sábado, 10 de agosto de 2013

En la era digital, ¿más concentración que dispersión? - II

¿Por qué entonces, en un tiempo de rápido crecimiento en la red de cen- tros financieros, en volúmenes generales, y en redes electrónicas, tenemos una concentración tan alta en los mercados de los principales centros? Tanto la glo- balización como el comercio electrónico suponen expansión y dispersión más allá de lo que había sido el dominio limitado de las economías nacionales y del comercio local. En realidad, dada la globalización y el comercio electrónico, uno bien podría preguntarse por qué los centros financieros tienen siquiera al- guna importancia. El peso cada vez mayor de los centros importantes es, podría decirse, un contrasentido. 
El rápido desarrollo de los intercambios electrónicos, la crecien- te digitalización de gran parte de la actividad financiera, el hecho que el sector financiero se haya convertido en uno de los principales sectores en un gran nú- mero de países, y el hecho que es un sector que produce un producto desmaterializado, hipermóvil -todo ello sugiere que la localización no debería impor- tar. En realidad, salir de los grandes centros parecería ser una buena opción da- do el alto costo de operación en los principales centros financieros. 
Además, los últimos diez años han presenciado una creciente movilidad geográfica de exper- tos financieros y de las empresas de servicios financieros. Efectivamente, se ha dado un proceso de descentralización geográfica de ciertos tipos de actividades financieras, animado por asegurar negocios en un número cada vez mayor de países que se integran a la economía global. Muchos de los principales bancos de inversión tienen operaciones en más países de lo que tenían hace 20 años. Lo mismo puede afirmarse para importantes servicios legales y contables y otros servicios corporativos especializados. Y puede decir- se para algunos mercados: por ejemplo, en la década de los 80, todas las opera- ciones básicas de divisas a gran escala se realizaban en Londres. 
Hoy, éstas están distribuidas entre Londres y algunos otros centros (aún cuando el número de estos centros es mucho menor que el número de países cuya moneda se está ne- gociando). Empero, estas tendencias no socavan los actuales patrones de con- centración antes descritos. Desde mi perspectiva, existen al menos tres razones que explican la ten- dencia hacia la consolidación de unos pocos centros antes que una dispersión masiva. He tratado ya, en términos generales, algunos de estos aspectos en la sección anterior referida a las hipótesis que organizan el modelo de la ciudad global.

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