En su estado actual, la economía de los sectores populares, o el conjunto de pa-
trones predominantes de respuesta de los trabajadores y sus organizaciones de
reproducción, refleja una situación de fragmentación, variabilidad, inestabili-
dad y anomia.
Por otro lado, el descreimiento acerca de las posibilidades de re-
currir a la justicia o a los poderes políticos para sancionar o rectificar el incum-
plimiento de derechos elementales, violados sistemáticamente por el sistema de
mercado como criterio de asignación de recursos, impulsa a la microacción di-
recta por la supervivencia y al desprecio por los mecanismos institucionales de
defensa colectiva de tales derechos.
Así, se verifica crecientemente que la búsqueda de algún tipo de recursos
o de algún trabajo' para obtener algún ingreso, y el uso más económico en el
corto plazo de los ingresos obtenidos y los recursos poseídos para la superviven-
cia constituyen una base de explicación plausible para predecir o interpretar los
comportamientos, combinando hipótesis aparentemente contradictorias como:
• la lucha darwiniana entre personas y hogares por:
acceder a trabajos asalariados crecientemente precarios,
captar parte del mercado para colocar sus servicios independientes -
llegando a situaciones de franco canibalismo como es el caso de los
vendedores ambulantes o transportistas en tantas ciudades latinoame-
ricanas-,
recibir recursos o paliativos aceptando formas atentatorias de la inte-
gridad de los ciudadanos (tener que aceptar como modo recurrente
de vida la limosna o la beneficencia, admitir paquetes de ayuda o fa-
vores en los términos del clientelismo político, participar en redes cri-
minales, prostitución, drogadicción, alcoholismo, etc.)
ejercer o defender directamente derechos elementales violados por el
mercado (ocupación de espacios y tierras públicas, saqueos de comer-
cios, bloqueo de calles y rutas para dar peso a justas reivindicaciones
particulares, etc.);
• el incremento del trabajo doméstico, para encarar necesidades que ya no
pueden resolverse a través del mercado por falta de ingresos (autocons-
trucción de vivienda, costura, cocina, cuidado de miembros dependientes
de la familia, etc.);
• la participación en redes de solidaridad, de ayuda mutua, de trueque de
productos y servicios, etc.54
• la amplificación de las actividades colectivas de trabajo reproductivo so-
cial no remunerado: autogestión colectiva del hábitat y de ciertas obras de
infraestructura, la salud, educación, seguridad, etc. (dependiendo de la
cultura local).
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