mundo, antecesor de todas las supertorres, da la bienvenida al nuevo y más alto primo en la línea del horizonte”, anunció el operador del Empire State en un comunicado. “Te hemos visto crecer y ahora te saludamos”.

Cuando se complete la planta 104, una antena se alzará hasta los 541 metros de altura, lo que le convertirá en el edificio más alto de EEUU, por encima de las Torres Sears de Chicago; pero es que todo lo que tiene que ver con la Torre de la Libertad es simbólico y desafiante.

El tiempo había sido cuidadosamente calculado para coincidir con el aniversario de la muerte de Osama bin Laden, el hombre que ordenó los atentados. El mensaje estaba claro: diez años después, Bin Laden está muerto mientras que EEUU es más alto y más fuerte que nunca.

Como todos los fanfarrones, su poder se mide por el tamaño y por la influencia de los símbolos. Utilizando la vara de medir americana, el nuevo coloso alcanzará los 1.776 pies de altura, en homenaje al año en que EEUU se independizó de la corona británica. Con ello sobrepasará en 408 pies a la más alta de las Torres Gemelas, la Torre Norte, que aunque también tenía 110 pisos, creció dos metros con una antena de televisión.

Todo el mundo sabe que los símbolos son huecos pero poderosos. Por eso la primera piedra del que se llamará World Trade Center 1, aunque se erija sobre los restos del World Trade Center 6, se puso el 4 de Julio de 2004, Día de la Independencia del país, aunque las obras no comenzasen hasta dos años más tarde.

Poco queda del diseño original del arquitecto Daniel Libeskind, que ganó el concurso público en 2002, apenas un año después de que cayeran las Torres Gemelas. Como reconoció el alcalde Michael Bloomberg, el nuevo edificio nunca será el más alto del mundo, pero sí “la construcción más compleja que haya existido nunca en ninguna parte”, remachó.

NEGOCIO DE OFICINAS

A los sentimientos encontrados de las familias de las 3.000 víctimas, que lo consideran el camposanto de sus seres queridos, se han sumado las demandas de las aseguradoras, la Policía, los bomberos y, sobre todo, el hombre que alquiló el World Trade Center para los próximos cien años poco antes de los atentados. Larry Silverstein echaba en falta en el nuevo diseño, que solo iba a tener originalmente 82 plantas habitables, 280 mil metros cuadrados de oficinas, una suculenta tajada del pastel para el empresario que las alquila en una de las ciudades más caras del planeta.

Para satisfacerlo, desaparecieron los jardines flotantes por encima del tejado -que habían sido concebidos como ´jardines en el cielo´-, así como las celosías huecas que aireaban las plantas. El aspecto pesado que cobró la estructura etérea de Libenskind a manos de Silverstein, acabó solidificado con forma de búnker por la Policía: determinó que las primeras 20 plantas -o 57 metros- debían ser de cemento macizo y sin ventanas, para proteger el edificio de un coche bomba o cualquier ataque desde la calle.

El autor se ha resignado en silencio a estas aberraciones porque, entre otros superlativos, la torre 1 del World Trade Center será también el edificio más caro del mundo, a razón de 3.900 millones de dólares.

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