lunes, 6 de enero de 2014

Lo que Apple podría aprender de Mc Donald's

En un momento, la mansarda era la viva imagen de la sofisticación arquitectónica… Francesa… Curva... Rara.

Pero casi 300 años después de que el arquitecto François Mansart asociara su nombre y toda su obra, a sus icónicas cubiertas… llegó McDonald’s.

Luego de unos 50 años que McDonald’s se extendiera, sin descanso, a través de 118 países, sería muy difícil encontrar a un neófito en arquitectura que no equipare instintivamente la icónica losa de doble pendiente con el gigante de la comida rápida.

La estética del diseño de Mansart podría haber permanecido semi desconocido, conservando su prestigio, en lugar de haber sido esparcido por la faz del planeta en decenas de miles de establecimientos.

El diseño fue adoptado a finales de 1960 después que el presidente de McDonalds, Ray Kroc, comenzó la búsqueda de una arquitectura tradicional sana para reemplazar el diseño modernista impresionista del arquitecto Stanley Clark Meston, que estaba en uso a lo largo de la década de 1950.

El diseño de Meston estaba impregnado del futurismo; Kroc buscó proyectar en sus restaurantes de comidas rápidas nuevos alimentos disponibles a lo largo de las nuevas autopistas interestatales. Pero Kroc recibió reiteradas denuncias. El arco era demasiado grande. El diseño demasiado estridente. Kroc necesitaba que sus restaurantes llamaran la atención, no que chillaran –para así atraer a clientes con una buena cara por los bajos precios de sus hamburguesas.

Así llego la introducción En 1968 de la losa de doble pendiente. Alcanzó el equilibrio justo: acogedor, pero con un toque de lo clásico. Sano. Sencillo. Inmediatamente reconocible.

Pero después de cuatro décadas, lo que una vez había hecho McDonald familiar y acogedor llevó a una baja en el mercado, una abrumadora sordidez idéntica que disminuía a la marca.

Así, en los últimos años, la compañía comenzó una serie de esfuerzos de rediseño. Los resultados han sido comparados con Starbucks y “prison for kids.”

Un avance rápido hasta el 19 mayo de 2001. Apple Inc. inaugura su primer par de puntos de venta, en los centros comerciales de los suburbios de Los Ángeles y Washington DC. Integro. Sencillo. Reconocible al instante... y, sin embargo, de alguna manera refrescante y futurista.

Hoy en día, la tienda de Apple es la columna vertebral de las ventas del iPhone en particular, y su rentabilidad en general. La compañía planea duplicar sus localizaciones a 400 y pico en los próximos dos años, y el mes pasado trajo al ex jefe de Burberry, Angela Ahrendts, en parte para satisfacer la demanda de China.

Como Una marca de lujo, Apple puede no temerle a las asociaciones dirigidas al mercado popular provocadas por miles de restaurantes 'drive-thru' abuhardillado casi idénticos.

Sin embargo, Apple tendrá que lidiar con el hecho de que su evidente reconocimiento eventualmente desaparecerá de las cajas brillantes, estériles, de vidrio que definen su estética en el mercado de venta al por menor.

Desde el principio, algunos sobre todo el New York Times, han encontrado a los diseños del Apple Store "sosos".

Su arquitectura ha atraído más críticas en los últimos tiempos, impulsando el planeado rediseño de la tienda en San Francisco Union Square.

Ya parece enteramente posible que lo que alguna vez fue considerado tan llamativo y original de cada local Apple con sus brillantes siluetas blancas, metal pulido y ángulos afilados –un estilo tan característico que Apple lo hizo su marca registrada- podría parecerle a los clientes como estéril e imponente. Hay un par de lecciones para Apple en la historia de la arquitectura de McDonald’s:

1)Todo se vuelve antiguo.

2)El cambio es algo inevitable.

Esperemos que la compañía este planificando a futuro con esta nueva camada de locales. Caso contrario, el destello de Apple pronto podría no ser más llamativo y único que los Arcos Dorados.

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