Expusimos en el Libro pasado las cosas que nos han parecido mas de considera-
ción en la construcción de los edificios públicos y casas particulares, para que sean
hermosos, agradables y duraderos: ademas, hemos dicho algo sobre la comodidad
de las casas privadas, de la qual ha de tratar principalmente este Libro segundo. Y
porque cómoda se deberá llamar aquella casa que será conveniente y acomodada á
las circunstancias de quien haya de vivir en ella, y cuyas partes corresponderán al to-
do y entre sí mismas, por tanto deberá el Arquitecto advertir en ellas lo que Vitru-
vio dice en sus Libros primero y sexto, á saber, que para grandes Señores, especial-
mente los de la República, corresponden casas con galerías, y salas espaciosas con
buenos ornatos, á fin de que puedan estar con placer en ellas las personas que espe-
ran al dueño para saludarle ó pedirle algún favor ó gracia. A las personas de menor
grado también convienen casas menores, menos suntuosas y no tan adornadas.
A
los Juristas y Abogados se les harán las casas de forma que haya piezas para pasear
y bien adornadas, á fin de que los litigantes aguarden alli sin molestia. Las casas pa-
ra Mercaderes tendrán almacenes donde guardar los generos y mercaderías, puestos
á la pane del norte, y construidos con tal seguridad que no teman sus dueños asal-
tos de ladrones.
En orden á la fábrica se guardará el decoro quando las partes de ella correspon-
derán al todo, de manera que en los edificios grandes lo sean también sus partes,
pequeñas en los pequeños, y medianas en los medianos. La razón es, porque cierto
seria cosa muy fea y desconveniente que en una fábrica grande fuesen reducidas las
piezas; y al contrario, si un edificio pequeño se reduxese todo á dos ó tres piezas
grandes. Por tanto debemos atender lo mas que podamos el estado de los que quieren edificar: no digo á lo que sus fuerzas alcanzan, sino á la calidad de la fábrica
que les corresponde. Luego que la hayamos elegido dispondremos sus partes de manera
que convengan con el todo y entre sí mismas; aplicandolas ademas los competentes
adornos. No ignoro que los Arquitectos se ven las mas veces obligados á acomodarse á la voluntad y gusto de los que gastan su dinero, y no pueden hacer lo que
quieren y convenia.
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