lunes, 22 de abril de 2013

ARQUITECTURA | EL ARQUITECTO FRÍAS TUVO UNA CORTA PERO PROLÍFICA CARRERA. SOBRE ELLA, ACABA DE SER PUBLICADO UN LIBRO.

El arquitecto Jorge Alfonso Frías Terán, nació en Oruro en 1944 y murió en La Paz en 1981. Bachiller del colegio San Calixto, ingresó a la Facultad de Arquitectura de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) en 1963 y se tituló en 1967. Murió a causa de un cáncer a los 37 años. Sin embargo, en los catorce años en los que trabajó, diseñó y supervisó obras de carácter sobre todo solidario, como la Casa Cuna Matilde Carmona de Busch, su carrera se consolidó como un referente en Bolivia.

A 30 años de su muerte, sus colegas, amigos y familia lo recuerdan como un hombre jovial, honesto, y comprometido con su comunidad.

“Trazó el camino para una “arquitectura con sentido de lugar, una arquitectura coherente con el medio geográfico y con las posibilidades reales de quienes viven o transitan por ella, pero ante todo respetuosa de sentimientos, tradiciones, imaginarios e identidad”, dice la actual rectora de la UMSA, María Teresa Rescala. Frías fue un arquitecto con visión, talento y sobre todo sensibilidad, la que de alguna forma se hace visible en su obra.

ARQUITECTURA CON SENTIMIENTO

Para su proyecto de grado, Alfonso Frías decidió trabajar en el campamento de la mina Matilde, a orillas del lago Titicaca, proyecto del que se beneficiaron más de 5.000 personas. Un año después se inicia en la docencia, casi al mismo tiempo en el que forma una familia con la también arquitecta Cristina Damm Pereira, una de las mayores impulsoras para la publicación de este libro en el que arquitectos de la talla de Gastón Gallardo, Jorge Saravia, Genaro Paiva, Juan Carlos Alberto Barrientos, Javier Fernández y el ingeniero Eduardo David Alcázar, rememoran el trabajo de Frías Terán en base a su producción urbana y arquitectónica, pero también en su calidad de ser humano. El libro fue editado por la Universidad Mayor de San Andrés bajo la coordinación de la arquitecta y docente, Cristina Damm.

“Me pide mi amiga Cristina Damm que prologue el libro “Alfonso Frías…”, en este homenaje realizado a tres décadas de su muerte. No sé si soy el más indicado para hablar del Arquitecto, porque en realidad lo que Alfonso fue para mí, era un gran amigo”, dice en el prólogo Ramón Gutiérrez, arquitecto, directivo del Centro de Documentación de Arquitectura Latinoamericana (CEDODAL), e Investigador Superior del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (CONICET), y compañero de estudios del arquitecto boliviano durante sus estudios superiores en España. Ambos, el argentino y el boliviano, vivieron de cerca el tiempo de la dictadura en América Latina. “El Patrimonio, la Historia de la Arquitectura, la Vivienda de interés social y el Planeamiento fueron nuestros temas (de estudio), y sobre este andarivel transitamos en los entusiasmos y las penurias de aquellos años. Cuando Alfonso nos dejó, escribí que había perdido algo de mí mismo, en esa tarea que toda una generación de arquitectos latinoamericanos íbamos construyendo en la esperanza de tiempos mejores donde nuestra arquitectura fuera capaz de testimoniar nuestra identidad cultural, múltiple, variada y enriquecedora.”

“En estos momentos en que diversas voces demandan atención a las necesidades habitacionales de los grupos humanos más desfavorecidos, cobran especial importancia sus innumerables realizaciones, proyectos e ideas, dirigidas a la solución de problemas de la que entonces se denominaba “Vivienda de Interés Social”. Asimismo, los planes reguladores que formuló junto a otros profesionales bolivianos, en la década de los 70, los cuales han sido precursores de la inclusión del patrimonio edificado y el modo participativo, actualmente generalizado, de encarar el ordenamiento territorial y urbano”, dice la arquitecta Damm.

“Una arquitectura con sentido de lugar es coherente con su medio geográfico, historia y tradición; tiene condiciones para ser reconocida como propia, pero también lo es para integrarse a contextos más amplios; es flexible y abierta a las modificaciones de acuerdo con las necesidades y formas de vida cambiantes con el tiempo. Una arquitectura con sentido de lugar es una arquitectura “amable” con el ser humano, contribuye a mitigar sus angustias y al desarrollo social”, explica Cristina Damm.

Junto a ella en varios proyectos, fueron catorce años en los que Alfonso Frías pudo ejercer su profesión hasta su temprana muerte, sin embargo, en esos pocos años marcó el rumbo de la arquitectura boliviana para las nuevas generaciones, quienes podrán encontrar en el libro “Alfonso Frías el arquitecto. Reflexiones sobre algunas de sus obras- Treinta años después 1981-2011”, un modelo a seguir para hacer la arquitectura un trabajo hacia y por los demás.

ALGUNAS OBRAS

Plan Autopista- La Paz
Villa Dolores- La Paz
Edificios Multifamiliares en Av. Busch- La Pz
Bosque de Bolognia- Calacoto Alto.
Edificio Multifamiliar- Inmediaciones del Automóvil Club- La Paz
Vivienda Experimental Prefabricada- Cochabamba
Casa Cuna Matilde Carmona de Busch- La Paz
Conjunto habitacional “Achachicala 165”- La Paz
Hotel Kori Tambo- La Paz.
Urbanización El “Kenko”. El Alto
Urbanización Villamor- Potosí.

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